Vuelta a España 2023

La Vuelta se convierte en el reino de los barbudos

El francés Soupe Geoffrey sorprende a todos con su poblada barba y gana al esprint en Oliva antes de la cita de Xorret de Catí con el anuncio de lluvias.

Soupe Geoffrey, a la derecha, gana el esprint de Oliva.

Soupe Geoffrey, a la derecha, gana el esprint de Oliva. / LA VUELTA

Sergi López-Egea

Antonio Pardo es hombre del tiempo, cicloturista y valenciano, conocedor del terreno, tierras levantinas secas y algo áridas que están pendientes de ese radar que va enloquecido. “Habrá tormentas y es una lotería, pero el mal tiempo compartirá espacio con la Vuelta, con un poco de suerte igual llueve fuerte cuando los ciclistas pasen la meta”. Todos miran al cielo, porque las previsiones son muy malas en el fin de semana de una ronda española que bien podría decir aquello de que no ha sido diseñada para luchar contra los elementos.

Porque este fin de semana llega un clásico de la Vuelta, el Xorret de Catí, un lugar donde han ganado José María Jiménez, el Chava que murió demasiado joven, y Julian Alaphilippe, la última vez que se afrontó, y el domingo el estreno del Collado de la Cruz de Caravaca, al revés del nombre de la población murciana.

Día de calma aparente

Y si uno contempló la etapa de este viernes y no se durmió con el esfuerzo de no perderse un instante de la competición, difícil, porque hay días de ciclismo que no quedan registrados en los anales de este deporte, comprenderá que los corredores se tomaron el día pensando en lo que les espera el fin de semana, como el que se va pronto a dormir el jueves para guardar fuerzas para un viernes noche desenfrenado.

Desenfrenada, precisamente, no fue la séptima etapa, casi sin escapadas, casi sin que pasase nada a pesar de una caída con la rodilla de Geraint Thomas que impactó contra el asfalto y con Jonas Vingegaard al que le dio por sorprender al resto de favoritos en el esprint de Cullera donde arañó dos segundos al resto de favoritos y, sobre todo, para dejar el suspense de quién es el verdadero líder del Jumbo: Primoz Roglic o él.

Fue durante muchos kilómetros un pelotón de amigos, de amigos para siempre, como si todos supiesen quién iba a ganar de nuevo, que una escapada era imposible, que hasta se podía desaprovechar alguna racha de viento que animase una ofensiva y que todos llegarían a Oliva juntos hasta que una caída, con el neerlandés Tymen Arensman como principal afectado, lo estropeó todo.

Llegó el miedo

De la tranquilidad se pasó al miedo, porque el golpe fue terrible, porque todos escucharon el estruendo y cuando esto sucede los favoritos se apartan, se abren espacios y todo acaba con la victoria del menos esperado, del francés Soupe Geoffrey, 35 años, el ciclista francés que rompe los esquemas del prototipo de ciclista al correr con una barba tan espesa, que lo que menos parece es un corredor profesional. Curioso y hasta sorprendente que su victoria, inesperada a todas luces, se produjera el día antes del día internacional de la barba, como homenaje a los que regatean las cuchillas y las máquinas de afeitar.

Fue el primer día de Lenny Martínez como jersey rojo de la Vuelta, sin poner cara de susto pese a los 20 años, sabedor de que es un buen escalador y que no será tarea fácil que suelte la prenda este fin de semana antes de que el martes, después de la jornada de descanso del lunes, llegue la contrarreloj de Valladolid.

Y todos mirando el tiempo, las nubes que todavía no asomaban cuando el pelotón llegó a Oliva, en una Vuelta donde los corredores franceses se lucen. Todos sabiendo que salvó un milagro inesperado se mojarán este sábado en una jornada de duro ciclismo con cinco puertos, el último el de Xorret de Catí, en Alacant, con un descenso a meta que puede poner los pelos de punta si se confirman los tambores de lluvia.