El ensayo de agrupación de tierras ya convence a la cooperativa de l’Alcúdia

Las plantaciones de brócoli y sandía ofrecen en un año «resultados positivos, tanto en calidad de producto como en liquidaciones para los socios»

El presidente de Canso defiende un futuro de «explotaciones en común» para abaratar costes

La experiencia piloto se desarrolla sobre una superficie de 25 hectáreas cuyos gastos y beneficios se reparten

Las plantaciones de sandía y brócoli ocupan 25 hectáreas.

Las plantaciones de sandía y brócoli ocupan 25 hectáreas. / Levante-EMV

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Todavía hay esperanza para el campo. El proyecto experimental de agrupación de tierras que la cooperativa de l’Alcúdia y el Consell pusieron en marcha hace aproximadamente un año da sus frutos. Tras realizar la prueba con plantaciones de brócoli y sandía, los resultados obtenidos son más que satisfactorios y marcan el camino a seguir para lograr una agricultura rentable.

«Está siendo una experiencia muy interesante», resume el presidente de la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora de l’Oreto, Cirilo Arnandis, que prosigue: «Estamos obteniendo buenos resultados, tanto desde el punto de vista de la calidad del producto como de las liquidaciones para los socios».

Antigua plantación citrícola

La iniciativa contemplaba la agrupación de una superficie de 25 hectáreas de una antigua plantación de cítricos, situada en el término municipal de Guadassuar, para ser reconvertida para el cultivo de brócoli y sandía. Otros tantos socios participan en el proyecto, a razón de una hectárea cada uno, aunque «nadie tiene una parcela concreta asignada, se trabaja conjuntamente y tanto los gastos como los ingresos son comunes y se dividen entre las veinticinco partes», detalla Arnandis. La cooperativa, por su parte, se ha encargado de la dirección técnica y de la supervisión de la producción.

Esta iniciativa representa un salvavidas al que los agricultores podrían aferrarse. Como ya informó Levante-EMV, solo en el pasado año se abandonaron alrededor de 250 hectáreas de cultivo en la Ribera. No se trata de una situación anecdótica, sino de una tendencia que se ha convertido en habitual campaña tras campaña: los agricultores, hartos de que su trabajo no obtenga rentabilidad, prefieren dejar perder sus cultivos que prolongar una inversión que no da resultados.

El precio del minifundismo

«En nuestra comarca tenemos agua y tierras de una calidad enorme, pero no podemos ser competitivos si no cambiamos nuestra forma de producir», expone Arnandis sobre la situación actual de la agricultura. Tras el éxito del proyecto piloto desarrollado en la Ribera, el presidente de la cooperativa alcudiana apuesta tanto por su continuidad: «El futuro del campo valenciano tiene que pasar por aquí. En estos momentos podemos tener un gran producto, pero no podemos ser competitivos con los precios que marca el mercado. El consumidor tampoco tiene un bolsillo infinito. Debemos abaratar costes y el minifundismo tiene unos demasiado elevados».

Ampliar el proyecto

De hecho, Arnandis asegura que la cooperativa estudia la posibilidad de ampliar el proyecto. «Estamos buscando alternativas similares, que nos permitan recuperar tierras, pero también de agricultores que puedan aportar las suyas. Todo el mundo quiere tener un trocito de parcela que identifica como suyo, pero debemos pasar a las explotaciones en común. Si unificamos terrenos, podemos ser más competitivos, ya que se realiza un trabajo más mecanizado que reduce los costes de producción», indica el presidente de la cooperativa alcudiana.

Visita de autoridades autonómicas a las parcelas de brócoli y sandía.

Visita de autoridades autonómicas a las parcelas de brócoli y sandía. / Levante-EMV

El camino que se dibuja para la rentabilidad del campo, por tanto, pasa por disponer de unidades de cultivo de mayor dimensión, con menores costes productivos, mejor planificadas y adaptadas a las exigencias del mercado.

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