Cada vecino de la Ribera genera 547 kilos de basura

El consorcio trata 183,3 millones de kilogramos de residuos en la planta de Guadassuar el año 2023

Los contenedores abiertos resultan ineficaces para el correcto reciclaje: el 60 % del contenido de un basurero gris debería ir a otro

El puerta a puerta o los basureros con identificador se perfilan como los modelos de presente y futuro

Kilos y kilos de basura en la planta de de Guadassuar, en una imagen de archivo.

Kilos y kilos de basura en la planta de de Guadassuar, en una imagen de archivo. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Un vecino de la Ribera genera, de media, más de quinientos kilogramos de basura. Solo el año pasado, el Consorci Ribera-Valldigna gestionó más de 180.000 toneladas de residuos de los 51 municipios a los que presta sus servicios. 

El propio consorcio ha realizado un completo balance de su gestión del pasado 2023 que ha compartido, a través de infografías, con los ayuntamientos de la Ribera y la Valldigna. Es el único consorcio que ha ofrecido esta información de forma detallada e inteligible a los consistorios, con el objetivo de que conozcan cómo de bien (o de mal) reciclan sus vecinos. De ese modo, se ayuda a los municipios a realizar las campañas de concienciación que más convengan según sus necesidades.

El informe cifra en 183,3 millones los kilos de basura que el consorcio recogió y trató en el complejo de valorización de residuos de Guadassuar. Esto supone que, de media, cada habitante generó el año pasado 547,5 kg de desechos. Una familia compuesta por cuatro personas, por tanto, excedería los dos mil kilos.

Falta concienciación

«Supone que, cada día, generamos más de un kilo de basura. Podemos y debemos generar menos, pero hace falta mucha concienciación», comenta al respecto el gerente del Consorci Ribera-Valldigna, Ángel Rodríguez.

Un camión traslada basura a la planta de Guadassuar.

Un camión traslada basura a la planta de Guadassuar. / Agustí Perales Iborra

Otro dato relevante que recoge el balance anual del consorcio muestra el largo camino que todavía quedar por recorrer en materia de reciclaje: aproximadamente el 60 % del contenido de una bolsa de basura que llega al contenedor gris debería haberse arrojado a uno de otro color

Ante la falta generalizada de concienciación, las nuevas leyes europeas obligarán a los ayuntamientos a adoptar modelos de recogida de basura más eficiente. «La comparación más clara la tenemos con el agua. Antiguamente, era gratis. En el momento en el que empezamos a introducir los costes energéticos, sistemas de depuración y potabilización y otros gastos, se instalaron los contadores. Si queremos reducir la basura, no puede ser que el coste sea igual para todos, ya que si se cobrara a cada uno lo que genera, esos quinientos y pico kilos por persona serían muchos menos», expone Rodríguez. 

Tal y como explica el propio gerente del consorcio, la nueva legislación aprobada en 2022 da un plazo de tres años «para implantar una nueva tasa que refleje de forma clara y transparente todos los costes asociados a la gestión de la basura, por lo que traslada la responsabilidad a los vecinos».

Cambio de hábitos

Solo un cambio de hábitos garantiza la sostenibilidad del planeta y las leyes obligan a su cambio, visto que los sistemas de recogida más extendidos en la comarca no ofrecen las garantías que se demandan. «Aquellos lugares en los que se implanta una recogida separada de calidad, ya sea con modelos como el puerta a puerta o con contenedores inteligentes, se alcanzan unos niveles de separación aprovechamiento más que óptimos, porque no debemos olvidar que debemos darle una segunda vida a casi todo lo que tiramos a la basura», indica Rodríguez, que prosigue: «El modelo del contenedor abierto y el todo vale tiene unos resultados distintos, que no garantizan que se llegue a esos niveles. A la vista está, ya que dos terceras partes de lo que recogemos en el contenedor gris no debería estar ahí. Los vecinos deben comprender que la gestión de la basura no es como el juego infantil del cucu-tras. La basura que no vemos no desaparece», concluye el gerente del consorcio.

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