"Una terapia de mierda", un corto por la ciencia

Javier Polo, Juanjo Moscardó y Jorge Acosta están nominados al Goya a mejor corto documental, con un audiovisual satírico que recupera la historia de Fernando Cervera y Mariano Collantes, dos jóvenes que se inventaron una pseudoterapia basada en las heces y que consiguieron ‘venderla’ sin que nadie la pusiera en duda. El objetivo era crtiicar los peligros de la homeopatía.

Una escena del corto "Terapia de mierda".

Una escena del corto "Terapia de mierda". / Levante-EMV

Nerea Padrón

Ha recibido la nominación a mejor cortometraje documental en los Goya 2024. Una propuesta que se aleja de los típicos documentales, utilizando la comedia como medio para lanzar un mensaje claro: con nuestra salud no se juega. Así es «Una terapia de mierda», un corto que muestra los peligros que comportan la homeopatía, a través de la historia real de dos estudiantes de Biología que crean la «fecomagnetoterapia», una pseudoterapia que asegura que la mezcla de heces humanas e imanes puede curar todo tipo de enfermedades. Su intención era hacer una crítica original sobre este tipo de prácticas, pero su sorpresa llegó al convertirse en todo un éxito, a pesar de lo escatológico de la idea.

«Nuestra propuesta es la más gamberra de las nominadas, ya que juega mucho con el humor», explica Javier Polo, director del cortometraje y titulado en Comunicación Audiovisual por la Universitat Politècnica de València. Junto con Juanjo Moscardó, coguionista, y Jorge Acosta, productor de Inaudita Films, crearon el proyecto que ahora se posiciona entre los nominados a la 38º edición de los Premios Goya, una noticia que recibieron como el «mayor reconocimiento de este país», ya que «nunca se sabe», pero sí que tenían ciertas esperanzas. De hecho, actualmente ya se ha visto en más de 40 festivales internacionales, y en ocho de ellos ha sigo galardonado. Así, «Una terapia de mierda» tiene un Premio Feroz, otro Berlanga y la nominación en los Fugaz.

Una escena del corto "Terapia de mierda".

Una escena del corto "Terapia de mierda". / Levante-EMV

El cortometraje ha contado con la colaboración de cuatro productoras valencianas: Cosabona Films, Los Hermanos Polo, Inaudita Films y Wise Blue Studios. «Estaba intentando hacer un documental sobre los antivacunas, pero que no fuera el típico documental chapa, sino con un punto de vista diferente», confiesa Juanjo Moscardó. La ‘bombilla’ se encendió cuando conocieron la historia de Fernando Cervera y Mariano Collantes, y decidieron cambiar el punto de vista y narrar su historia. Son dos estudiantes de Biología que en 2012 inventaron la «fecomagnetoterapia», una manera cómica de denunciar el peligro de la homeopatía, un auténtico fenómeno entre los que creen en las pseudoterapias. Tal era la relevancia, que impartieron una charla TED hablando sobre la fecomagnetoterapia, llevándolos a estar en contacto con asesores políticos, miembros del parlamento y estafadores, además de un montón de personas que creyeron en la verdad de su terapia, tan burda e irónica. La broma les duró dos años, hasta que Cervera y Collantes lanzaron un comunicado afirmando que su pseudoterapia —que se inspiraba en la homeopatía y la magnetoterapia—, era una farsa, pero nadie les había puesto en duda su veracidad.

«Nuestra idea con el corto era crear una parodia de la parodia, para que llegase a un público mayoritario, ya que en el ámbito científico ya era conocida la historia», afirma Javier Polo. Por ello, decidieron crear este cortometraje, con la intención de poner en alerta a la sociedad sobre la credibilidad de las pseudoterapias. Tomando una estética kitsch y colorista, que caracteriza el cine de Polo, Fernando Cervera y Mariano Collantes se interpretan a si mismos en este audiovisual y cuentan la historia sobre su «invento-broma», a modo de anuncio de la teletienda. 

«Hay una falta de rigor y de control de los estamentos sanitarios, que si hubiese sido de otra manera, la ‘fecomagnetoterapia’ no hubiese pasado ni el primer trimestre», denuncia Jorge Acosta, por su parte. Aunque, los creadores nunca llegaron a producir ni vender nada, sí que tuvieron actividades como charlas sobre los beneficios de la pseudoterapia inventada. «Hay leyes que regulan estas prácticas y su recomendación, pero muchos centros sanitarios fomentan estas terapias alternativas, este corto sirve de llamada de atención para recordar que no se están cumpliendo», lamenta Juanjo Moscardó.

Por todo esto, «Una terapia de mierda» dista de los documentales tradicionales, tomando como su única localización un plató pasado de moda, de una manera cómica, pero sin restarle importancia a el riesgo que hay al abandonar una práctica médica por la tan extendida homeopatía. El cortometraje puede verse en Filmin y, para darlo a conocer, se difundió por el canal de YouTube de Tamayo, donde obtuvo más de 100.000 visualizaciones.

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