Hosteleros de Daimús y Guardamar reclaman una pasarela entre las playas

La asociación Bellmar asegura que un pequeño puente de madera para salvar el «riuet» estimularía los paseos a pie por la costa y beneficiaría a la hostelería de las playas del sur. Los alcaldes están dispuestos a abordar el proyecto

Mario Lurde y Llorenç  Frasquet, de Bellmar, en el «riuet». A la izquierda Guardamar y a la derecha Daimús.

Mario Lurde y Llorenç Frasquet, de Bellmar, en el «riuet». A la izquierda Guardamar y a la derecha Daimús. / Josep Camacho

Josep Camacho

Un pequeño puente de madera, pero un gran gesto para la hostelería de las playas al sur de Gandia. En Bellmar, la asociación que aglutina a los hosteleros de Bellreguard, Daimús, Guardamar de la Safor, Miramar y Piles, están convencidos de que sería un revulsivo económico si las administraciones construyeran una pasarela peatonal que salve el «riuet» o «assagador», un pequeño riachuelo que nace cerca de la alquería de la Torre dels Pares y desemboca entre las playas de Daimús y Guardamar, creando una «frontera» que es perfectamente salvable sin ninguna gran obra de ingeniería. Ambos paseos marítimos están muy cerca, pero sin continuidad por este estrecho río. 

En realidad sí que existe un puente que las une, en la avenida La Safor, más orientado al tráfico rodado. Pero está a unos 300 metros de la arena, para cruzarlo hay que dar un gran rodeo, y eso hace que muchos visitantes o turistas, al llegar al «riuet» se den media vuelta, sin alicientes para «descubrir» lo que hay al otro lado. El paso también se puede franquear por la misma orilla del mar, con el riesgo de mojarse los pies, pero lógicamente esta no es la opción más cómoda para desplazarse si se quiere consumir en un restaurante o en una heladería. 

Desembocadura del "riuet".

Desembocadura del "riuet". / J.C.

Pero no sólo hay que pensar en términos económicos. La pasarela estimularía los paseos a pie, en la línea de promover los hábitos de vida saludable por parte de las instituciones, tan en boga en los últimos años. Permitiría caminar junto al mar desde Marenys de Rafalcaïd (Gandia) hasta Piles, en total unos ocho kilómetros, sin desviarse del litoral. 

La reclamación de esta pasarela es como el Guadiana, porque ya se intentó hace una década, sin éxito. En teoría, la Conselleria de Territorio debe tener algún proyecto que redactó guardado en un cajón. En enero de 2019 el anterior presidente de Bellmar, Llorenç Frasquet, lanzó una campaña de recogida de firmas en este sentido en la página «Change.org», que sigue activa. 

El «riuet» entre Daimús (izquierda) y Guardamar, a la derecha.

El «riuet» entre Daimús (izquierda) y Guardamar, a la derecha. / ICV

Ahora bien, la diferencia es que esta vez, y a preguntas de este periódico, parece que los alcaldes de ambas localidades, Anabel Ferrer (Guardamar de la Safor) y Robert Miñana (Daimús), ambos de Compromís, estarían dispuestos a impulsar el proyecto. «Cualquier iniciativa que nos ayude a desestacionalizar las playas es bienvenida, actualmente no trabajamos más que un par d meses en verano», apunta el presidente de Bellmar, Mario Lurde. 

En teoría, y siempre que el puente no se instale en dominio público marítimo-terrestre, no tiene por qué haber ningún inconvenientes. Ahí también tendría que intervenir la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). El «riuet» se desbordó en enero de 2020, con el temporal «Gloria», pero la CHJ debería dictaminar si se trata de una zona inundable, y tendría la última palabra. 

Puente entre las playas de Daimús y Guardamar.

Puente entre las playas de Daimús y Guardamar. / J.C.

Por otra parte, de la limpieza de cañas del «riuet» se encargan ambos ayuntamientos, alternándose cada año. Lo decidieron hace unos años ante la inacción de la CHJ. El año pasado lo hizo Guardamar de la Safor, y este 2023 le toca a Daimús. Las cañas han vuelto a adueñarse de la acequia. Además hay carteles en los que se prohíbe nadar, ya que puede haber riesgo de ahogamiento.

Conexión interplayas

Este problema que tienen las playas de Daimús y Guardamar no es el único en el litoral de la Safor. Las playas de Piles y la de Terranova, en Oliva, podrían estar unidas si se salvara el barranco de Palmera a esa misma altura, tanto para los peatones como para el tráfico rodado. 

Vista de la desembocadura del río Molinell y la carretera de Les Marines.

Vista de la desembocadura del río Molinell y la carretera de Les Marines. / ICV

Más al sur, la desembocadura del río Molinell sigue partiendo en dos la playa de Rabdells, en Oliva. Hay una pasarela peatonal, pero la carretera de Les Marines se interrumpe abruptamente al llegar a este río, de tal forma que en vehículo la única opción es ir en paralelo por la carretera N-332 hasta la altura del autocine Drive-In, o entrar por otro puente que conecta con la urbanización La Devesa. Las Diputaciones de València y Alicante siguen sin querer abordar la continuidad de la carretera.

El megaproyecto de pasarelas presentado por Oliva a los fondos europeos también va en la dirección de unir el litoral, si bien ahora está siendo revisado por el actual Gobierno local. 

Pero, a parte de mejorar la conexión entre las playas, según apuntan desde Bellmar, también habría que invertir en las uniones entre el núcleo urbano y las propias playas, no sólo en el asfaltado, también transformándolas en bulevares. Guardamar lo hizo hace poco, con un carril bici y aparatos de gimnasia, y la Diputación invirtió 3,5 millones en un kilómetro en Bellreguard. 

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