Ahora, don Manuel es un entrenador de fama internacional, en gran parte por su inteligencia, en la otra parte por la confianza recibida del presidente Fernando Roig, un empresario metido a propietario de una Sociedad Anónima Deportiva -algún día se tendrán que preguntar por qué unos son SAD, otros sencillamente clubes- a la que aplica estrategias empresariales - amigo, Fernando Roig, digo, de confiar en aquellos de sus colaboradores que lo merecen y a los hechos me remito.

Pues bien, los últimos vientos del club de Miralcamp anuncian la renuncia a seguir buscando un portero de confianza en el mercado, para entregarla al tercer portero, pasado a primero por lesión de sus dos compañeros y Barbosa, no sabía uno de su ironía, ha venido a decir que gastarse el dinero o confiar en lo que se tiene en casa es asunto del club, que él está para parar balones. Está él y está también alguno más en la cantera que pararlos los para. De modo que otra vez llega la sorpresa, en forma, esta vez, de confiar en el cancerbero argentino y a mí me gusta el riesgo en este caso. Porque es un riesgo calculado, que las piscinas a estas horas del verano tienen el agua menos tibia. De modo que suerte y al toro, que es una mona.

Porque, además, no es el único riesgo que el submarino amarillo afronta. Los fichajes de este año, particularmente los dos primeros, más el del castellonense Fornals, son insultantemente jóvenes, digo de este, más Ünal y Semedo, que costaron una millonada, con lo que además de su talento se compró su proyección, se supone que a medio plazo. Lo de llegar y besar el santo se puede adjudicar a Carlos Bacca, un goleador curtido ya en mil batallas, que goleará pronto, a condición de que los servidores del último pase se prodiguen, que lo harán en cuanto despierten de la siesta veraniega que ya es historia. Hay mucho gol allí arriba, cuya responsabilidad es de los puntas, pero también entrando desde la segunda línea Roberto Soriano, Fornals y Trigueros, que deben armar la pierna más veces, para encontrar el hueco escondido entre la red y la manopla del portero visitante. Rematar a gol una vez o dos en todo el partido, como hasta ahora, es asunto que tendrán que hacérselo mirar los tres citados, que también están para eso.

Pretendo decir que los planes de Esribá, por lo que hace al dibujo táctico/estratégico tiene que cambiar del sistema antiguo y viejo del 4-4-2 , que ha prestado grandes servicios pero está obsoleto. Dos líneas de tres concluyen en que los compañeros están más cerca, de modo que la tan consumida distancia entre pivotes y puntas se acorta, también porque la sala de máquinas hay un especialista más, mientras que la segunda jugada y la segunda línea han de tener potencia y puntería, asunto que Trigueros, Roberto Soriano y Fornals, dominan, pero apenas ejercen.

No soy un fan de Escribá y el inicio de temporada me ha dado la razón. Pero puesto que parece preocupado y sobre todo ocupado en cambiar la partichella, hágalo en buena hora, que mimbres tiene para dar y tomar. Tal vez les falta, a los jugadores, digo, un poco más de respeto para con su míster al que han colaborado a asomar al precipicio, también una obviedad, porque es más barato tirar a uno que veinticinco. Ante el Betis habrá que verlo, pero clarito, que siendo la Liga muy larga, no queda tiempo para más bromas como las de Valencia y San Sebastián.