"Pocas cosas se podrían haber hecho peor que la explotación de la marina". Es el comentario que va de boca en boca entre muchos hosteleros de la ciudad que ven cómo se desaprovecha el "potencial turístico y de ocio" de la dársena interior del puerto de Valencia al fiar su futuro únicamente a la celebración de grandes eventos.

Tras conocerse que finalmente la próxima edición de las regatas no se disputará en Valencia, se espera que las administraciones de distinto color político -Gobierno, Generalitat y Ayuntamiento- representadas en el Consorcio Valencia 2007 se pongan de acuerdo para activar el plan de usos, que incluye la instalación de tiendas, restaurantes, infraestructuras culturales y lúdicas, hoteles e incluso viviendas. "Algo tendremos que hacer, hay que tomar una decisión", admite un responsable de una de las administraciones valencianas implicadas en la explotación de la marina.

La imagen de abandono y decadencia de la marina no es la mejor carta de presentación para el turismo. "Es el momento de asumir la reordenación", apunta un portavoz de la Federación de Hosteleria de Valencia. "Ha habido una fase de reflexión y un concurso internacional de ideas y ahora es el momento de empezar a licitar las concesiones" de la dársena. Este antiguo espacio portuario fue remodelado por completo en 2007 con motivo de la 32ª Copa del América y más tarde de la F1 liberando una extensa superficie cercana al millón de metros cuadrados por la que ahora deambulan desnortados turistas y ciudadanos. "Dinamizar un espacio de dimensiones tan grandes no va a ser fácil", advierten los hosteleros.

El denominado plan "posevento" pactado en 2007 y destinado a adecuar las bases, el Veles e Vents y demás espacios deportivos a nuevos usos iba a dotarse de una inversión, vía créditos bancarios, de 50 millones de euros. Sin embargo, el Gobierno, aseguran fuentes próximas al Consorcio, ha cerrado el grifo.

La marina en estos dos últimos años se ha mantenido a medio gas, con un presupuesto de mínimos destinado a conservación y sin nuevas inversiones. Las partidas dan "para barrer, regar los jardines y poco más", explican fuentes próximas al Consorcio, responsable de gestionar la marina durante los próximos 30 años.

La alcaldesa y presidenta del Consorcio, Rita Barberá, a la que más directamente puede perjudicar la imagen de abandono que ofrece la dársena, presiona "puntualmente" al Ejecutivo para que invierta más en el puerto. El Gobierno, al que hasta ahora representaba Elena Salgado, entiende que partiendo de lo que hay se podrían tomar decisiones para reactivar la marina sin necesidad de que el ICO, que dispuso un crédito de 500 millones para la Copa del que se han gastado 300 millones, libere nuevos créditos. De hecho presiona para empezar a devolver ya lo prestado.

La Administración central, que controla el 50% de los votos del consejo rector de Valencia 2007-el otro 50% lo tienen las administraciones valencianas-, reprocha a la Generalitat y al ayuntamiento, ambos del PP, que exijan más inversiones cuando aún no han hecho efectivas las aportaciones (16 y 8 millones de euros, respectivamente)para que el consorcio funcione y pueda seguir pagando las nóminas.

"Dejar morir" la dársena

Las administraciones públicas, resume un antiguo consejero de Valencia 2007, "están dejando morir" la dársena bien por falta de recursos económicos de unos bien por falta de implicación de otros que no ven claro el rédito político. El argumento de que el plan de usos no se puede desarrollar hasta que no se aclare si hay o no Copa en Valencia "no tiene sentido", opina este ex consejero. "Por descontado que se podrían hacer cosas al margen de los eventos deportivos".

El reparto de poder en el Consorcio que estableció el Gobierno socialista no ayuda a la toma de decisiones ya que éstas deben adoptarse por unanimidad lo que dado el grado de tensión política en el seno del consejo lo ha convertido en una estructura "inoperativa", apunta otro consejero. Los desencuentos en el citado órgano han sido contínuos y alcanzaron su punto álgido en septiembre de 2007 cuando la actual vicepresidenta económica, Elena Salgado, le disputó la presidencia a Rita Barberá haciendo valer su mayor respaldo económico a la Copa.

Oracle mantiene base en Valencia hasta febrero

La Marina Real Juan Carlos I lleva más de dos años a la deriva y podrían quedarle otros dos si los políticos no lo remedian. Las idas y venidas han sido continuas desde el verano de 2007, cuando surgió el conflicto judicial por la validez del improvisado Club Náutico Español para desafiar al vencedor de la 32 edición, el equipo suizo Alinghi. El 5 de agosto pasado se supo que finalmente la 33 edición no se celebrará en Valencia sino en los Emiratos Árabes en febrero de 2010. La Copa, sin embargo, se resiste a dejar la ciudad. Seis de los equipos participantes, entre ellos el BMW Oracle -el club que inhabilitó en los tribunales al inoportuno club náutico español- han alargado el alquiler de sus bases hasta febrero de 2010 en espera de ver cómo queda el duelo Alinghi-Oracle en Ras al-khaimah y de saber si la Copa vuelve o no a Valencia. Fuentes del gobierno local mantienen viva la esperanza de que la Jarra de las Cien Guineas vuelva a Valencia tanto si ganan los suizos como si lo hacen los americanos, que han asegurado a quienes les ha querido oír que, en el caso de ser vencedores, la Copa se quedaría en la Malva-rosa.