Víctimas y soldados en Srebrenica

Una superviviente y un casco azul comparten escenario para representar el genocidio de Srebrenica, la mayor masacre ocurrida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El documental valenciano «You play my father» se estrena hoy en el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao

Fotogramas de la película

Fotogramas de la película / You play my father

El cortometraje documental You play my father, una coproducción de España y Estados Unidos dirigida por Rafa Honrubia, Guillermo Roqués y Javier Marín aborda las consecuencias en víctimas y soldados del genocidio de los bosnio-musulmanes en Srebrenica. La cinta se estrenará mañana, día 11, en la 65 edición del Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao (Zinebi).

Una mujer que perdió a 22 familiares en el genocidio perpetrado por el ejército serbobosnio en la población bosnia de Srebrenica. Un exsoldado de Naciones Unidas que debía proteger este enclave de paz. Una obra de teatro sobre la matanza protagonizada por ambos y representada en Bosnia frente a centenares de víctimas. Un último acto de catarsis personal en busca de perdón y reparación. Un tenso viaje por carretera donde se entrelazan ficción, realidad y tiempo.

La mujer es Alma Mustafic. Actualmente tiene la misma edad que tenía su padre cuando fue asesinado junto a otros 21 familiares. Entonces, ella tenía 9 años. Rizo Mustafic trabajaba como electricista en el cuartel del batallón de Naciones Unidas en Srebrenica, que estaba a cargo de la protección de miles de refugiados. 

You play my father, cortometraje de las víctimas del genocidio de los bosnio-musulmanes

You play my father, cortometraje de las víctimas del genocidio de los bosnio-musulmanes / You play my father

El exsoldado es Ray Braat. Formaba parte de ese batallón, compuesto íntegramente por militares holandeses. Cuando el general Ratko Mladic ordenó invadir el enclave y asesinar a los hombres y niños musulmanes, ninguno de los soldados del cuerpo de paz se opuso. Alma vive en Holanda y dedica su vida a luchar por la memoria de las víctimas, en especial la de su padre. Ray ha estado más de 15 años en terapia y ha intentado suicidarse en tres ocasiones.  

Casi 30 años después, Alma y Ray se reúnen en un escenario para compartir la experiencia que ha marcado sus vidas. Y lo hacen donde todo sucedió. No son actores profesionales, se representan a sí mismos, con sus sufrimientos, dudas y remordimientos. El escenario se prolonga más allá del teatro

Los valencianos Guillermo Roqués y Rafa Honrubia, y el murciano Javier Marín, responsables del guión y la dirección, explican que la cinta «es un acercamiento al genocidio de Srebrenica a través de las entrañas de sus protagonistas. Un viaje emocional por la masacre, donde teatro y realidad se mezclan para narrar un presente difuminado y confuso, como los recuerdos».

Toma de la película

Toma de la película / You play my father

La película, coproducida por la catalana 15L Films y la estadounidense Two24Media, surgió durante el desarrollo de un proyecto cinematográfico sobre las consecuencias de la guerra en los soldados europeos, centrado en los Balcanes y su reflejo en los conflictos actuales. Sus protagonistas aceptaron participar en esta obra de teatro, titulada Dangerous names, como parte de su terapia para superar lo ocurrido durante aquel fatídico verano de 1995.

La obra de teatro se representó en Sarajevo y en Tuzla. Esta última ciudad es la sede de las Madres de Srebrenica, un colectivo que lucha desde hace 30 años por la memoria de las víctimas y en contra de los que todavía niegan la masacre.

«Fue un auténtico descenso a los infiernos para sus protagonistas. Un descenso que filmamos y que casi nos arrastra hacia un proyecto fallido»

«La tensión se proyectó fuera del escenario, mostrando el dolor de los personajes de forma descarnada, como una bomba de relojería con un tic-tac que acelera conforme se acerca el clímax de la obra y el final del viaje», agregan los cineastas, interesados en abrir un debate sobre la culpa y el perdón, sobre la imposibilidad de escapar de las garras de una guerra después de 30 años. 

«Las consecuencias de aquella tragedia siguen vigentes e ilustran las amenazas que afronta el mundo, como los discursos de odio nacionalista fomentados por partidos políticos xenófobos. El ascenso de los populismos y el aislacionismo nos retrotrae a aquellos días, cuando los países occidentales observaron con distancia cómo la tensión escalaba sin freno en los Balcanes antes de estallar y romperlos en mil pedazos. Los conflictos de Ucrania y Gaza son el reflejo actual de aquel episodio, una historia que lamentablemente vuelve a repetirse», concluyen.