- Alicia Martínez Sánchez
- Falla Tribunal de les Aigües (Quart de Poblet)
- 29 años
Son infinitas las maestras que llegan a la Fonteta, pero cada una tiene su particular historia de estreno en el mercado laboral de la enseñanza. El de Alicia Martínes ha empezado a crecer en lugares donde hasta la respiración se escucha, de la calma con la que se vive. Aprobó las oposiciones en 2018 y su primer destino, durante tres años, fue «en un colegio rural en Serra d’En Garceràn, Els Ibarsos y Els Rosildos». Con su encanto -que no le debería sonar raro, porque su madre es originaria de Cella, también pequeño, rural y coquetón- y con colegios en los que «niños de varios cursos están en una misma clase. En la Serra, por ejemplo, había sólo cinco alumnos en todo el colegio. Estuve viviendo tanto en Els Ibarsos como en Vall d’Alba. Fue una experiencia muy bonita, con un trato muy diferente: los niños vienen a tu casa porque te conocen y te ven».
Recordando que el confinamiento le pilló de permiso por ser fallera mayor, y con las cábalas de cómo entretener y mantener atendidos a los niños de montaña a través de clases virtuales. «Las familias te traen cosas de sus huertos...». El pasado curso, sin embargo, ya pidió el traslado por méritos «porque me tiraba volver a casa» y recaló en un colegio de Xiva, donde ejerce de tutora de Primaria y profesora de Música. «Aquello era muy bonito, pero también quería estar en mi mundo». Su mundo es Quart de Poblet -donde llegaron sus padres tras residir una temporada en Francia- y su falla, Tribunal de les Aigües, a la que pertenece «desde los cuatro años, cuando vi un pasacalle con mi madre y dije «Yo quiero». Me apunté con una amiga. La comisión apenas tenía unos años de vida. y era, al fin y al cabo, la más cercana a mi casa. Ahora es mi casa y mi familia». Una familia que persigue con ella tener, por primera vez, una representante en lo más alto.
No fue fallera mayor infantil, pero sí tres veces fallera mayor, cargo que empezó con 26. «Era mi momento. En las Fallas de 2019 aún no lo tenía en mente: estaba lejos de casa... pero el presidente empezó a insistir y, mira, adelante. Con la ayuda de la familia». Y con la posibilidad de evadirse con «Morgana», la yegua que siempre la espera para compartir sueños de corte de honor.
