La siega del arroz empieza con menos producción y mejores precios

La campaña de recogida de esta gramínea en la Albufera llega en un contexto difícil por los efectos del cambio climático y su incidencia en las principales zonas productoras

Siega del arroz en la Albufera

Siega del arroz en la Albufera / PERALES IBORRA

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

Las azadas -dicho entre comillas, porque los tiempos han cambiado y la mecanización es una realidad consolidada- ya han comenzado a trabajar en la Albufera. De forma incipiente, ha comenzado la siega del arroz, uno de los rituales con mayor raigambre en l’Horta valenciana. ¿Cómo se presenta la temporada de recolección? Pues con incertidumbres, como toca a estos tiempos de inflación y cambio climático, aunque todo indica que la producción este año se verá espoleada por unos precios sustanciosos. Así que para el sector las expectativas no son malas, tal como reconoce el responsable de la sectorial de este cultivo en la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), José Pascual Fortea.

Este productor asegura que la temporada de recolección se inició la semana pasada en la marjal Pego-Oliva y que en la presente, en algunas zonas arroceras, se ha empezado a recoger la variedad bomba. A partir de este lunes, la actividad para obtener los granos de esta gramínea esencial para la paella valenciana se extenderá al resto de zonas productoras y a todas las variedades. Serán 25 días frenéticos que terminarán en los primeros días de octubre.

Fortea afirma que la variedad bomba está saliendo este año de mucha calidad pero con poca cantidad en kilogramos por culpa en este último caso de la piricularia, un hongo que florece con el calor y, sobre todo, la humedad nocturna y que este año, al albur de un verano tórrido, se ha extendido por los cultivos. El gran problema es que «no hay productos para atacarlo. Se ha aplicado el mismo durante mucho tiempo y eso ha generado resistencia y ahora no hay otro que tirar», también por las restricciones de la Unión Europea.

El dirigente de AVA afirma que los productores desconocen empíricamente en qué si tuación se van a encontrar las variedades que empiezan a recolectarse la semana que viene, pero «nos tememos lo mismo» y una expansión, por el calor y la humedad, de la anoxia, que afecta a las raíces y, como su nombre indica, responde a un déficit de oxígeno. Esta se produce por «no quemar la paja del arroz, sino por incorporarla a los terrenos tras la cosecha. Se produce un exceso de materia orgánica que acaba haciendo daño a la planta».

Los productores valencianos de arroz perciben por lo recolectado en un año al siguiente y José Pascual Fortea apunta al respecto que los precios de 2022, que han cobrado en este 2023, «han sido buenos, con un aumento del 25 % por falta de la variedad redondo, que es la dominante en España, ya que Andalucía solo produjo el 10 % de lo que es habitual y Extremadura, también». Valencia y el Delta del Ebre registraron un mejor comportamiento y de ahí que mejoraran los ingresos.

La previsión para esta campaña «es que lo precios suban un poco o se mantengan, pero lo sabremos cuando comience la recolección». La expectativa, según Fortea, es que la temporada sea «buena, aunque lo sería mejor si no hubiera hongos». Todo indica que Andalucía, la mayor productora del país, va a seguir los pasos de la anterior campaña, mientras que Extremadura aumentará la producción «un poco» y Valencia y el Delta del Ebro se quedarán igual, «porque no podemos hacer más. Tenemos el espario que tenemos y no hay más. Lo único que podemos conseguir es que la producción aumente.

Esta campaña va a comenzar, asimismo, condicionada por el anuncio del Gobierno de la India, el mayor exportador mundial de arroz, de la entrada en vigor «de inmediato» -se hizo a finales de julio-de la prohibición de las exportaciones de arroz blanco no basmati, una medida que busca contener la subida de los precios a nivel doméstico. Fortea admite que el subcontinente asiático es un gran proveedor cuando la producción nacional no es suficiente, pero pone en duda la efectividad de dicha medida. En su opinión, «los productores de allí buscarán las fórmulas para sortear la prohibición, porque aquí se paga mejor el kilo de arroz». De todas formas, no prevé efectos negativos por dicha medida, ya que hay mercados alternativos como Vietnam. «El mercado nacional está garantizado y por eso los precios no están tan disparados», comenta.

Paja

Al margen de esto, esta misma semana la conselleria de Agricultura, tras reunirse con el sector, ha decidido que prorrogará al menos este año el plan del anterior Gobierno de la Generalitat que prohibe la paja del arroz de forma general para evitar los efectos del humo y con el objetivo de imponer prácticas alternativas más respetuosas con el medio natural. Fortea, en relación con esto, recordó que el año pasado los productores pactaron con la administración que solo se permitiría la quema de paja de forma rotatoria en períodos de tres o cuatro años a los arroceros que alegaran que sus tierras estaban afectadas por la piricularia o la anoxia.

Por otro lado, AVA denunció esta semana un «nuevo atropello» a los productores europeos a raíz de que se permita aumentar el nivel máximo de residuos en los arroces importados, al tiempo que tachó de «hipócritas» a los países del norte por aumentar estos arroces. De esta manera reaccionaba la organización tras conocer que el Grupo de Trabajo de Medio Ambiente del Consejo de Europa ha decidido apoyar la propuesta de la Comisión para aumentar en los arroces importados el nivel máximo de residuos de 0,01 a 0,09 mg/kg del Triciclazol, una materia fitosanitaria cuyo uso tienen prohibido los arroceros europeos y que resulta «esencial» para el control de la principal enfermedad del cultivo del arroz, la ‘pyricularia oryzae’. La votación contó con 17 estados miembros a favor de la medida, casi todos ellos del centro y norte del continente, «es decir, no productores de arroz».