Los humedales valencianos: mucho más que flamencos

La Comunitat Valenciana cuenta con 6 parques naturales en la costa amenazados por la falta de agua y el aumento del nivel del mar uSon captadores de carbono pero mal gestionados pueden ser emisores

Panorámica de la marjal de Alfafar con una bandada de flamencos y València al fondo.

Panorámica de la marjal de Alfafar con una bandada de flamencos y València al fondo. / JM López

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

«Los humedales son mucho más que flamencos». La frase refleja el sentir generalizado de los biólogos y colectivos ambientalistas que trabajan en l’Albufera cuando se les inquiere sobre el estado ecológico del enclave. La respuesta bien podría valer para cualquiera de los otro cinco parques naturales en zonas costeras: Prat de Cabanes-Torreblanca, Marjal de Pego-Oliva, Salinas de Santa Pola, Fondó d’Elx, así como Salinas de Torrevieja y la Mata. La Comunitat Valenciana tiene catalogados en total cuarenta y ocho humedales, la mitad situados en el interior. Son los ecosistemas más en peligro en un territorio abocado al estrés hídrico como es hoy por hoy el sureste peninsular.

Una barca por el lago de l'Albufera.

Una barca por el lago de l'Albufera. / Germán Caballero

Aunque sin alcanzar su estado más óptimo, l’Albufera está bastante mejor que Doñana

En cualquier caso, la sobresaliente presencia de aves invernantes en los últimos años viene a demostrar que sin atravesar su momento más óptimo, l’Albufera está bastante mejor que Doñana. Por poner un ejemplo cercano. Las poblaciones de flamencos no paran de crecer, pues en diciembre llegaron a contabilizarse unos 28.0000 ejemplares, el doble que el ejercicio anterior. Aunque la puesta de huevos acabó frustrándose al ser abandonados de un día para otro, las bandadas con miles de estas zancudas migratorias siguen sobrevolando la marjal en busca de comida.

Enorme atracción

Los grupos ecologistas sitúan el foco más allá de estos impresionantes pájaros, que eso sí suscitan una enorme atracción. Grupos como SEO/BirdLife reclama para la laguna instrumentos normativos, como el Plan de Gestión de la Red Natura 2000, el Plan de Ordenación de Recursos Naturales o el Plan Rector de Usos y Gestión que garanticen la llegada de aportes de calidad. «Sin agua no hay nada que hacer», incide cada vez que se le pregunta a Mario Giménez.

Flamencos en l’Albufera con Valencia de fondo desde la carretera que conecta Alfafar con El Saler

Flamencos en l’Albufera con Valencia de fondo desde la carretera que conecta Alfafar con El Saler / Germán Caballero

Carles Sanchis Ibor, presidente de la Junta Rectora del Parc Natural, o el catedrático de Ecología de la Universitat de València, Antonio Camacho remarcan también la importancia de una buena conservación de l’Albufera. «Es el mejor escudo frente al cambio climático», apuntan, por su poder para el secuestro de carbono. Por contra, un humedal mal gestionado puede convertirse en un fatídico foco de emisiones a la atmósfera.

Vertidos y avance del mar

La subida del nivel del mar es uno de las grandes batallas que tienen por delante los humedales litorales. En el caso de l’Albufera podría llegar a los 0,8 metros a final de siglo. Con la tendencia actual, el avance marino alcanzaría los niveles medios de la laguna en 2040-2050. Por lo tanto, el riesgo significativo no es de colmatación a corto o medio plazo, pero sí de salinización. Así lo refleja el último informe de la comisión científica de la Junta Rectora sobre el posible dragado del lago, actuación esta última desaconsejada por los firmantes del documento.

Recuperar el estado ambiental óptimo

La aportación de agua de calidad al humedal para recuperar su estado oligotrófico anterior al desarrollo urbano industrial es, pues, « absolutamente necesario». Las concentraciones de fósforo han de ser inferiores a las que ahora llegan al vaso. En el mismo informe se subraya como prioritario «alcanzar un completo sellado respecto a los vertidos contaminantes de origen urbano e industrial». Además del mandato de la Unión Europea de que las masas de agua alcancen un buen estado ambiental para 2027, la calidad de las zonas húmedas es decisiva en la adaptación al calentamiento global. En el caso de l’Albufera el reto no es menor.

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