El tiempo de Semana Santa será un martirio (como siempre)

Pronóstico de chorro polar para Semana Santa.

Pronóstico de chorro polar para Semana Santa. / METEORED

Juanjo Villena

El chorro polar está haciendo las maletas para pasar la Semana Santa en España. Somos gente muy acogedora, pero según para qué cosas. Que llueva en un país como el nuestro siempre es una bendición, especialmente cuando las nubes echan el resto en el sur y en el este peninsular. También en los archipiélagos. Son zonas que deberían tener callo pero, por lo que sea, siempre acaban panza arriba y rogando para que llueva incluso al máximo pontífice. Que se lo digan a Juanma Moreno. Ahora imagino que andará pidiendo clemencia al santo que toque. Sugiero San Nelson, sacerdote y mártir. Quien lleve al día el listado para el nombramiento de las borrascas lo entenderá.

Algunos medios de comunicación ahora tienen otros patrones para la abundancia. Adalides de costumbres ancestrales que desafían a toda lógica científica, aunque me consta que sus artes en realidad son más físicas que metafísicas. Tengo pruebas. En estas fechas los pronósticos ganan muchos adeptos y la prensa trata de sacar partido de todas estas palancas de visitas e ingresos. Recurren a jóvenes chamanes y titulares propuestos por estrategas de Google, que tratan de exprimir hasta la última gota cada fenómeno meteorológico. Y las borrascas que se avecinan albergan muchas gotas de esas. También tendrán de las otras, porque sí acabará lloviendo.

La Semana Santa no era el momento para enemistarse con el chorro polar, pensarán muchos. Estar ahí, bajo la zona de vientos más intensos en el jet stream o entre sus ondulaciones, que se articulan a unos 10 kilómetros de altitud aproximadamente, supone quedar expuestos a una vorágine de viento y precipitaciones más abajo. De confirmarse el peor escenario, tampoco cabría esperar precipitaciones todos los días y en sus 24 horas. Habría también muchos ratos de tiempo apacible. Incluso en ese extremo hay esperanza.

La verdad es que todo esto es tremendamente previsible. Es normal que en estas fechas los meteorólogos salgan a rogar paciencia ante la incertidumbre que aguardan los pronósticos. También que los medios publiquen el fenómeno de turno a pecho descubierto, haciendo caso omiso de sus súplicas. Y que, al final, acabe llegando alguna DANA o borrasca para dejar lluvias en algunos de los días. En otros luce el sol y los cofrades afortunados airean eso de "siempre se equivocan”. ¡Bendita cruz!