Opinió

En defensa de la política que mejora la convivencia

Carles Arques

Carles Arques / Levante-EMV

Carles Arques

Carles Arques

El nivel de odio, crispación e incluso el insulto provocado por sectores muy reaccionarios de la sociedad ya pone en peligro el marco de convivencia entre diferentes que consagró la Constitución hace 45 años y la responsabilidad nos corresponde ejercerla a a todas las personas demócratas. 

Vivimos en una época convulsa y de cambios a velocidad relámpago. Como dijo Bauman, la sociedad moderna se ha vuelto líquida. Los acontecimientos suceden más deprisa que la valoración de los hechos y sin tiempo para medir las consecuencias. Existe una grave crisis populista y antidemocrática en toda la UE y el mundo que pone en cuestión el funcionamiento de las democracias más sólidas. Las últimas elecciones en Argentina y Países Bajos están demostrando el amplio apoyo de la ciudadanía a los fenómenos populistas. La crisis del Estado de Derecho es una de las mayores preocupaciones para la gobernabilidad institucional y las redes sociales y determinados medios de comunicación colaboran en alimentar la ola populista. 

Estos días vemos como aquellos que siempre han alardeado de constitucionalistas son los primeros que no cumplen con la Carta Magna. El Consejo General del Poder Judicial en España lleva desde el 2018 en funciones y con el mandato caducado porque el principal partido de la oposición se ha atrincherado en esta ola populista que recorre el mundo. Todas las voces autorizadas sobre la materia coinciden en señalar la anomalía democrática y el ataque al estado de derecho mediante el incumplimiento del acuerdo de renovación del CGPJ por parte del PP.

La máxima de los populismos siempre será la de confundir, crispar y enfrentar en tiempos de crisis para pescar en río revuelto. El populismo ha penetrado en toda la sociedad y algunos medios ayudan a contaminar. Frente a eso, quiero hacer una defensa de la política, la gestión y la gente que decide dar el paso para implicarse en la política local para hacer de su pueblo un entorno mejorado y agradable.

Es impensable dar la vuelta atrás y ver qué se hubiera construido hace 45 años sin los alcaldes, las alcaldesas, los y las concejales en cada municipio de la Ribera Alta. La construcción de los colegios públicos, los ambulatorios, la atención primaria, las carreteras o las primeras oficinas de Servicios Sociales se hicieron desde el consenso y renunciando a las posiciones políticas de cada cual. Así se construyó la convivencia entre diferentes y se lograron 45 años de una de las mejores democracias de la UE que tiene su base en el municipalismo

Es más, ¿qué sería de la calidad de nuestro Estado del bienestar sin la administración local? ¿Cómo se mantienen las infraestructuras, limpieza y actividades en nuestros municipios? ¿Por qué se transforman las políticas públicas en los ecosistemas locales? ¿Cuando la ciudadanía requiere una atención directa a quién se dirige? Estas preguntas no tendrían respuestas si no existieran los gobiernos locales. 

Los concejales, en su inmensa mayoría, compatibilizan la vida social, familiar y la política dejando por un tiempo su vida profesional a un lado. En nuestra comarca vivimos 225.216 habitantes en 35 municipios y una entidad local menor, que representa el 4,4% de la población valenciana y sabemos convivir en la diversidad de la representación política y social

En mi opinión, sean del partido que sean, toda persona que ha dedicado, dedica o dedicará lo más valioso que tiene el ser humano, que es el tiempo, a la política municipal, se merece todo mi respeto y admiración. Defendamos con firmeza nuestras convicciones democráticas en defensa de la convivencia entre diferentes y el diálogo como forma de llegar acuerdos para la construcción de una España de todos y todas.

Las siglas del PSOE llevan 145 años transformando, garantizando y avanzado en derechos y libertades. Hoy más que nunca me reafirmo en ser parte del mayor proyecto político de España y de Europa, que es el PSOE, convertido en uno de los arquitectos del mejor instrumento democrático que existe en una sociedad: la Constitución