Adiós a Fernando Delgado, ante todo un "hombre bueno"

Amigos, familiares y personalidades de la cultura y la política despiden en Faura al escritor y periodista fallecido a los 77 años

Voro Contreras

Voro Contreras

En Faura enterraron ayer a un hombre bueno. Así al menos lo calificaban todos los que acudieron a su funeral y fueron preguntados al respecto. Fernando Delgado fue periodista, sí. Y escritor. Y político sin carnet pero con escaño socialista en Les Corts Valencianes. Pero al parecer, y según certificaron sus amigos y allegados, fue ante todo un hombre bueno en el sentido machadiano de la palabra.

Capilla ardiente de Fernando Delgado en Faura

Capilla ardiente de Fernando Delgado en Faura / D. Tortajada

Lo dijo la escritora Alicia Giménez-Barlett, quien quiso destacar que, además, era «divertido, tierno, dulce, guapo y bondadoso a más no poder». También la cantante Sole Giménez recordó lo bueno que era Delgado, y su generosidad «y lo cariñoso que era con los demás». Y lo mismo la escritora Carmen Amoraga, que se acordó de cómo el «bueno» de Fernando Delgado le dijo la última vez que se vieron que «no tenía miedo a morir, sino a no tener salud». O el diputado socialista y exalcalde de Faura, Toni Gaspar, quien aseguraba que del «hombre divertidísimo» que fue Delegado «aprendí muchísimo de como ser buena gente». Para la exvicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, Delgado fue «un ser humano fuera de lo común». Y el expresidente de la Generalitat, Ximo Puig, lo consideró, entre otras muchas cosas, «un hombre superdotado para la ternura y el amor».

Al bueno de Fernando Delgado lo enterraron ayer en Faura, el pueblo valenciano en el que eligió vivir con Pedro García-Reyes, su pareja, hace ya más de dos décadas. El mismo ayuntamiento en el que en 2012 fue nombrado ciudadano ilustre de la localidad sirvió para acoger la capilla ardiente con su féretro y una foto suya con la Virgen de la Candelaria, patrona de las Canarias donde Delgado nació hace 77 años. 

Alfons García, subdirector de Levante-EMV y amigo de Fernando Delgado

Alfons García, subdirector de Levante-EMV y amigo de Fernando Delgado / D. Tortajada

A las 14.00 horas llegaba al consistorio desde la casa del Carmen, su último hogar, el féretro acompañado de una pequeña comitiva en la que se encontraban sus familiares y amigos más íntimos, como Puig, Giménez-Barlett, Gaspar, la exconsellera Gabriela Bravo o las representantes del Consell Valencià de Cultura, Dolors Pedrós y Ana Noguera. 

No hubo, ni en este ni en otro momento de la despedida a Delgado, ningún representante del Consell ni de la conselleria de Cultura, excepto el todavía director del Institut Valencià de Cultura, Abel Guarinos, cuya destitución se anunció el pasado viernes. 

Representación política

Si acudieron el alcalde de Sagunt, Darío Moreno; la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bermabé; Arcadi España, Vicent Soler, Sandra Gómez, Manolo Mata, Ciprià Císcar, Maite Ibáñez, Rosa Peris, Alfredo Castelló, Mercedes Caballero, Manuel Girona, Carlos Fernández Bielsa, Rosa Peris, Mako Mira o Rocío Briones, entre otros.

Una rosa sobre el féretro del periodista y escritor de Faura Fernando Delgado

Una rosa sobre el féretro del periodista y escritor de Faura Fernando Delgado / D. Tortajada

Del mundo del periodismo y la cultura acudieron a despedirle los también escritores Javier Sierra, Lola Mascarell, Juan Cruz o Paco Cerdà; el director general del área editorial de Planeta, Carlos Revés; los exdirectores de Levante-EMV (donde Delgado fue articulista), Jesús Prado, Julio Monreal y Lydia del Canto, o la pintora Carmen Calvo, entre otros.

A las 17.30, antes de que el féretro fuese trasladado por las calles de Faura hasta su cementerio, se celebró una pequeña ceremonia en la que intervinieron Ximo Puig; la alcaldesa de Faura, Consol Durán; el sudirector de Levante-EMV, Alfons García, y Sole Giménez, que leyó dos poemas escritos por Delgado. También se pudo escuchar la voz de la escritora, Ángeles Caso, despidiéndose de su «hermano mayor», Fernando Delgado, el hombre del «corazón inagotablemente generoso» y «más grande incluso que su propio cuerpo».