La inspección de la vivienda 86 respalda la tesis de que un fallo eléctrico inició el fuego

Agentes de la Policía Científica toman muestras en el piso y en otros puntos del edificio siniestrado para complementar el informe preliminar

Las familias siguen a la espera de que la Policía concluya las identificaciones para tramitar los sepelios

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

Fallo eléctrico. Ese parece ser el origen del incendio que ha arrasado las dos torres del edificio de Nou Campanar que se ha saldado con diez muertos, 15 heridos –ya no queda ninguno hospitalizado desde ayer, tras recibir el alta el último bombero– y la pérdida de las 137 viviendas que formaban el complejo.

Tal como ha venido adelantando Levante-EMV, la Policía Nacional ha barajado desde el principio la tesis del fallo eléctrico, que se empezó a consolidar el pasado sábado por la tarde, cuando los especialistas en investigación de incendios de la brigada de Policía Científica de València y los de la Comisaría General desplazados el viernes desde Madrid, realizaron la primera inspección en la vivienda de la puerta 86, en el octavo piso, en la que comenzó el incendio.

Y se ha consolidado a lo largo de la inspección realizada ayer, tanto en esa vivienda como en otros puntos del edificio. De hecho, los especialistas han tomado muestras en distintas plantas, a partir del análisis de las marcas de humo, que son los principales indicadores para rastrear la evolución del fuego en un siniestro.

La agencia Efe, citando «fuentes próximas a la investigación», aseguraba ayer en un teletipo que el siniestro «se pudo haber originado por un cortocircuito en el mecanismo del toldo» y afirmaba que esa era «la causa más probable según el informe preliminar» de la Policía Científica. Ninguna fuente confirmó ayer esa posibilidad. De hecho, al cierre de esta edición no había trascendido si el análisis policial ha establecido si el fuego tuvo su inicio en el interior de la vivienda 86, situada en el séptimo piso de la torre más alta, la de 14 plantas, o si por el contrario el inicio ha sido detectado en el mismo balcón.

La marca del cono invertido

Los especialistas detectan el punto de inicio de los incendios a partir de determinadas marcas. Habitualmente, el foco inicial, cuando se produce en un inmueble, como es el caso, deja una marca en la pared en forma de cono invertido, mucho más blanquecino que el entorno.

El juzgado de Instrucción número 9 de València, que estaba de guardia de incidencias la tarde del jueves, cuando se desató la tragedia, ya recibió ese día comunicación oficial de la Policía, informándole de la existencia de al menos cuatro cadáveres en una de las viviendas –los de la familia que falleció confinada en el baño de su casa, en la octava planta (la misma del 86, pero en la torre más baja), y cuyos cuerpos fueron avistados por los bomberos con uno de los drones–.

Por esa razón, el magistrado es quien se queda con el caso, aunque fuese su compañera del Juzgado de Instrucción número 10 quien abriese diligencias y levantase los nueve primeros cuerpos rescatados el viernes, y la del 11, el de la décima y última víctima mortal un día más tarde, el sábado por la mañana.

Así, será el titular del Juzgado de Instrucción número 9 quien recibirá en los próximos días el informe preliminar de la Policía Científica, avanzando las primeras conclusiones de la investigación que lleva el grupo de Homicidios de la Policía Nacional.

Desde el primer momento, la tesis principal, tal como ha venido informando este diario, es que el incendio tiene un origen eléctrico. La hipótesis se basa en dos hechos objetivos: el complejo reducido a su esqueleto por el incendio estaba completamente alimentado por electricidad y el piso estaba vacío en el momento de ocurrir los hechos, porque su inquilino estaba de viaje de trabajo fuera de València.

En cuanto la Policía Nacional lo localizó telefónicamente a última hora de la tarde del jueves para averiguar si estaba en el interior del piso cuando se desató el incendio, el hombre explicó que estaba fuera de la ciudad y aseguró que no había dejado conectado ningún electrodoméstico.

En esa llamada, realizada durante el proceso de descarte que se siguió para determinar el número de desaparecidos, el inquilino, tal como avanzó ayer este periódico, también dijo que había tenido problemas eléctricos en el calentador, concretamente «chispazos» en el enchufe, y que esas incidencias habían cesado tras la sustitución del aparato.

La Policía Científica rastrea el piso 86 en busca del origen del fuego

JM López

Así mismo, agregó que otros vecinos le habían comentado que habían experimentado incidentes similares en sus hogares en el circuito eléctrico. Sin embargo, ningún residente, ni propietario, ni inquilino, ha mencionado esa circunstancia en las sucesivas reuniones celebradas tras el siniestro, por lo que habrá que esperar a lo que declaren ante los investigadores de Homicidios.

Se da la circunstancia, de que el balcón en el que dio comienzo el incendio, como atestiguan los diversos vídeos grabados desde la calle en los primeros momentos, es compartido por el comedor y la cocina. De hecho, el punto donde más llamas se aprecian es el más próximo a esa estancia. Las imágenes promocionales del complejo residencial permiten ver que los calentadores se encuentran precisamente dentro de un armario de la cocina, en el punto de la cocina más cercano al exterior.

Las familias, a la espera

Mientras, las familias continúan a la espera de que finalice el proceso de identificación, que únicamente está pendiente de los cotejos de ADN que están realzando los genetistas de la Policía Nacional en el laboratorio central de la Policía Científica, en el complejo de Canillas (Madrid).

La previsión inicial, si los biólogos han conseguido obtener muestras genéticas incluso de los cuerpos que estaban en peor estado de conservación por efecto del fuego, es que el cotejo de esos marcadores biológicos con los obtenidos de las muestras de los familiares en el Centro de Turismo (CdT) de València en la mañana del viernes pueda estar concluido este miércoles, como my tarde.

Ese sería el mejor de los escenarios para las familias de los diez fallecidos, que solo están a la espera de que concluya ese proceso para personarse en el juzgado y cumplimentar la documentación necesaria que les permita retirar los cuerpos de sus seres queridos y dedicarles las honras fúnebres que cada una de ellas haya elegido.

Si no es posible alcanzar la certeza identificativa con el ADN, los expertos de la Comisaría General ya disponen de suficiente material documental y de otros tipos aportados por las familias para identificar esos restos mediante otras técnicas antropológicas, odontológicas y radiológicas.