El déficit de lluvia agrieta las naranjas y lastra más una campaña que se complica

Productores de la Ribera detectan fruta afectada que mermará las cosechas

Todavía resulta complicado cuantificar el alcance de los daños

«Estamos reuniendo todos los ingredientes negativos para que tengamos resultados muy malos»

Naranjas cultivadas en campos de la Ribera agrietadas por la falta de lluvias.

Naranjas cultivadas en campos de la Ribera agrietadas por la falta de lluvias. / Fernando Durà

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Cuando no aparece un percance, llega otro. Es el mantra que han interiorizado durante años los agricultores y que cada campaña reverdece con una nueva adversidad que generará no pocas pérdidas en el sector. Durante las últimas semanas, diversos productores de la Ribera han detectado en sus cosechas de cítricos la aparición de profundas grietas derivadas de la escasez de lluvias. Un agravante añadido a la ya de por sí delicada temporada citrícola, muy condicionada por factores internacionales.

El agricultor y miembro de la ejecutiva de la Unió de Llauradors Fernando Durà es uno de los afectados por el agrietado de la fruta. Pero no él único. «Es un problema bastante generalizado, por lo que he podido hablar con otros compañeros de la Unió y otros productores de la comarca», apunta Durà.

Una naranja dañada por la falta de lluvias.

Una naranja dañada por la falta de lluvias. / Fernando Durà

Aunque no afecta a cosechas completas, sí lo hace a una parte de la producción. La merma varía según las zonas. Pero lo cierto es que serán muchas las naranjas que acaben directamente en el suelo después de realizar un proceso de selección más exhaustivo, ya que, como advierte el propio Durà, ni siquiera se pueden aprovechar para la industria, pues se pudren a gran velocidad. Esto se debe a la profundidad de las grietas aparecidas sobre la piel de las naranjas, que deja a la intemperie el interior del fruto y se acelera su descomposición.

Solo el episodio de septiembre

A pesar de que las inclemencias meteorológicas representan uno de los problemas más habituales para la agricultura, el sector del campo ha visto cómo en los últimos meses el cielo le regalaba muy pocas alegrías. «No ha llovido nada en verano, ya ni nos acordamos de que no hace tanto era habitual que lo hiciera a finales de agosto. El otoño ha sido muy seco y el invierno también lo está siendo, con unos días de poniente poco habituales en esta época del año», señala Durà, que prosigue: «En Algemesí y parte de la Ribera Baixa tuvimos un episodio torrencial en septiembre, que nos dejó alrededor de 200 litros en cuestión de minutos. A pesar de que hay escorrentías que evacuan el agua, ese exceso en un periodo tan breve de tiempo tampoco es bueno para los árboles».

Para el agricultor ribereño, el agrietado de los cítricos por la escasez de precipitaciones supone un golpe más a un sector que atraviesa serias dificultades durante ya demasiados años y que confiaba en tener un ligero respiro. «Lo cierto es que la campaña empezó bastante bien, pero se ha frenado en las últimas semanas. Más en las mandarinas que en las naranjas, pero se ha frenado», subraya Durà, que prosigue: «El contexto tampoco ayuda. En cuestión de meses, hemos visto cómo los puertos de Castelló y València bonifican las tasas portuarias a los cítricos importados de otros países, cómo la situación de crisis en el Canal de Suez afecta al comercio internacional y hace que entren a nuestras fronteras más cítricos de los que nos gustarían o cómo las importaciones de Sudáfrica llegaban con plagas».

Movilizaciones

Unas circunstancias que lastran todavía más al sector y que dibujan un panorama desolador. «Al final, nunca hay una buena solución para el campo. Estamos reuniendo, poco a poco, todos los ingredientes negativos, para acabar teniendo una campaña muy mala», concluye Durà.

Al respecto, a nivel nacional, las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA han puesto en marcha un calendario de movilizaciones para mostrar su rechazo y reclamar un plan de choque europeo, estatal y autonómico para minimizar el efecto pernicioso de las mencionadas problemáticas del sector agrícola.