La nueva ordenación del aparcamiento regulado en Russafa, que entró en vigor el pasado 3 de octubre, sigue generando dudas y quejas de los vecinos del barrio pero sobre todo en trabajadores de la zona y en conductores de fuera de la barriada. La puesta en marcha de las nuevas zonas verdes -reservadas para los residentes- y naranjas -que pueden utilizar vecinos y gente de fuera del barrio con un máximo de 2 horas por vehículo-, así como la eliminación de plazas blancas en favor de azules, han generado un gran descontento en toda Russafa, además de desconcierto.

Calle de Doctor Sumsi, con gran parte de las plazas vacías. R.L.V.

La consecuencia inmediata es que calles como Doctor Sumsi, Lluís de Santàngel o Pere III El Gran siguen estando vacías o semivacías en sus plazas naranjas, durante muchas horas del día, tal como pudo comprobar ayer Levante-EMV. Varios negocios de la zona, como un taller, un salón de belleza, un bar o un horno relatan a este diario que cada día entran a preguntarles si en las zonas naranjas "se puede aparcar y qué hay que hacer para sacarse el tiquet".

Un portavoz de la plataforma Convivir Russafa corrobora que después de mes y medio, ni muchos vecinos han conseguido sus permisos para aparcar, por diversos problemas para tramitar la tarjeta; ni las personas que acceden al barrio aparcan en estas áreas de aparcamiento regulado "por temor a ser multados" y "por falta de información" porque la concejalía de Movilidad Sostenible, que dirige Giuseppe Grezzi ha realizado una campaña de comunicación "insuficiente" y ha aplicado la medida de forma "impositiva".

"Más allá del boca a boca y de lo que cada uno sabe sobre cómo utilizar la zona naranja -explica esta fuente-, el ayuntamiento no se ha preocupado de informar a los vecinos ni tampoco de consensuar la medida". La transformación de zonas azules y blancas en zonas de aparcamiento verde o naranja, para Convivir Rusafa, ha supuesto una reducción de las plazas de libre disposición y gratuitas que tienen los residentes del barrio a su disposición.

"La medida responde al afán recaudatorio del ayuntamiento y va contra las clases trabajadoras, sobre todo, los que vienen al barrio cada día a trabajar y carecen de otra alternativa de movilidad, y contra las personas vinculadas al barrio, que tienen que venir a cuidar a sus mayores cada día", enfatiza esta fuente.

El dueño de un taller de reparación de automóviles revela que sus empleados ya han optado por ir al trabajo "en bici, andando o en moto". "La otra opción es aparcar el coche más allá del río, en el Puente de las Gárgolas, antes de las 7,30 horas de la mañana, porque de lo contrario ya no encuentras sitio para estacionar", recuerda. Algunos de sus clientes ya han sido multados también mientras la calle está semivacía. Además, cada día entra alguien a su negocio para preguntar: "¿Aquí se puede aparcar? ¿qué hay que hacer para pagar?".

"Se ha trasladado el problema de la falta de aparcamiento a Quatre Carreres y Malilla"

En esa línea, este portavoz de Convivir Russafa explica que para tratar de pacificar el tráfico en Russafa "han trasladado el problema de la falta de aparcamiento a Malilla y a Quatre Carreres, y han masificado localizaciones concretas como el Puente de Giorgeta".

El dueño de un bar confirma que cada día entran a preguntarle si en zona naranja se puede estacionar: "yo la verdad no lo tengo claro, como tampoco sé qué diferencia hay con la verde". En cuanto a la hostelería, le consta que hay establecimientos que han perdido parte de su clientela porque "ahora no tienen donde aparcar".

La opción que se les ofrece a los clientes de bares y restaurantes es trasladarse en transporte público "pero aquí no llega el Metro y a todo el mundo no le compensa coger un taxi para venir a cenar aquí".

Una moto circula por Pere III El Gran, con el aparcamiento regulado vacío. R.L.V.

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Hasta los vecinos empadronados están teniendo algunos problemas para tramitar sus permisos. Por ejemplo, hay residentes, cuyos vehículos están a nombre de un familiar o de su pareja que no han podido obtener el permiso. Para poder tener la tarjeta, tiene que demandarlo el vecino empadronado y estar el vehículo a su nombre.

Además, otro elemento que está perjudicando a personas más mayores o con movilidad reducida es que se ha trasladado la sede de la Junta de Distrito Municipal que antes estaba en Matías Perelló, a Malilla, lo que provoca que quienes tienen problema para sacarse el permiso por internet tampoco lo tienen fácil para desplazarse al nuevo emplazamiento y hacer la gestión de forma presencial.