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Una década de abandono pesa mucho a la piscina de Tavernes

Las obras de finalización del centro deportivo se han visto ralentizadas al encontrarse la empresa con que muchos elementos están en peor situación de lo que se pensaba. El Ayuntamiento apuesta por la gestión privada durante cinco años

La piscina cubierta de Tavernes de la Valldigna Levante-EMV

El Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna se está encontrando con más escollos de lo que pensaba en los trabajos para acabar la piscina cubierta. Las obras para que, por fin, los vecinos y vecinas de la localidad y el resto de municipios de la Valldigna puedan disfrutar de un nuevo centro deportivo arrancaron la pasada primavera después de más de diez años en los que los trabajos estuvieron paralizados y el edificio abandonado debido al proceso judicial y administrativo que ha tenido que seguir el consistorio para recuperarla.

Estaba previsto que para este otoño la piscina ya estuviera en condiciones de poder preparar su apertura. Sin embargo, en estos momentos el trabajo no está paralizado pero sí ralentizado, aunque se espera que a final de año pueda concluir. El principal problema con el que se están encontrando los operarios es que muchos de los elementos que ya se encontraban instalados en la obra original, paralizada entre abril y mayo del 2011, y que se pretendían reutilizar para ahorrar costes están en peor estado de lo que se pensaba o directamente obsoletos.

Es algo lógico, por otra parte, en tanto que el edificio ha estado más de diez años abandonado, con todas las instalaciones a merced del paso del tiempo y de los intrusos que durante ese tiempo han accedido al recinto y causado cuantiosos daños.

Algunos de estos aparatos están suponiendo un auténtico quebradero de cabeza tanto para los técnicos como para el Gobierno local. De hecho, la principal culpable de que ahora mismo las obras avancen a un ritmo muy lento es la máquina deshumidificadora. Según ha explicado el concejal de Urbanismo, Josep Llàcer, este aparato no funciona pero se encuentra encastado en la estructura del edificio y es imposible moverlo para llevarlo a reparar. Además, explica, "la empresa que lo instaló no cobró en su momento", por lo que tampoco está facilitando la labor. La única solución que encuentran los técnicos ahora mismo es desmontarlo, pero estiman que esta opción supondría su más que probable rotura definitiva. En esa tesitura, desde el Gobierno local están sopesando diferentes opciones y no se descarta que haya que adquirir una nueva máquina, lo que supondría un incremento de la inversión por parte del ayuntamiento, que ya supera los 700.000 euros. Si finalmente se opta por este camino, Llàcer aclara que será un aparato que, en caso de que se vuelva a romper en un futuro, no necesite instalarse dentro de la estructura del edificio.

Otro elemento que también se está revisando es el cuadro general operativo. En este caso el problema está en la tecnología, ya que el que se encontraba instalado está obsoleto. "Nosotros exigimos en los pliegos técnicos que todos los elementos que se instalaran debían tener una garantía de uso de mínimo seis años" y en ese sentido la empresa también está estudiando todas las posibilidades.

El edil confía, en todo caso, en que estas cuestiones se puedan solucionar "a lo largo de este mes" y asegura que se está trabajando con el objetivo de que la piscina, que cuenta con pistas de pádel, varias salas de gimnasio y cafetería, entre otros servicios, esté finalizada a final de año. "Hay pasos que van encadenados y hasta que no esté uno solucionado no puede acometerse el siguiente, de ahí que se haya ralentizado ahora mismo la obra", destacaba el edil.

Una empresa gestionará el centro deportivo

El Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna está acabando de definir el proyecto para la gestión de la piscina municipal. Como ya apuntaba un informe solicitado por el propio Gobierno local en su día para conocer la viabilidad del funcionamiento de este recinto, se ha optado por una gestión indirecta. Es decir, será una empresa la que se encargará de proporcionar el personal, preparar la programación, gestionar los cursos, etc. El servicio seguirá siendo público, el edificio también pero lo que hace el ayuntamiento es contratar a una empresa que se hace cargo de su funcionamiento.

Como ya advertía el alcalde, Sergi González, en una entrevista en Levante-EMV, será un contrato corto, de unos cinco años, un periodo durante el que la administración local preparará alguna herramienta pública, tipo fundación deportiva, para asumir una gestión directa. Al menos esa es la intención inicial. La adjudicación se realizará mediante concurso público, aunque aún no está licitado.

El ayuntamiento apuesta este modelo al resultar más operativo de cara a la puesta en marcha de la piscina, toda vez que asumirla la propia administración supondría la contratación de personal, licitación de contratos de limpieza, mantenimiento, etc, algo para lo que no hay tiempo ni tampoco capacidad económica para asumirlo a pulmón, a pesar de que los usuarios tendrán que pagar para su uso.

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