Cáritas de Gandia busca 'voluntarios de verano'

La entidad necesita personas que dediquen algunas horas sobre todo para dar un respiro a quienes ya colaboran de forma fija todo el año

Chema Puente, técnico de Cáritas, y la voluntaria Àngela Fuster, en el centro de día de la entidad en Gandia.

Chema Puente, técnico de Cáritas, y la voluntaria Àngela Fuster, en el centro de día de la entidad en Gandia. / J.C.

Josep Camacho

Cáritas no cierra por vacaciones, y por este motivo la entidad humanitaria ha hecho recientemente un llamamiento: necesita voluntarios «de verano», entendiendo este concepto como personas que dediquen unas pocas horas durante la temporada estival. El perfil puede ser el de un estudiante joven que esté de vacaciones, pero no necesariamente. 

El principal motivo de esta llamada es dar un respiro a los voluntarios fijos que están en Cáritas durante todo el año. Todas las áreas de Cáritas tienen técnicos asignados, por lo que los usuarios nunca están solos, pero los voluntarios son una gran ayuda, y el verdadero motor de Cáritas. 

«Por ejemplo, si hay un voluntario en la recepción del centro de día, pues el técnico puede dedicar más tiempo a entrevistarse personalmente en un despacho con alguien que lo necesita, o a estar en la calle entregando kits de alimentación», explica Chema Puente, coordinador del centro de día para personas sin hogar situado en la calle Gutiérrez Mas, en el centro histórico. 

Pero no sólo se hace con ese objetivo, sino también para que los voluntarios, especialmente los jóvenes, se acerquen a Cáritas y quizá puedan convertirse en voluntarios más estables en el futuro. «Esto engancha, así que es una posibilidad», añade Puente. Todos los voluntarios deben ser mayores de 18 años y, eso sí, aunque sea temporal, se pide un compromiso en cuanto a horarios de atención. Pueden dedicarse, por ejemplo, a entretener a niños mientras sus madres están formándose en una sala contigua. 

También se necesita gente en el centro de día y en el Centro de Atención Integral para personas sin Hogar, donde hay tres técnicos al cargo y diez voluntarios, pero aquí, matiza Puente, Cáritas no suele destinar a la gente más joven, «porque son espacios donde hay realidades e historias muy duras». Si no encuentran suficientes voluntarios sí que tendrán cerrar este centro las tardes de agosto. A veces el voluntario cumple un gran papel simplemente acompañando y charlando con una persona sin hogar.  

Por otra parte, Chema Puente señala que otra variante sería un voluntariado de servicios, por ejemplo con una especie de trueque o de profesionales que transmitan sus conocimientos. 

Àngela Fuster es una de estas voluntarias. Tiene 21 años, es de Potries y está opositando para la Policía Nacional. Desde hace un par de meses está dando clases de refuerzo por las mañanas a niños en la sede central de la entidad, en la calle Duc Carles de Borja. Se están preparando para alcanzar un buen nivel el próximo curso. 

Àngela coincide en que siendo voluntaria recibe más de lo que da. «Con los niños, por ejemplo, me siento bien cuando veo que han aprendido algo gracias a mí, es mucho más gratificante dedicar tiempo que donar dinero», añade. Acude dos días a la semana, una hora y media cada uno. Este recurso durante todo el año cuenta con unos 20 voluntarios.

La situación de pobreza y desigualdad social en Gandia sigue siendo muy preocupante. Tras encadenar una crisis con otra en la última década hay más población vulnerable, entre ellos el colectivo de migrantes. La memoria de 2022, presentada el mes pasado, recoge un aumento considerable en la llegada de colombianos y de refugiados ucranianos. 

En 2022 un total de 3.116 personas fueron atendidas en Cáritas de Gandia. Se trata de un 37% más que en 2021 y la cifra representa al 4% de la población total de Gandia. Además, han vuelto a pedir ayuda familias en la cuerda floja que ya habían estado hace años y ya se valían por sí mismas.