Entrevista | MIlena Smit Actriz

Milena Smit: "El éxito me obligó a parar. Tuve ansiedad y pasé una depresión muy dura"

La actriz estrena el thriller religioso con tintes de terror, Tin & Tina

Milena Smit protagoniza Tin &Tina

Milena Smit protagoniza Tin &Tina / Pablo Mas

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Ha vivido, dice, situaciones «surrealistas». Se entiende. De ser una desconocida, Milena Smit pasó, en solo tres años, a trabajar con Almodóvar, estar dos veces nominada al Goya, protagonizar una serie de alcance internacional como es «La chica de nieve» y ser embajadora de firmas como Cartier o Yves Saint Laurent. Ahora estrena el thriller religioso con tintes de terror, Tin & Tina.

MIlena da vida en Tin &Tina a una joven que sufre un doble aborto

MIlena da vida en Tin &Tina a una joven que sufre un doble aborto / JULIO VERGNE

La vida, reconoce, le supera a veces. De la nada, y en solo tres años, Milena Smit ha estado dos veces nominada al Goya y ha protagonizado una serie de alcance internacional como es «La chica de nieve». Tras un parón «muy necesario» y tras reencontrarse con ella misma - «llegó un momento en el que no sabia lo que hacía», confiesa-, la actriz ha retomado el trabajo convertida en un fenómeno sin pretenderlo . Regresa a los cines con Tin & Tina, un thriller religioso con tintes de terror. Milena interpreta a Lola que, cuando pierde los bebés que estaba esperando, también pierde su fe en Dios. Con la esperanza de recuperarla, acude junto a su marido (Jaime Lorente) a un convento de monjas donde adoptan a Tin y Tina, dos angelicales hermanos pero macabros. 

Vaya papelón.

Complicadito. Fue un papel duro de construir y complicado de encarnar, porque al final el personaje pasa por muchísimas emociones, sobre todo, de angustia y esperanza por querer formar una familia . Una familia que, a pesar de los obstáculos, consigue. A Lola, el aborto que tiene le imposibilita el tener hijos y concebir, pero cuando adopta a los dos niños se relaja un poco y es cuando se queda embarazada y, por fin, parece que va a tener una familia feliz. Pero resulta que tampoco. El viaje que el espectador hace con Lola es duro y tenso. Y, para mí, lo fue. La tensión en el rodaje fue constante y me hizo sufrir mucho. Lola es un personaje con muchas aristas y muy complicadas . Es un lujo recibir este tipo de personajes, porque son los que te hacen aprender por muy duro que sea.

Pero no te debe ser extraño. Siempre eliges personajes emocionalmente complicados

Es una prioridad para mí. También el dar voz y vida a personajes que que necesitan de una visibilidad porque no la tienen. En este caso hablamos del duelo que vive una mujer con un aborto y el machismo de su marido (Jaime Lorente) que no se queda corto en expresiones y actos porque no quiere aceptar el pensamiento más moderno y realista de ella. 

La angustia e incomprensión que sufre es tremenda. Se te encoge el corazón de solo pensarlo.

Desde luego. En ese momento, 1981, la situación era diferente pero eso no quiere decir que ahora estemos tampoco mucho mejor. 

En la película se lanzan preguntas existenciales muy complicadas.

El tema de la religión me interesaba mucho. No soy creyente pero he crecido en una familia donde mi abuela, que es quién me crió, era muy religiosa. De pequeña, de alguna forma, nos intentan imponer ese pensamiento porque es con lo que ellos crecieron y en lo que han creído. Tengo mucha cultura sobre la religión pero tengo mis propias creencias. Yo no seguí el camino que me marcaron pero me ha sorprendido mucho el vivirlo de esta forma en esta película y me ha gustado el meterme en el pensamiento de la fe, tan a rajatabla que tienen los niños.  

 «Tienes ojos pero no ves», le dice la Superiora a Lola.

Exacto. Empatizo mucho con la creencia de Lola. Construí el personaje desde su fe porque ella se crió en un convento, pero con el aborto la pierde porque no entiende cómo Dios puede permitir algo tan doloroso y tan injusto como es la muerte de unos bebés que aún no han nacido.

¿Qué es más difícil, construir un personaje así o darle vida?

Son partes diferentes de un mismo proyecto. Adoro la parte de construir el personaje porque es muy gratificante ver que lo que has ido construyendo tiene un sentido y corresponde al arco emocional que tú has querido. Para mí es importantísimo el análisis del guión y la construcción del personaje con el director y con los compañeros. También me gustan los ensayos para ir sumando. Disfruto mucho, la verdad.

En Tin &Tina, Milena pierde su fe

En Tin &Tina, Milena pierde su fe / Julio Vergne

No sé si la suerte te acompaña o es que sabes elegir muy bien cada cosa que haces. Te formaste en la escuela de Cristina Rota, la mejor. Debutaste en No matarás junto a Mario Casas. En tu segunda película te dirige Almodóvar y compartes protagonismo con Penélope Cruz y, en tu primera serie llevas todo el peso de las tramas junto a José Coronado. Y eres imagen de firmas como Cartier o Yves Saint Laurent. ¿Cómo se hace eso?

 La clave es elegir muy bien los proyectos que quieres hacer y en los que te quieres involucrar. A este trabajo le tienes que dedicar mucho tiempo y energía. En los meses de rodaje, es como si el resto del mundo se parara y sólo pudieras vivir para el personaje y la historia que vas a contar. Por eso, para mí, es importante elegir meticulosamente el proyecto que quiero hacer. Ahora mismo estoy en una situación muy privilegiada porque no siempre se tiene la oportunidad de poder elegir los proyectos porque hay que comer y pagar facturas. Siempre he tenido una estructura de mi carrera bastante clara. Trabajo junto a un equipo que me asesora y cuida mucho de mi carrera y teníamos muy claro desde el principio hacia dónde queríamos ir y a qué tipo de proyectos queríamos dar voz. Estamos teniendo la grandísima oportunidad de que sea así.

Hace poquito estuviste en València rodando un videoclip con Sebastián Yatra.

Fue una experiencia maravillosa. Me escribió por Instagram y me propuso aparecer en el videoclip. Quedamos ese mismo día a tomar un café, me contó la idea y como tenía una pinta increíble y me apetecía le dije que sí. Además de sufrir (ríe) también me encanta pasármelo bien. Me gusta mucho su música, es un artista excepcional y creo que, por su target (tipo de público), también era bueno para mí. El rodaje fue muy divertido, hicimos sky, estuvimos bailando,  revolcándonos en la playa... Pasé un día chulísimo.

¿Te da tiempo a asimilar y disfrutar todo lo que estás viviendo? Pareces una veterana cuando tu carrera profesional acaba de empezar.

Hace un año lo llevaba peor. Al principio empalmé muchísimos proyectos y, si no era un proyecto, era una nominación, una promoción o yo que sé. Llegó un momento en el que no me enteraba de lo que hacia. Lo hacía, pero iba perdida. Fue complicado de gestionar. Acababa de empezar y no tenía todavía las herramientas necesarias. Tuve que parar y respirar un poco. Había momentos en los que salía de casa a las seis de la mañana y volvía a las dos de la madrugada. No tenía tiempo de descansar y eso me pasó factura. Tuve muchísima ansiedad y entré en una depresión dura. El año pasado, viendo lo que tenía para 2023 y 2024, me tomé un descanso y no rodé nada. He regresado con las pilas bien puestas y ahora me encuentro genial. El parón lo aproveché para atender promociones u otros compromisos como ejercer de modelo de las firmas de las que soy embajadora y que, atenderles entre rodajes, es un estrés. Ahora estoy empezando un nuevo proyecto y, en tres semanas, empiezo otro. Tras el verano, tengo otro, pero ya me encuentro mucho más fuerte para encargarme de mi trabajo, que al final, es mi responsabilidad. Necesito mantenerme fuerte emocionalmente para seguir.

El éxito le pasó una mala jugada a Milena Smit

El éxito le pasó una mala jugada a Milena Smit / Pablo Mas

Tu éxito fue repentino. ¿Has llegado a pensar ‘Dios mío, por qué me metí yo en esto?

Nunca me he arrepentido pero sí me he visto en situaciones surrealistas. Que mi segunda película fuera Madres paralelas con Almodóvar, o que me nominaran a los Óscar . A veces, estaba en sitios y pensaba ‘ No sé que hago yo aquí’. Nunca me he arrepentido porque siempre he sido muy consciente del privilegio que tenía porque muchísimas compañeras han tardado muchísimo en estar en la industria de la forma en la que yo estoy y eso siempre hay que valorarlo. Esto para mí esto es un regalo que llegó a mis manos y no quiero desaprovechar. He trabajado como una jabata desde el primer día para estar donde estoy y lo haré hasta el último.

Aunque te declaras atea, ¿das gracias a Dios por lo conseguido o crees que este éxito estaba predestinado para ti?

Sí, digamos que le daría gracias a mi Dios. Yo no soy creyente cristiana, pero no me considero atea en el sentido de no creer en nada. Creo en algo un poco más místico y más energético. En algo que me ha puesto la vida para sanarme y encontrar mi camino. Le estoy a todo el mundo muy agradecida, sobre todo por darme oportunidades.

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