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La sostenibilidad marca el camino a seguir para la València del futuro

El Ayuntamiento apuesta por la accesibilidad, la digitalización, la innovación y la creatividad como ejes de su desarrollo

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Levante-EMV analiza el efecto de la capitalidad de Turismo Inteligente 2022

Durante los últimos años, València ha convertido la sostenibilidad, la digitalización, la accesibilidad y la creatividad en los factores más importantes para desarrollarse como ciudad. Por eso, cuando la Comisión Europea decidió concederle la capitalidad de Turismo Inteligente 2022, desde el Ayuntamiento lo vieron como una recompensa. «Fue por tomar las decisiones correctas y replantear la estrategia turística de la ciudad desde 2015», se enorgullece Emiliano García, concejal de Turismo e Internacionalización. «Esos valores son importantes para el éxito de un destino» que quiere ser competitivo, explica Joan Carles Cambrils, subdirector de Visit Valencia, así que, completa García, «el 2022 será recordado como el año en el que València fue el epicentro y se convirtió en una ciudad referente».

Para analizar el efecto que ha tenido este reconocimiento para el ‘Cap i casal’, Levante-EMV y el Ayuntamiento de València junto a Visit Valencia y el Palacio de Congresos organizaron un encuentro este pasado lunes en éste recinto de eventos. Allí se reunieron García y Cambrils, cuyas intervenciones sirvieron como preludio a dos mesas redondas: la primera centrada en la transformación del sector empresarial, en la que participaron Carlos Boga, director del Hotel Las Arenas; Sylvia Andrés, directora del Palacio de Congresos; Eduardo Nogués, director del Oceanogràfic; y Teresa Navarro, presidenta de PredifCV (la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física). La otra sirvió para dibujar hacia dónde se dirige el trabajo de las entidades públicas y privadas. Así, intercambiaron opiniones José Nácher, doctor y profesor titular de Economía Aplicada de la Universitat de València; Antonio Bernabé, director de Visit Valencia; Eva Blasco, presidenta de CEV Valencia; y María Escartí, directora de Invest Valencia.

Un sector resiliente

El cambio de rumbo adoptado en 2015 permitió no solo desestacionalizar el turismo, sino también internacionalizarlo. Es decir, València ya no tenía fechas en el calendario donde las cifras de visitantes despuntaban, y además el turista extranjero iba ganando aún más terreno. Sin embargo, la pandemia supuso un duro golpe, lo que obligó a las compañías a afrontar la nueva realidad. «El sector empresarial es resiliente y ha sabido adaptarse», destacó Emiliano García. Por eso, «la capitalidad no fue fruto del azar», aseguró Sylvia Andrés.

Y así es. Las empresas saben que el turista que llega a València cada vez está más comprometido. Prueba de ello, es que «piden mucho el plan de sostenibilidad y RSC», señaló Carlos Boga. Asimismo, y hablando desde la experiencia, la directora del Palacio de Congresos explicó que «el turismo de reuniones deja tres o cuatro veces más dinero» que el tradicional. Y eso es porque las personas que nos visitan con motivo de este tipo de citas ven la ciudad como un lugar atractivo al que quieren volver más adelante.

«El turista se queda con ganas de más y repite», explicó. Eso, coincidió Boga, es porque ven que «somos un destino turístico seguro» y que la ciudad tiene muchas más cosas que ofrecerles «más allá de la oferta cultural y gastronómica». De hecho, expuso, aparte de Europa, «València es una ciudad reconocida en Asia y EE UU en los últimos años». A lo que Antonio Bernabé añadió que, por ejemplo, «cada vez estamos mejor posicionados en el mercado norteamericano: en enero, las pernoctaciones de estadounidenses han sido superiores a las de franceses, lo que demuestra que València es más cosmopolita y está situada más allá del mercado europeo».

Por tanto, «hoy las empresas queremos ser responsables y sostenibles», reivindicó Boga. Pero ese compromiso se ha de demostrar con hechos y ahí, por ejemplo, entran en juego las medidas tomadas en torno a la accesibilidad. «València es una ciudad que no puede dejar a nadie atrás», exigió Teresa Navarro. Desde PredifCV aconsejan «qué medidas hay que tomar» porque «somos un colectivo muy importante que tenéis que tener en cuenta todos los sectores turísticos», afirmó. Navarro también aprovechó para pedir medidas de este tipo más allá de las personas con problemas de movilidad: «Cualquier persona con discapacidad necesita una serie de servicios». «Todas las medidas que se toman para las personas con discapacidad sirven para el turista general», añadió. Sin embargo, indicó que, aunque «es importante hacer acciones», también lo es «informar sobre ellas». En este sentido dijo que hace falta más coordinación y menos burocracia.

Pero no solo en materia de accesibilidad. Andrés señaló que «el Palacio de Congresos tiene cuatro ejes estratégicos: innovación, digitalización, sostenibilidad y experiencia», y que, entre otros, desde 2020 ese compromiso lo aplican «en todas las candidaturas y eventos que celebramos» al dar «la opción al cliente de calcular su huella de carbono y cómo compensarla». En esa misma línea, Eduardo Nogués explicó que «la sostenibilidad es la razón de ser del Oceanogràfic» y que por esa misma razón, deben intentar «minimizar» su «huella de carbono».

Teniendo en cuenta, tanto el atractivo turístico que supone como la importancia de la sostenibilidad, no es de extrañar que el sector vea en ella una manera de acercarse al cliente y un filón económico a explotar. No obstante, avisó Boga, «la sostenibilidad es cara», y quiso poner sobre la mesa la idea de la «ciudad de dos velocidades: la de la Administración pública, que recibe ayudas económicas como los fondos europeos, y la de la empresa privada», que no recibe tantas.

Turismo de barrio

Pero, ¿y a partir de ahora? Una de las ideas que también salió a colación fue que el rango de influencia del turismo es mucho mayor, sobre todo en materia laboral. «En pandemia, desde otros sectores vieron que el movimiento turístico [...] generaba actividad económica en sectores que no se habían relacionado jamás con el turismo», dijo Eva Blasco. En ese sentido, continuó, «ha habido un amplitud de miras» y «en el ámbito empresarial ha empezado a calar el mensaje de que el turismo es de todos» y que –aunque «representa alrededor del 14 % del PIB»– genera mucho empleo «de manera indirecta».

Sin embargo, insistió en que esa idea de «transversalidad» hay que hacérsela ver a la ciudadanía. Los valencianos debemos conocer «más a nuestra ciudad» y para eso una buena solución es «el turismo urbano». Ello se concreta en el «turismo de barrio», como coincidió José Nácher. «El turismo lo es todo» y debemos «compartir experiencias en su conjunto». «Todos los barrios tienen cosas interesantes que ofrecer» y «los Erasmus nos están señalando lo que tenemos que ofrecer al mundo». Así, completó: «A veces, hasta que no vienen de fuera no nos damos cuenta de lo interesante que tenemos en casa».

Por otro lado, Antonio Bernabé señaló que, ya que las «empresas están aumentando su interés por ponerse al día», uno de los grandes retos a afrontar es que «con estos avances las podamos acompañar y ayudarlas a acceder a los fondos europeos». En este sentido, se mostró convencido, el «modelo de gobernanza es clave para seguir avanzando». También en el diálogo social.

«Hemos sido capital porque la ciudad está en un momento de eclosión» quiso concluir Bernabé. «Quiero que como ciudad sigamos avanzando y creciendo», dijo Boga, a lo que García añadió: al fin y al cabo, «esta capitalidad es un horizonte hacia el que seguir trabajando». Pero tampoco «hay que morir de éxito» ni «perder el alma de la ciudad» terció Nogués. Ahora València es un referente y el mundo la está mirando.

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