El "cremaet" también es para el verano

Dos negocios de la Ribera han versionado el tradicional café con licor para convertirlo en una opción rescante tanto como bebida o postre 

Lara Guerrero y Sergio Santamaría han revolucionado las redes con su versión del  ‘cremaet’.

Lara Guerrero y Sergio Santamaría han revolucionado las redes con su versión del ‘cremaet’. / Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

El almuerzo es mucho más que ingerir alimentos, ya que en él subyace un claro componente de socialización. Es habitual poner fin a este ágape matutino con un café y en tierras valencianas, el rey indiscutible es el ‘cremaet’. Aunque con la llegada del verano, puede resultar menos apetecible. Por ello, dos negocios visionarios de la Ribera le han dado un giro para convertir el famoso café con alcohol quemado en algo refrescante. Se trata del obrador alzireño Pepina Pastel y el restaurante de Algemesí La Mesedora, que han elaborado una tarta y un licor que recuerdan al ‘cremaet’ tradicional pero es apto para un consumo placentero en plena canícula. 

Ambas empresas de la Ribera han destacado, en su corta pero exitosa trayectoria, por su creatividad. En el caso de La Mesedora, este año ganó el concurso de ‘cremaets’ de Xeraco, precisamente, en la modalidad más innovadora. «El ‘cremaet’ es un tipo de café que apetece más en invierno, en verano es más probable que uno se decante por otras opciones. Así que nos presentamos al Fiescrem, el concurso de Xeraco, con la intención de presentar una versión más estival. Mi hermano, el alquimista de la Mesedora, y yo nos pusimos a darle vueltas y llegamos al ‘gelaet’. Se compone de la misma base de licor y polvo dorado que utilizamos en el ‘cremaet’, pero lleva también una crema de mascarpone, después le ponemos cacao y café. A nivel de sabor recuerda a un tiramisú, pero líquido», explica Sergio Santamaría, una de las mentes pensantes detrás del popular restaurante de Algemesí. Aunque su versión convencional del ‘cremaet’ también es innovadora y causa furor en internet. «Nuestro ‘cremaet’ es muy equilibrado, tiene un ligero sabor a vainilla, toques acaramelados y una mezcla de distintos licores que hace que le pueda gustar tanto al que le gusta un ‘cremaet’ de ron como uno de coñac. Además, el colorante alimenticio dorado lo hace muy goloso para compartirlo en redes sociales. Ya no sabemos si la gente lo pide porque le gusta o porque quiere hacerle fotos», asegura.

Prueba y error

Una idea similar pasó por la cabeza de Lara Guerrero, que creó Pepina Pastel junto a su madre, Pepa. «El ‘cremaet’ está de moda, al menos esa es la sensación que nos da. Intentamos hacer una análisis de las tendencias del consumidor y vimos que cada vez se pide más, la gente hace rutas de ‘cremaets’… Así que nos planteamos crear la tarta de ‘cremaet’», argumenta Guerrero. Aunque no fue sencillo. «Hacer una tarta con sabor a ‘cremaet’ es muy complicado, hemos estado más de tres meses haciendo pruebas hasta dar con la versión definitiva. Y a punto de lanzarla llegamos a cambiar la fórmula porque consideraba que tenía que tener un mayor sabor a alcohol. Es una tarta y nunca va a ser como beberse uno, tienes ingredientes como la nata, por ejemplo, que te puede matar el sabor del café o del alcohol, pero tienes que conseguir que cuando una persona la pruebe le recuerde a eso. A pesar de que no es un producto para todos los públicos, por llevar alcohol, ha sido todo un éxito. Me da mucha satisfacción personal cuando le has dedicado tanto tiempo y esfuerzo a una tarta nueva y el cliente la recibe con el mismo amor que tú le has puesto a la producción», comenta sobre el proceso de desarrollo de la tarta de ‘cremaet’.

Turismo gastronómico

Para ambos, además, hay un componente que va más allá de la constante necesidad de reinventar la rueda para satisfacer las necesidades y los caprichos de un público que tiene a su alcance más productos de consumo que nunca antes en la historia. A ambos empresarios les une su vocación por divulgar las costumbres más arraigadas en el ADN valenciano. «El ‘cremaet’ es el colofón perfecto para un buen almuerzo y para nosotros es un producto que significa cultura, tradición y respeto por nuestras raíces. A finales del año pasado y a principios de este fuimos dos veces Madrid. Una al Congreso de los Diputados para promover el almuerzo y otra a Fitur. La idea era presentar Algemesí y la Ribera como un destino turístico gastronómico, se trabaja mucho en el tema del arroz, pero se pensó que también podemos exportar la experiencia del almuerzo a nivel turístico», expone Santamaría. Una filosofía que también comparte Guerrero: «En Pepina siempre tenemos claro que somos valencianas, de la ‘terreta’. Por mucho que vendamos a nivel nacional, nuestro objetivo es el de dar a conocer nuestra cultura. Una vez, una persona me dijo: ‘Ay, si hubiera una València en cada punta de España, qué rica sería València’. Y eso intentamos hacer».