Un Bull Terrier mata a un chihuahua en la playa canina de Alboraia

La Policía Local recuerda que en los arenales para perros también hay normas y todos los canes, sin excepción, deben llevar correa

Playa canina en Alboraia

Playa canina en Alboraia / L-EMV

C.Moreno

Un perro de raza peligrosa atacó hasta la muerte a un chihuahua que iba suelto en la playa canina de Port Saplaya, en Alboraia, un suceso traumático para la familia a cargo del can atacado, incluidos dos niños pequeños que presenciaron el incidente. 

Los hechos ocurrieron el sábado a las 14.20 horas en la zona del arenal de Port Saplaya reservada a los animales. Fue en un abrir y cerrar de ojos. El chihuahua se acercó ladrando a un Bull Terrier, que sí llevaba la correa pero cuyo bozal estaba mal colocado. Cuando el can de menor tamaño estuvo a su altura, el perro potencialmente peligroso sacudió la cabeza, se quitó el bozal y lanzó el ataque antes de que su dueño pudiera tirar de él. 

“En la playa canina también hay normas. Es importante recordar que en ella todos los perros deben ir atados, y los potencialmente peligrosos además deben llevar bozal. Fue una situación desagradable, porque había mucha gente cuando ocurrió”, relatan fuentes de la Policía Local de Alboraia, y añaden: “Ambos animales tenían la documentación en regla”. 

Tras el incidente, los agentes informaron a los dueños del chihuahua sobre los pasos a seguir ante una posible denuncia al dueño del Bull Terrier. 

Fin de semana trágico

El de Alboraia no ha sido el único incidente protagonizado por canes este fin de semana en l’Horta. El mismo sábado, una jauría de perros mató a un podenco en la Canyada de la Sisca de Picassent. Cuando el can atacado asomó el morro por la valla que protege su chalet, uno de los miembros de la jauría –identificados como de raza pitbull o similar– atacó con tal fuerza que lo sacó al exterior, donde el resto de animales terminaron matando al podenco. 

Según explicó un vecino a Levante-EMV, los canes de esta urbanización escapan con facilidad de casa, ya que sus dueños suelen ausentarse de ella a menudo, y recorren las calles y las parcelas agrícolas de la zona sueltos, sin vigilancia y sin ninguna medida de protección para evitar ataques a otros animales e incluso a personas, como ya habría sucedido anteriormente.