El naranjo ya ocupa menos de la mitad de la superficie agrícola de la Ribera

La citricultura ocupa 28.855 hectáreas de las casi 60.000 dedicadas al cultivo

En un par de años ha pasado de representar el 55 % de las tierras de labranza al 48 % actual

Caquis, frutales y arrozales completan el paisaje rural de la comarca

Una parcela agrícola de Algemesí dedicada al cultivo de la naranja, en una imagen de archivo.

Una parcela agrícola de Algemesí dedicada al cultivo de la naranja, en una imagen de archivo. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

La Ribera ha presumido durante muchísimos años de ser la cuna de la naranja. No hace tanto, ambas orillas del Xúquer configuraban un paisaje naranjero único. Sin embargo, su presencia es cada vez menor en la huerta de la comarca. Los agricultores, especialmente durante las últimas décadas, han apostado por una producción más diversificada en busca de una rentabilidad económica que es cada vez más escasa (o nula en numerosos casos). La superficie de cultivo dedicada a los cítricos se encuentra, en consecuencia, en retroceso y ya solo representa el 48,3 % de las hectáreas dedicadas a la labranza.

El monocultivo de los cítricos es, pese a su retroceso, la opción más extendida entre los agricultores. En 31 de los 47 municipios de la Ribera, de hecho, la naranja supone el principal recurso agrícola, según los datos recopilados por el Institut Valencià d’Estadística a fecha 31 de diciembre de 2022. Según el informe autonómico, casi la mitad del territorio que abarca la comarca está cultivado, son unas 59.740 hectáreas. De estas, el 48,30 % están ocupadas por cítricos (28.855). Otro tipo de frutales, especialmente el caqui y la fruta de hueso, representan la segunda mayor superficie cultivada de la Ribera con 12.914 hectáreas (21,62 %). La tercera tipología más presente en la huerta ribereña es la de los cereales, que acaparan 11.285 hectáreas, el 18,89 % del total. Naranjas, caquis, fruta de hueso y arroz abarcan el 90 % del territorio dedicado a la labranza. El resto son, por tanto, cultivos minoritarios y con escasa presencia en el conjunto de la Ribera. De hecho, ni las hortalizas, ni los olivos, ni el viñedo alcanzan el 3 % de la superficie destinada a la labranza en la comarca.

Naranjas en fase de crecimiento.

Naranjas en fase de crecimiento. / Agustí Perales Iborra

A lo largo de la historia, la agricultura se ha adaptado a las tendencias del mercado, aunque el cultivo de la naranja se ha consolidado como el más importante para el desarrollo económico de la Ribera. Sin embargo, desde hace años, su rentabilidad ha caído y no son pocos los productores que han optado por cultivos alternativos. La superficie destinada los cítricos es cada vez menor y, en apenas un par de años, ha pasado de ocupar el 55 % del territorio agrícola al 48 %, último dato conocido.

Por pueblos

Las localidades situadas al norte de la Ribera Alta son las que han liderado el cambio de paisaje agrícola. L’Alcúdia, Alfarb, Alginet, Benifaió, Benimodo, Carlet, Catadau o Llombai destacan por poseer unas tierras de cultivo en las que los frutales alternativos a la naranja son mayoritarios. El caqui y la fruta de hueso superan a los cítricos. También en Beneixida y Massalavés. Por su parte, las casi doce mil hectáreas compuestas por cereales representan la importancia del cultivo arrocero en la Ribera Baixa, con Sueca, Sollana y Cullera como referentes en este sector. En el listado de excepciones también se encuentran Almussafes, donde las hortalizas se imponen a los cítricos, y Tous.

A pesar la progresiva desaparición del paisaje naranjero en la comarca, los cítricos son todavía el cultivo más importante para numerosas localidades. En pueblos pequeños como Antella, Benicull, Senyera o Manuel, abarcan más del 85 % de los campos. Aunque también en municipios de mayor tamaño como Carcaixent o Castelló.

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