"Villa y Marte", chulapos y mutantes

La función de Ron Lalá es la reinvención del género chico en clave ronlalera: humor, música en directo, teatro… y chotis

Villa y marte se representa en el Principal

Villa y marte se representa en el Principal / David ruiz

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Una nave espacial viaja a Marte para colonizar el planeta rojo. Pero el capitán y su androide Trasto descubrirán que el planeta ya está habitado cuando llegan a la ciudad de Martid, donde los vecinos mutantes celebran una verbena popular castiza ante los alienígenas terrestres.

Villa y Marte es la aproximación de Ron Lalá al género chico, al género ínfimo, al teatro por horas, a toda esa corriente festiva, carnavalesca, crítica, zumbona, iconoclasta y semicallejera que convirtió los teatros españoles en una fiesta del teatro y la música popular durante los últimos años del siglo XIX y principios del XX.

Con el espíritu popular del maestro Chueca y del sainete costumbrista de Arniches, pero también del entremés barroco, del sainete dieciochesco, de la comedia de disparates y de la chirigota gaditana, Ron Lalá plantea una revisión ronlalera con música en directo del género chico y el sainete, en clave de ciencia ficción, con humor ácido, música original inspirada en los rasgos y estilos del género (chotis, pasodobles, pasacalles, romanzas, etc.) y varios temas de fondo: la crisis climática, el incierto futuro de nuestra sociedad e identidad y la pérdida de la tradición y la música castiza.

Ron Lalá está al frente de Villa y marte

Ron Lalá está al frente de Villa y marte / David Ruiz

Con referentes como Crónicas marcianas de Ray Bradbury, Guía del autoestopista galáctico de Adams o Marte rojo de Robinson por un lado, y por otro La Gran Vía, El año pasado por agua y Agua, azucarillos y aguardiente de Chueca y Valverde, La Verbena de la Paloma de Bretón o La revoltosa de Chapí, el sainete lírico Villa y Marte planeta un cruce de caminos, de siglos, de corrientes, que pretende apostar por el humor, la música en directo y la carcajada para reflexionar sobre nuestro pasado reciente y nuestro futuro probable.

Para colmo de males, el capitán se enamora de una chulapa marciana postinera de ojos hechiceros (ocho en concreto) y pretende huir con ella rumbo a Venus…