“Alaquàs culminó la transición cuando expropió el Castell”

Profesionales, representantes institucionales y asociaciones rememoran el proceso de recuperación del monumento hace 20 años

Participantes en la mesa redonda.

Participantes en la mesa redonda. / P.M.

E. Bennet

La recuperación del Castell de Alaquàs para el pueblo, hace 20 años significó para el municipio culminar la transición democrática, ya que quedaba ese escollo del pasado. La familia propietaria no permitía entonces su uso cultural ni tampoco las visitas, y lo explotaba para hacer banquetes sin tener licencia municipal. Así se valora en la actualidad aquel proceso de expropiación con el que el ayuntamiento, presidido por el alcalde socialista Jorge Alarte (que lideraba un gobierno de izquierdas con el Bloc y Esquerra Unida), adquirió el monumento, con el respaldo del presidente de la Generalitat Valenciana, José Luis Olivas.

Para desvelar aspectos que entonces no salieron a la luz, el consistorio organizó una mesa redonda con el investigador Rafael Roca, como moderador; su colega Tomás Roselló, miembro de Quaderns d’Investigació d’Alaquàs; la exalcaldesa Elvira García, concejala de Cultura de la época; el exconcejal de Urbanismo del momento, Vicent Forment, y la periodista Laura Sena, delegada de Levante-EMV l’Horta. El acto fue presentado por el periodista José Manuel Esteve, jefe de la edición de l’Horta de Las Provincias en ese momento, quien recordó el empeño que puso Jorge Alarte en conseguir que el Castell fuera para el pueblo

La actividad, celebrada en la sala Xemeneia del palacio, forma parte de la programación complementaria de la exposición que el ayuntamiento dedica a las noticias de la profesional de la información y el Castell, a lo largo de más de dos décadas, que ha comisariado Roselló.

El alcalde Toni Saura defendió que la expropiación fue la “particular transición de Alaquàs” y el papel que el palacio desarrolla en el panorama cultural local. Por su parte, el director de Quaderns d’Investigació, Enric Juan, reivindicó el trabajo que más de 300 personas han desempeñado en 43 años para sacar a la luz la historia de Alaquàs, y también el papel de la sociedad civil, que en los años 70 ya constituyó “Amics del Castell” e inició la reivindicación.

Años 60 y 70

Durante la mesa redonda, tomó la palabra desde el público Pep Ferrer para recordar que a mediados de los años 70 aparecieron en la población pintadas con el lema “el Castell per al poble”, que era el mismo que él y Paco Pons utilizaban en artículos de prensa, “lo que demostraba el sentir de la población”. Y este último rememoró también cómo un grupo de jóvenes en los años 60 organizaron una jornada en el Castell, con el permiso de la propiedad, en la que actuó un grupo pop de la zona.

El exalcalde Albert Taberner (PCE), que asumió el consistorio en 1979, explicó que tuvo que “ponerse firme” con la familia propietaria del Castell porque incumplían la obligación legal de abrir el monumento. “Adquirieron el palacio en el franquismo y las leyes franquistas, que aún estaban vigentes, les eximían de pagar impuestos por él pero a cambio de garantizar el disfrute de la ciudadanía.Y no lo cumplían. Les dijimos que tomaríamos medidas para que lo cumplieran”, desveló.

Intervención del exalcalde Albert Taberner.

Intervención del exalcalde Albert Taberner. / P.M.

Otra de las grandes revelaciones llegó de la mano de otro exalcalde y actual investigador, Adrià Hernández (PSPV), que puso en valor la figura del “señor Ramón”, el conserje que tenía la familia en los años 80 y 90. “Lo que tenéis que hacer es expropiar el castillo”, le dijo en una ocasión. Mandatarios y expertos coincidieron en la “complicidad” que tuvo este empleado en el proceso de expropiación con el consistorio, aunque era un trabajador de la propiedad.

Por su parte, Marta Murciano recordó cómo el vecindario sufría una invasión de coches de lujo cada fin de semana que había banquete de boda y cómo ella misma escribía las quejas con fotos que se tramitaban al ayuntamientos. Y Manuel Cervera quiso saber «la cara que se le quedó al dueño cuando le dijeron que se le había expropiado el Castell». Finalmente, Pau Sarrió recordó cómo vivió «como en una nebulosa» el acontecimiento de la recuperación del Castell siendo un niño, cuya magnitud entendió con posterioridad.

Una foto de Franco presidía las negociaciones

Participantes y público valoraron que la familia Lassala, propietaria del monumento desde los años 40 y hasta la expropiación, “menospreció” las intenciones del consistorio y la “sólida estrategia que emprendió”, política, administrativa y jurídicamente, con el respaldo ciudadano.

“Íbamos dos pipiolos como éramos Jorge Alarte y yo a negociar, con un señor de avanzada edad, de una familia de muy alto nivel y que tenía en la mesa un cenicero con las llaves de todas sus propiedades, y no valoraron que íbamos en serio”, dijo Vicent Forment, que ejemplificó el clima que se vivía en aquellos encuentros: “El dueño aún tenía en su despacho una foto de Franco que presidía las negociaciones”, desveló Forment, mientras la imagen se proyectaba en la pantalla de la sala.

Vicent Forment señaló la foto de Franco que tenía la familia dueña del Castell en el despacho.

Vicent Forment señaló la foto de Franco que tenía la familia dueña del Castell en el despacho. / P.M.

Forment insistió, como antes había hecho Roselló, en que el primer paso fue cortar la fuente de financiación de la familia, a través del Castell, con la prohibición de celebrar banquetes en el interior. “Tuvimos suerte de que la anterior corporación nunca les dio permiso porque nunca contestaron a los requerimientos para subsanar más de 30 cuestiones”, dijo. Este hecho provocó que decenas de parejas que habían contratado allí sus bodas con la empresa que lo gestionaba, llamaran al ayuntamiento a informarse. “Tuvimos que hacer un papelito para que las personas de recepción lo leyeran a todo el mundo”, indicó.

"Tuvimos suerte de que la anterior corporación nunca les dio permiso porque nunca contestaron a los requerimientos para subsanar más de 30 cuestiones”

Vicent Forment

— Concejal de Urbanismo en 2003

También Elvira García desveló cómo fue la famosa jornada de entrega de llaves del monumento. Llegaron ambas comitivas, la municipal y la de la familia, y pasaron horas dentro del Castell a puerta cerrada. “Había mucha tensión. Ellos eran conscientes de que estábamos ejecutando un acto administrativo pero estaban convencidos de que la justicia les daría la razón con el tiempo. Acordamos cómo sería la mudanza de los enseres propios que tenían dentro y les dimos como fecha tope el día 20 de febrero”, indicó. Posteriormente, todo el mundo se trasladó al consistorio donde se firmó el acta y se entregó a los ya expropietarios un talón por 1,3 millones de euros.

Finalmente, tanto Sena como Roselló y Roca pusieron en valor a personalidades que ya a principios del siglo XX evitaron la destrucción del Castell como el alcalde Joaquín Vento, que se movilizó en 1918 y cuyos biznietos Carlos y María José ya estaban en la sala, y el intelectual Carmelo Baixauli, que hizo lo propio en 1028.