"Desde que lo dejaron en libertad vivo con miedo, es capaz de cualquier cosa"

El acusado de incendiar el garaje de su expareja este verano en València, con once intoxicados y daños millonarios, está libre y su víctima ni siquiera está bajo protección especial de violencia machista

Estado en el que quedaron los vehículos de la víctima y de su actual novio.

Estado en el que quedaron los vehículos de la víctima y de su actual novio. / Levante-EMV

Aterrorizada, mirando a cada lado cuando sale de casa y temiendo que en cualquier momento su expareja, con numerosos antecedentes por delitos violentos y causas pendientes por tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas, quebrante la orden de alejamiento. No sería la primera vez, aunque los dos anteriores quebrantamientos de medida cautelar han sido sobreseídos provisionalmente por el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer número cuatro de València. Así vive desde el pasado dos de enero Leticia, después de que el Juzgado de Instrucción número 15 de València haya dejado en libertad a Borja M. M., su presunto maltratador y padre de sus tres hijos, quien fue detenido por provocar en la madrugada del pasado 23 de junio un pavoroso incendio en el garaje del complejo en el que reside su víctima, en la avenida Corts Valencianes, dejando once personas intoxicadas –entre ellos una mujer en la UCI y dos menores atendidos– y causando importantes daños materiales, con una veintena de vehículos, entre los que se encuentran el coche de su ex y el del actual compañero sentimental de ésta, donde se originó el fuego. 

Después de permanecer apenas seis meses en prisión provisional el juez ha acordado dejarlo en libertad tras pagar una fianza de 10.000 euros y tratar su defensa de acreditar una buena voluntad para hacer frente a la responsabilidad civil consignando su cliente 25.000 euros –a falta de una completa peritación de los daños se calcula que éstos ascienden a «cientos de miles de euros» al afectar a instalaciones estructurales del edificio–.

El juez ha adoptado como medidas cautelares la prohibición de que se aproxime a menos de 200 metros de su expareja y al novio de ésta, así como al domicilio en el que residen, y que se comunique en modo alguno con ellos. Asimismo le ha retirado el pasaporte y le impone un apud acta que le obliga a ir a firmar al juzgado dos veces a la semana.

«Desde que lo dejaron en libertad vivo con miedo, si no le ha importado venir aquí a quemar los coches, poniendo en riesgo a todos los vecinos, dándole igual que le grabaran las cámaras, es capaz de cualquier cosa», confiesa Leticia, quien considera dichas medidas insuficientes para garantizar su seguridad, más aún teniendo en cuenta que ni siquiera goza de una protección especial como víctima de violencia machista al rechazar el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer número cuatro de València la instrucción del caso del incendio, pese a que detrás de la comisión de este delito hay un claro móvil machista, y sobreseer incomprensiblemente los dos delitos de quebrantamiento.

La jueza ha sobreseído el quebrantamiento al considerar que no sabía que su ex vivía en el lugar donde causó el fuego

De hecho, las investigaciones de la Policía Nacional de Tránsitos acreditan que el envío del mensaje de despecho y las fotografías al teléfono de la víctima desde un número prepago, estando en vigor la prohibición de comunicación, posicionan con el repetidor próximo al domicilio del acusado. De igual modo, respecto al quebrantamiento que habría cometido la madrugada en la que provocó el incendio, autoría que no se discute pues él mismo lo ha reconocido y fue identificado claramente por las cámaras de seguridad, la jueza ha considerado como válidas las excusas esgrimidas por su defensa, de que él no sabía que vivía allí su ex, que su objetivo era el coche de su actual novio y que de haber sabido que vivían allí en ningún caso hubiera puesto en riesgo a sus propios hijos.

Fue grabado por las cámaras

Otra de las argumentaciones para solicitar su puesta en libertad fue precisamente haber confesado los hechos, aunque como expone la acusación particular, solo lo reconoció cuando «se vio acorralado por las pruebas». De hecho, como informó en exclusiva Levante-EMV, Borja M., de 40 años, junto a su cómplice –también detenido en su día–, fueron captados por las cámaras de seguridad a las 4.48 horas de la madrugada justo antes de entrar al garaje. El presunto maltratador entró solo portando una mochila con material inflamable y salió minutos después, a las 5.10 horas.

El propio juez que ha dejado ahora en libertad al autor confeso del incendio elevó ante la Audiencia Provincial de Valencia un escrito en el que detalla que los hechos deben ser instruidos por un juzgado especializado en violencia contra la mujer y califica los mismos de «delito de extraordinaria gravedad, susceptible de generar el mayor grado de temor en la víctima», y que por lo tanto requiere de la competencia de un juzgado especializado que lo vea «desde una perspectiva de género».

Es más, el instructor remarca que el incendio tenía una doble finalidad. Por un lado «una acción de represalia contra su ex y su actual pareja, y al propio tiempo era una clara acción de intimidación hacia ambos». Guiado, según recoge el juez, por una «fuerte animadversión» hacia la madre de sus hijos por tres motivos: Por las denuncias interpuestas contra él, por el hecho de no ver a sus hijos desde hace tiempo y porque la mujer mantenga una relación sentimental con un antiguo amigo.

La letrada de la víctima ha recurrido el auto de libertad y tumba uno a uno los argumentos esgrimidos por su defensa. Entre ellos el supuesto arrepentimiento que ahora dice tener su cliente, cuando en los días posteriores a provocar el incendio se jactaba del mismo difundiendo fotografías de los vehículos calcinados y riéndose de lo ocurrido, que podía haber terminado en una tragedia.