Desde hace dos semanas el verano no da tregua en Valencia. Las altas temperaturas no solo amenazan la salud de las personas sino que se ceban incluso con las plantas. De hecho, los golpes de calor están detrás de la caída de dos palmeras de la ciudad, una el pasado jueves que hirió a una mujer y la otra en la madrugada del sábado al domingo. Es el principal diagnóstico que han aportado los expertos, pero el ayuntamiento quiere evitar más sustos y por ello la alcaldesa Rita Barberá ha ordenado que se examinen los 21.367 ejemplares contabilizados, con el fin de evitar al caída de más ejemplares.

El problema no es nuevo, de hecho en Valencia y Alicante hubo una oleada de caída de palmeras en 2012, y todos los años, en mayor o menos medida, se contabilizan nuevos casos. Sin embargo, los años de sequía, como el actual, el riesgo se multiplica. Los peligros son evidentes, ya que la caída de una palmera puede herir a personas como le sucedió a una mujer el pasado jueves en la Gran Vía Germanías o dañar coches y mobiliario urbano. En el último episodio, el que afectó a un ejemplar de la plaza el Ayuntamiento, no hubo que lamentar ningún herido, pero el miedo a que se repitan nuevos casos ha llevado al consistorio a tratar de localizar palmeras que estén en peligro inminente de derrumbe.

La caída de nuevas palmeras es «imprevisible», según José Francisco Ballester-Olmos, profesor de Jardinería y Paisajística de la Universitat Politècnica de València (UPV). No es fácil de detectar. Según el diagnóstico que maneja el Ayuntamiento de Valencia, la mayoría de sus palmeras están sanas, pero aún así son vulnerables a los golpes de calor, como explica a este periódico el experto de la UPV consultado por este periódico: «Las palmeras sufren problemas circulatorios y de absorción, que debilita la estructura de la planta y puede suponer la caída de la palmera al romperse por determinados puntos del estípite el tallo de la planta. Se trata de una disfunción de tipo fisiológico, y eso afecta a la robustez de la palmera».

El principal problema al que se enfrentan las palmeras en la ciudad es que muchos ejemplares se plantan en alcorques demasiado pequeños, normalmente en los grandes bulevares de la ciudad. «Al no tener espacio para que las raíces se nutran, las fibras se deshidratan, pierden su elasticidad y se vuelven quebradizas», apunta Ballester-Olmos, que sin embargo considera que la «plaga» de caídas no es nada preocupante: «Hay que decirle a la gente que no se preocupe. Estadísticamente, que se caigan dos ejemplares de una población de más de veinte mil es muy poco significativo. No entraña un gran riesgo», recalca el profesor de la UPV, jubilado aunque todavía volcado en el estudio.

Desde el ámbito político, se preguntan si detrás de la caída de estas palmeras no se esconde alguna deficiencia en su cuidado. La concejala del PSPV en el ayuntamiento Isabel Dolz explicó que los recortes que ha sufrido el departamento de jardines tiene mucho que ver con la situación actual, mientras que el líder de Els Verds-Esquerra Ecologista y asesor de Compromís en el consistorio aseguró que, según el personal de Jardinería con el que conversó, «ya se han caído 14 palmeras este año». Grezzi denunció que «se trata de otro caso de falta de mantenimiento y de trabajos preventivos». El profesor José Francisco Ballester-Olmos insiste que el problema tiene que ver más con el «régimen del suelo» de la ciudad que con un posible descuido.

Comienzan los trabajos

La alcaldesa de Valencia dice que el plan de diagnóstico va a ser inmediato. «Ayer cuando me mandó el mensaje Lourdes Bernal concejala de medio ambiente y me dijo que se había caído otra palmera pero no había pasado nada y le dije que las diagnosticara todas», explicó Barberá, quien reiteró que se tienen que «revisar y diagnosticar todas» porque se trata de palmeras «sanas».

Fuentes del consistorio explicaron que está previsto hacer «una batida» en unas 6.000 o 7.000 palmeras de las 21.000 censadas en la ciudad y en estos momentos, se están «armando las brigadas» que van a realizar el servicio en los próximos días.

En principio, se revisarán las palmeras que tienen fruto «porque son las que más peligro de caída tiene por el peso» y se controlará si han perdido elasticidad o si se ha pronunciado el estrechamiento del tronco.