La ausencia de alquileres accesibles en Torrent expulsa a parte de la población

En el ayuntamiento reconocen que debido a este «gran problema» mucha gente se está marchando a Picassent, Alcassèr o Montserrat

Una de las promociones de la nueva zona de expansión de Torrent, Parc Central.

Una de las promociones de la nueva zona de expansión de Torrent, Parc Central. / Loyola Pérez de Villegas

Claudio Moreno

Claudio Moreno

Torrent tiene más de 80.000 habitantes y menos de 55 viviendas en alquiler, de las cuales solo cinco se ofertan a un máximo de 600 euros. Esta proporción da idea de la tensión inmobiliaria que sufre la ciudad, donde la falta de alquileres accesibles obliga a parte de la población a buscarse la vida fuera. Lo ilustra Dori Climent, propietaria de una inmobiliaria: «Nosotros tenemos un piso en Patraix por 600 euros y nos ha llamado mucha gente de Torrent para mudarse. El mismo piso aquí costaría 800 euros», apunta la también presidenta de la Federación de Asociaciones Ciudadanas de Torrent (FAC).

El encarecimiento de los precios va de la mano de la ausencia de alquileres en toda l’Horta, con 580 viviendas libres para más de 770.000 personas, algo que, según Climent, se debe a la inseguridad jurídica de la propiedad: «Solo se protege al inquilino, y a veces ni eso; hay que encontrar un equilibrio y ayudar a las dos partes», dice, y aporta una foto sobre el estado de la cuestión en Torrent: «Nosotros solo hemos tenido dos alquileres en todo el año, y volaron en 24 horas. Los pisos de 600 euros que más tiempo duran en Idealista son cuartos sin ascensor, pisos de origen con el baño o la cocina por reformar», indica.

La cercanía con València y su conexión por metro y autovía –en el Parc Central residen muchas personas empleadas en la ciudad– hacen que los pocos alquileres disponibles alcancen precios similares a los de la capital. Así, emanciparse en Torrent resulta misión imposible, pero también preocupa la inexistencia de pisos baratos en un municipio con profundas desigualdades: mientras el distrito más rico, que abarca el Vedat y Calicanto, tiene una renta neta media de casi 15.600 € por persona, el más humilde del Centro Histórico y el Xenillet no supera los 7.500 € por habitante, según datos del INE. 

El concejal de Vivienda, Francisco José Arnau, es consciente de esta realidad: «Tenemos una oficina municipal de vivienda que paraliza muchos desahucios, pero al final es un parche. El problema es grande y sigue estando ahí. Las inmobiliarias me cuentan que muchas personas se van a Picassent, Alcàsser o Monserrat porque no pueden pagar 700 euros mensuales», explica. «Antes muchos propietarios ofrecían sus pisos mediante la oficina de Nous Espais, en cambio hoy los venden o alquilan con inmobiliarias para ganar mejores rentas», añade.  

El abandono de casas

Hay una tercera opción, abandonarlos. Según un estudio de la Asociación Vecinal Alter Vell, más del 30% de las casas del casco antiguo de Torrent están vacías o son inhabitables. Muchas se caen a trozos y varias fincas permanecen valladas desde hace años. La portavoz Isabel Muñoz considera que el ayuntamiento debería tener una política de recuperación más activa: «Se están reurbanizando las calles y eso hace el barrio más atractivo, pero creemos que las ayudas a la rehabilitación –de hasta 30.000 euros– se quedan cortas. Deberían darse al inicio de la obra y no cuando ya está avanzada, porque ahora sólo acceden quienes tienen poder adquisitivo», afirma sobre un barrio con muchas casas amplias que, tal como sugiere, podrían dividirse en apartamentos.

Todo para aliviar una situación «desesperante». Así la vive Elena Garriga, vecina del Cabanyal que se mudó a Torrent con su familia tras encontrar una ganga de 450 euros. Pero ahora su casero necesita la vivienda. «No encontramos nada decente por menos de 800 euros, y encima te piden tres meses de fianza, el mes en curso, el mes de inmobiliaria y hasta un aval. No podemos pagar eso. Si no sale nada volveremos al Cabanyal o buscaremos en Paiporta. Nos hace cero ilusión», reconoce.

Ampliar el radio de búsqueda es el consejo que el director de la Oficina Municipal de Vivienda, Agustín Damià, ofrece a las personas que acuden a Nous Espais. «Les animo a irse fuera porque en Torrent no hay nada. Jamás había visto nada igual», concuerda Damià con el resto de fuentes consultadas, pero matiza: «De todas formas si no se va más gente es porque aquí tenemos recursos como esta oficina y podemos paralizar desahucios. En otros lugares la situación es aún peor».

«La política de vivienda pública es muy lenta"

tiene en marcha dos promociones de 75 viviendas de alquiler para jóvenes. Estos edificios públicos estarán ubicados en la plaza Marquesat, donde se habilitarán 20 pisos, y en el barrio de Benisaet, donde se proyectan 55 inmuebles. 

Por su parte, Agustín Damià recuerda que la vivienda es competencia de las autonomías y reclama una política más global. «Nosotros poco podemos hacer porque el 90 % de los pisos de Torrent son de particulares. A veces nos ofrecen algunos por 700 euros, pero ninguno de nuestros clientes pasaría el seguro de impago de un piso así», señala en relación a la bolsa municipal de alquileres, habitualmente vacía. «Lo que sí hacemos», continúa, «es negociar con la Sareb y con Promontoria Coliseum, filial del fondo de inversión Cerberus, para proteger la tenencia de los inquilinos e incrementar el alquiler social. Desde la Sareb quieren pasarnos más pisos –según su página web tienen 218 viviendas en Torrent–, pero no pueden porque al estar ocupados no tienen la posesión», detalla Damià.

Por otro lado, la entidad municipal gestiona asimismo el bono joven al alquiler concedido anualmente por la Generalitat, una ayuda limitada a los 600 euros de arrendamiento mensual en el caso de Torrent. «Con ese techo solo pueden acceder a él los inquilinos de alquileres antiguos, pero pronto se revisará el precio máximo para cada ámbito territorial y el nuestro seguramente subirá», pronostica Damià. 

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