Análisis

Una oportunidad de progreso... y de inversión

La regeneración urbana en el conjunto del Cabanyal-Canyamelar provoca la explosión de apartamentos turísticos

El barrio del Cabanyal

El barrio del Cabanyal

Vicent Gallart

Que el carácter explosivo del fenómeno de los apartamentos turísticos en el Cabanyal, más allá del contexto general, es una consecuencia no deseada y de momento inevitable del exitoso proceso de regeneración urbana que se ha producido como resultado de las políticas llevadas a cabo desde el anterior gobierno de progreso, es algo que salta a la evidencia. Que su efecto pueda acabar en aquello de «morir de éxito» es algo evitable. Está en manos del actual gobierno municipal poner los medios para que su crecimiento resulte sostenible.

Si tenemos en cuenta los datos del Registro de Viviendas Turísticas de la Generalitat, el 31 de diciembre de 2015, es decir, en el arranque del proceso de su regeneración urbana, tras despejarse todas las amenazas de destrucción y abandono que habíamos venido soportando desde hacía más de 20 años, en el conjunto del Cabanyal-Canyamelar habían registrados 24 apartamentos turísticos, y desde luego ni uno solo en el corazón del barrio del Cabanyal, que por aquel entonces ya era conocido en muchos lugares de Europa por su atractivo arquitectónico y la defensa ciudadana de Salvem el Cabanyal.

Eran ya en aquel momento muchos los intrépidos, algunos de ellos llegados con la America’s Cup, que venían apostando por comprar una casa para rehabilitarla y fijar su residencia. A día de hoy esos 24 apartamentos, que se situaban mayormente en el perímetro del barrio, han pasado a ser 659, el 5,1 % de las viviendas, y se concentran especialmente en el corazón del Cabanyal, la entonces denominada «zona cero», en unas manzanas en las que la media de su porcentaje respecto al total de viviendas ya roza el 9 %, existiendo media docena de ellas en las que dicho porcentaje sobrepasa el 10 % que establece como límite el nuevo planeamiento, y todo ello sin contabilizar los ilegales.

Apartamentos en el Cabanyal-Canyamelar

Apartamentos en el Cabanyal-Canyamelar / Levante-EMV

10 barrios más «cool» de Europa

Si tomamos como referencia los que aparecían en un informe de DataHippo, un proyecto colaborativo para ofrecer datos de diferentes plataformas de alquiler turístico, a finales del 2018 se ofrecían 898 apartamentos turísticos en el conjunto del Cabanyal-Canyamelar, lo cual ya significaba el 7 % del total de viviendas.

Esta es la situación de partida con la que nos encontramos en esta inaugurada andadura política, con un planeamiento urbanístico recientemente aprobado, con uno de sus barrios, el Cabanyal, cuya mención es un valor añadido para cualquier iniciativa inversora que se implanta, incluso fuera del mismo, que pronto contará con un hotel con la marca Hilton, que alardea mediáticamente de ubicarse en el Cabanyal, cuando lo hace en el Canyamelar, y que el rotativo británico «The Guardian» lo sitúa entre los 10 barrios más «cool» de Europa. En resumen, un barrio atractivo, sin los nubarrones de las superadas amenazas municipales y donde el antiguo eslogan de «una oportunidad de progreso» se ha convertido en «una oportunidad de inversión», en la que la marca Cabanyal ha pasado a ser una máquina de hacer dinero.

Sin duda se trata de un fenómeno controvertido, que ha favoreciendo la regeneración urbana y la generación de rentas en todo el barrio, también de los pequeños propietarios particulares (con un diferencial de rentabilidad del 250-300% respecto al alquiler convencional), permitiéndoles beneficiarse de los ingresos del turismo, algo que está incentivando la rehabilitación de muchos pequeños locales y minúsculas viviendas de apenas 40 m2, especialmente en plantas bajas que llevaban décadas abandonadas por sus propietarios, sin que en muchos casos hubiera existido amenaza sobre ellas.

Pero está siendo de modo especial en la franja que durante décadas estuvo amenazada por la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez, en el que la ocupación ilegal por familias desfavorecidas, el tráfico de drogas, el nivel de inseguridad y la desolación de hace ocho años era casi absoluta, donde muchas viviendas abandonadas ahora se han convertido en «el objeto del deseo» para vivir, o sencillamente para invertir en apartamentos turísticos, tanto para particulares como para especuladores.

Ya nadie hace «ascos» a invertir en esa zona y sin duda eso está contribuyendo a su regeneración/gentrificación, como han contribuido todas las inversiones públicas que se han venido llevando adelante en estos pasados años, con la regeneración del espacio público, la implantación de nuevos equipamientos y la recuperación de su patrimonio arquitectónico.

Apartamentos en el Cabanyal-Canyamelar

Apartamentos en el Cabanyal-Canyamelar / Levante-EMV

Los problemas que generan

Pero si visibles son algunos aspectos positivos que ha traído la aparición del turismo y sus inversiones, no menos visibles son las amenazas que se empiezan a percibir, especialmente por los problemas que generan los apartamentos turísticos en comunidades de propietarios de edificios con muchas viviendas (ruido por comportamientos incívicos y sensación de inseguridad en el edificio), aunque en otros casos no se deben tanto al turismo, sino más bien al interés que despierta el barrio como lugar de residencia. Me refiero de modo especial a la subida del precio de la vivienda y de los alquileres, algo en lo que resulta difícil establecer en qué medida ha contribuido además la oferta de viviendas turísticas, ya que es algo que está sucediendo en todas partes.

El barrio del Cabanyal está siendo objeto de una gran transformación urbana.

El barrio del Cabanyal está siendo objeto de una gran transformación urbana. / Levante-EMV

Solares e inmuebles deshabitados

El denostado efecto gentrificador que amenaza la sostenibilidad de la regeneración urbana de los centros históricos de las grandes ciudades ha llegado al Cabanyal para quedarse y sin duda tendrá efectos perniciosos para la supervivencia de algunos de sus valores. Un efecto que se ha superpuesto a la existencia de un gran número de solares e inmuebles deshabitados (2.800 viviendas vacías en 2011) y en venta al inicio del proceso, lo que ha facilitado la llegada de nuevos vecinos con mayor poder adquisitivo, muchos de ellos extranjeros.

La evolución del desplazamiento y renovación de la población que se produzca en los próximos años vendrá marcada, entre otros, por la política municipal que se siga con la muy importante bolsa de propiedades públicas aún abandonadas (más de 150 viviendas y unos 8.000 m2 en solares), así como por las estrategias de algún grupo inversor alemán que ha venido acumulando muchas propiedades en los últimos 8 años, al parecer con puro afán especulativo.

A todo ello se añadirá el desenlace final de «la joya de la corona», la regularización de las concesiones centenarias de suelo municipal ya caducadas a lo largo de todo el paseo marítimo.