Gary Stevenson | Llegó a ser el ‘trader’ de divisas más rentable de Citibank en 2011. Se hizo millonario a los 25 años apostando por la ruina de la economía europea y de países como España. En ‘El juego del dinero’ (Península, 2024) cuenta su historia, la de un chaval de barrio de Londres que, gracias a ser un genio de las matemáticas, logra estudiar en la London School of Economics y escalar al rascacielos de Citibank. Un día, la cabeza le hizo crac mientras miraba sus viejas zapatillas Onitsuka Tigers, el mismo modelo que aún calza.

«La economía está gobernada por personas un poco autistas»

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

¿Qué pasó en ese momento en que su cabeza explotó mientras miraba los agujeros de sus zapatillas, que dejaban al aire los dedos meñiques de sus pies?

En aquel momento mi salud mental ya había empezado a deteriorarse, pero fue ahí cuando me di cuenta. Estaba obsesionado con el juego del trading, de ganar dinero. En 2011 ya había sido el trader número uno de Citibank, el más rentable del mundo. Gané suficiente dinero para toda mi vida. Ya había logrado todos los objetivos para mi carrera profesional. Cuando en 2012 me comunican mi bonus [400.000 libras], me siento en mi mesa, miro a las pantallas y pienso: «¿Por qué estoy aquí? Soy el número uno en el mundo. Tengo suficiente dinero para mí. Entonces, ¿qué hago aquí?». Pero sigo haciendo la misma apuesta. La apuesta es que la economía va a derrumbarse. Que el nivel de vida caerá. Creo que había una desconexión entre el sentido de mi apuesta y lo que de verdad significaba todo aquello. Y no fue hasta ese instante, mirando los agujeros de mis zapatillas, que me di cuenta. Al verlas, supe que algo tenía que cambiar en ese momento.

Dice usted en su libro: «Todos podemos hacernos ricos con el fin del mundo, pero no detenerlo, solo ver cómo se hunde y sacarle rédito». ¿Era esta la verdadera razón del terrible vacío que se produjo en su interior?

En ese momento me di cuenta de que la economía global no iba a hacer más que empeorar para siempre. Nadie lo entendía así. Y cuando eres un trader, tu trabajo es apostar. Puedes pensar: «Eso es terrible, es vacío». Por supuesto. Es fácil decir que eso significa que los traders son malas personas. Pero este es el mundo que hemos construido los economistas mejor pagados del mundo, que son los traders. Al final del libro doy las gracias a Dios, o a quien quiera que me hizo tan fácil apostar por cosas terribles y tan difíciles de detener, y digo que, de no haber sido por ello, yo estaría en una playa volviéndome loco de aburrimiento. Quiero que el lector llegue al entendimiento de que esto es absurdo y que es ridículo.

Hay un momento en el que, a contracorriente, usted entiende que la desigualdad va a ser capaz de arruinar la economía. ¿Cuál es su diagnóstico sobre la desigualdad en el momento actual?

La desigualdad es mucho peor ahora de lo que era en el momento en que escribí el libro. Mucho peor. El covid y la gestión económica que han hecho los gobiernos han aumentado la desigualdad de la riqueza significativamente. Enormes cantidades de dinero han sido repartidas por parte de los gobiernos en todo el mundo en los últimos cinco años. No me opongo a los esquemas que dieron dinero a los trabajadores durante el covid, pero el resultado es que el dinero ha ido a parar a las manos de los más ricos de nuestra sociedad. La desigualdad es el cáncer que va a matar la economía, pero no se está tratando.

Da la impresión de que supo sacar partido de ese prejuicio que, según subraya en el libro, lleva «a muchos ricos a pensar que los pobres son tontos».

Yo tengo ahora un canal de YouTube, tengo una licenciatura de la London School of Economics, tengo otra de Oxford. Fui uno de los traders más exitosos del mundo, de uno de los bancos más grandes del mundo. Soy multimillonario. Cuando la gente ve mis entrevistas y mis vídeos de Youtube en la tele, en los comentarios pone: «¿Quién coño es este tío? No es un economista». Es por mi acento y por mi aspecto. ¿Cuántas licenciaturas necesito antes de convertirme en un economista para ellos?

¿Cuánto de matemáticas hay en las buenas predicciones económicas? ¿Y cuánto de filosofía, de psicología, de política y de sociología?

La economía moderna es sobre todo matemáticas. Creo que los cerebros de la mayoría de los economistas están demasiado llenos de matemáticas como para poder pensar en las personas. Estudié en Oxford hace cinco años y les dije: «¿Por qué no habláis de lo que está pasando en las vidas de la gente de a pie?». Y me dijeron: «¿A qué te refieres? La gente de a pie cada vez vive mejor». Ahora mismo creo que hay un gran muro de matemáticas y el resultado es que tenemos una economía gobernada por personas que son un poco autistas.

¿Es vergüenza lo que usted sintió cuando recibió su primer gran bonus de 400.000 dólares y entró en shock?

No creo que haya ninguna vergüenza en trabajar duro para sacarte a ti mismo y a tu familia de la pobreza. Pero sí que creo que es vergonzante un mundo que lleva a la mayoría de la gente a la pobreza para que un número reducido de chavales en un rascacielos puedan vivir una vida de riqueza.

Ejerciendo el trading, se convierte usted en el libro en una persona desagradable, con desapego hacia sus amigos y su familia, sin empatía, arrogante, con dificultades para entablar cualquier tipo de relación.

Para ser sinceros, en cierto sentido en este libro presento una especie de personaje. Es un tipo de personalidad que se da mucho en el trading, pero no solo ahí. Es la personificación de una especie de valor cultural que tenemos, sobre todo en las culturas americana e inglesa, por el que la responsabilidad del individuo es ser egoísta y ganar dinero. Creo que esto lleva a una especie de vacío espiritual tanto en el ser como en la sociedad. Y, por supuesto, en mí mismo. Yo era parte de ello.

Después de haber recibido amenazas cuasi mafiosas para salir de Citibank, logró hacerlo con su dinero. Fue la última partida que usted ganó al sistema bancario. ¿Conoce a alguna persona que no ha conseguido salir de las garras?

Por supuesto. En el libro está el personaje de Caleb. Su historia es superinteresante. Es muy parecido a mí. Tiene mucho éxito, muy joven y decide: «Vale, cojo mi dinero y me voy». Y es capaz de hacerlo. Es un hombre rico, con una mujer preciosa, hijos preciosos, una casa maravillosa, un jardín enorme, pero a los tres años decide volver a la planta de trading. Son hombres que han sido entrenados en el sentido de que ser un hombre es competir, ganar a otros hombres. Como no se sienten cómodos con sus sentimientos más blandos, no pueden sentir amor, por lo cual necesitan luchar y ganar a otros hombres. Para ellos, es algo cercano a la intimidad.

¿Es un mundo de hombres?

Sí, eso es muy obvio en el libro.

¿De qué vive usted hoy?

Gané suficiente dinero con el trading y puedo vivir con ese dinero. En mi mente tenía la idea de que si ganaba dos millones de libras eso sería suficiente como para vivir para siempre. Y lo es.

¿Es usted hoy una persona rica?

Soy más rico que la persona media. La gente a veces piensa que soy un multimillonario como Elon Musk. Y no lo soy. Dejé mi trabajo. Y durante 10 años he trabajado gratuitamente en proyectos políticos en los que creía [en oenegés]. Eso es caro. Es caro trabajar gratis [risas]. Pero soy lo suficientemente rico.

Como persona rica, ¿está dispuesto a pagar más impuestos?

Sí. Quiero que cambie el sistema. Si no, la desigualdad va a crecer y la pobreza va a aumentar. Y países como España y el Reino Unido empezarán a parecerse a países como México, Colombia, Sudáfrica y Brasil, donde la mayoría de las personas viven en la pobreza. La única manera de prevenirlo es cobrarles más impuestos a los ricos. Así que, por supuesto, apoyo la subida de impuestos a los ricos. Incluido, por supuesto, yo mismo. El problema de la desigualdad es el problema que define nuestra era.

¿Tiene esto algo que ver con el avance de los partidos políticos de ultraderecha?

La gente corriente cada vez está más convencida de que el statu quo es inaceptable. Los políticos necesitan ofrecer una nueva historia y la más obvia es decir que el problema son los inmigrantes, los extranjeros. No creo que sea correcta ni creo que vaya a funcionar, pero sí creo que va a ganar. No considero que sea la causa correcta, porque si atacas a los extranjeros no creo que vayan a mejorar los niveles de vida. Si la clase media pierde su riqueza, no está yendo a los extranjeros, sino a los superricos.

El covid y la crisis de inflación han dejado un mundo lleno de deuda con unos tipos de interés que ya no son del 0%. Si usted fuera hoy trader del euro, ¿cuál sería el sentido de su apuesta?

Yo sigo haciendo trading, sigo haciendo operaciones y mi gran apuesta desde el covid es que vamos a ver un gran aumento en los precios de los activos, el precio de las viviendas, de las acciones y del oro. El motivo por el que apuesto por esto es que los ricos han acumulado grandísimas sumas de dinero durante el covid. Ya he ganado muchísimo dinero con esta apuesta. Creo que lo siguiente va a ser el precio de la vivienda. Va a subir significativamente en los próximos dos años y creo que merece la pena parar y reflexionar qué va a significar eso para nuestras sociedades.

¿Se atreve a hacer una predicción sobre la economía española?

No soy experto en España, pero en mi opinión ahora, en el mundo, básicamente hay dos tipos de lugares: un lugar donde no puedes obtener un buen empleo y un lugar donde no puedes comprar una casa. No tiene tanto que ver con los países, porque Madrid no es tan diferente de Londres. Para mí tiene que ver con una crisis de desigualdad. Si quieres conocer el futuro de España y de Europa, vete a México. Realmente no creo que la situación en España sea muy diferente de la situación en Italia, el Reino Unido o Estados Unidos. Está pasando lo mismo en todas partes. Ahora es más difícil obtener un buen empleo y comprar una casa. Es un problema internacional.

¿Sigue pensando que la vida es un juego?

Es una frase que repetía el abuelo de un amigo [risas]. Si la vida es un juego, entonces los ricos van a ganar. Así que espero que no lo sea. Si es un juego, la única arma que tiene la gente corriente contra los ricos es que son más. Y la única manera de utilizar esa arma es trabajar juntos, unirse para utilizar su fuerza. Los juegos son importantes y hay que jugarlos, pero hay otras cosas que también lo son.

«Al final del libro doy las gracias a Dios, o a quien

quiera que me hizo tan fácil apostar por cosas tan terribles»

«La única manera

de atajar la actual crisis de desigualdad es cobrar más impuestos a los ricos. También a mí»