Las llamas consumen L'Antiga tras tocar el olimpo de Especial

La ganadora del Primer Premio de la Sección Especial ha comenzado a arder a las 22:30 horas.

Cremà de la falla l'Antiga de Campanar, primer premio de Sección Especial

Foto: M. Á. Montesinos | Vídeo: Arturo Iranzo

La Nit de la 'Cremà' no perdona. Ni siquiera a la ganadora del Primer Premio de la Sección Especial. La falla de L'Antiga de Campanar ya es historia. El fuego de la mágina noche de San José la ha engullido como parte del ciclo sinfín de las fallas. Las llamas consumen el monumento mientras los falleros de la comisión comienzan a pensar ya en 2025. Con 'Cambi Climàtic' L'Antiga de Campanar ha vuelto a tocar el cielo de la Sección Especial. Su victoria fue una de las grandes sorpresas de esta edición y ha supuesto una enorme alegría para un barrio al que hace apenas un mes tocó la tragedia del incendio en el que fallecieron diez personas.

Como ganadora de este año, el monumento del debutante Josué Beitia ha sido, sin contar con la falla municipal, el último en arder en una noche en la que el fuego es el protagonista.

"Como el ave fénix, resurgimos de las cenizas"

Desde L'Antiga, Rafa Mengó, uno de sus presidentes, comentaba apenas unos minutos antes de que el fuego consumiera el monumento que este "es un año especial, un año muy bonito, como el ave fénix resurgimos de las cenizas. Y ya estamos en el 2025 de alguna manera, pensando en un proyecto potente con muchas ganas e ilusión". "Con Josué Beitia renovamos en el mes de febrero y él es el culpable de todo esto, de la ilusión que hemos vuelto a tener y no queremos bajar de esa nube en la que estamos, de modo que hay continuar y dar el máximo siempre".

Cómo era el monumento que ha reinado en el olimpo de las fallas

Bajo el lema 'Cambi Climàtic', el monumento levantado por el debutante Josué Beitia daba la sorpresa este año, reinando en el olimpo de las fallas. Tras 5 años en L’Antiga de Campanar, y con el gran éxito cosechado en 2019, Carlos Carsí cedió la plaza al joven y emergente artista fallero, que para este proyecto contó con la ayuda de Carlos Benavent.

La obra, de grandes dimensiones y cargada de alegorías y elementos propios del universo fallero, como hadas, duendes y caballeros, era una alegoría al cambio climático causado por el calentamiento global, en un año especialmente simbólico en le que València ha celebrado la capitalidad verde.