El sindicato de Torrent que dignificó a las costureras

La Obra Social Femenina recibirá el premio Mujer Atenea del ayuntamiento tras más de cien años de actividad para formar a mujeres en la labor del corte y la confección

Mujeres de la Obra Social Femenina Virgen de los Desamparados. Imagen del libro de José Royo

Mujeres de la Obra Social Femenina Virgen de los Desamparados. Imagen del libro de José Royo

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Hay poco escrito sobre el que fue el primer sindicato femenino que se creó en España. La «desprotección» y el «abandono» de las mujeres trabajadoras fue el origen, cuentan, que llevó al sacerdote Manuel Pérez Arnal, de Nàquera, a fundar en 1912 en València una entidad que hoy día perdura. Lo hizo como Sindicato de Obreras Católicas y en su inicio se denominaba «Sindicato de la Aguja y Similares de Ntra. Sra. de los Desamparados». Poco después de su nacimiento se expandió a los pueblos y comarcas cercanas a la capital valenciana. Llegó a Torrent en 1919 y 105 años después la organización, reconvertida en la Obra Social Femenina Virgen de los Desamparados sigue activa en un piso frente a la característica Torre que identifica la capital de l’Horta Sud. 

Sus rutinas han cambiado («nos hemos modernizado», dicen las socias) pero la esencia continúa. Lo cuentan algunas de las mujeres que vertebran la asociación, que será premiada por el Ayuntamiento de Torrent con el galardón Mujer Atenea que se entrega el 8 de marzo, Día de la Mujer. La centenaria asociación la forman 200 mujeres apasionadas del corte y la confección. «Las familias de València venían a veranear a Torrent, entre ellas Carmen Monforte. Ella fue quien se interesó en abrir una sede en Torrent», comenta quien fuera presidenta de la asociación en Torrent más de 30 años, María Ortí.

En la actualidad, la asociación de mujeres se mantiene viva y dedican su tiempo a realizar talleres de corte y confección. También dan cursos de informática, juegos, charlas y pilates. Reciben a Levante-EMV en su sede. Están todas. Las que cosen, las que enseñan a bordar y las que gestionan esta asociación vinculada a la obra social de la iglesia. La presidenta, Fina Vidal hace las presentaciones.

Mujeres cosen esta semana en la sede de Torrent

Mujeres cosen esta semana en la sede de Torrent / V.P.

¿Qué derechos se querían conquistar cuando se creó el sindicato de la aguja? Cuentan que el religioso Pérez Arnal se encontró una noche de invierno a una niña que salía agotada de un taller en el que trabajaba más de 14 horas, y decidió que tenía que ayudar a las mujeres obreras y dignificar sus condiciones de trabajo. «Hay miles de mujeres explotadas, expuestas a la deshonra y todos estos males pueden remediarlos un sindicato», escribía en marzo de 1912 la revista Mujer Católica, recogida en el libro de José Royo, Del Sindicato de obreras católicas a la Obra Social Femenina. La organización tenía una bolsa de trabajo, una cooperativa de materiales de trabajo y una Universidad Popular, entre otras iniciativas.

«Las trabajadoras estaban olvidadas, desprotegidas y el sindicato fue un lugar de apoyo y fuerza», explica la actual presidenta de la entidad, Fina Vidal. La formación es la columna vertebral. Una labor que continúa hoy. 

«Pedían dignidad laboral»

Las socias explican, a través de tres vertientes, lo que significa la Obra Social. En primer lugar, una plataforma para afianzar las reivindicaciones. Establecer un horario fue de las primeras reclamas. «Pidieron condiciones básicas.Dignidad», describen. Aunque en inicio la asociación se fijó en las costureras (de ahí el Sindicato de la Aguja) después se amplió a otros oficios locales. En Torrent, a las fábricas. «Se atendía a las mujeres que hacían conservas en ‘La Torrentina’», dicen. 

Trabajadoras de la fábrica de conservas, La Torrentina. Imagen del libro de José Royo, "Del sindicato de obreras católicas a la obra social femenina".

Trabajadoras de la fábrica de conservas, La Torrentina. Imagen del libro de José Royo, "Del sindicato de obreras católicas a la obra social femenina". / L-EMV

En segundo lugar, señalan la red de apoyo que significaba un lugar al que acudir en el pueblo; un momento de desahogo; un círculo de cuidados. «Cuando una mujer se ponía enferma, había una hucha para poder darle un jornal mínimo mientras no trabajaba para que pudiera alimentar a sus hijos», detallan.

En tercer lugar, hay un aspecto que es transversal a los tiempos. Las mujeres de la entidad comparten un espacio de socialización y de ocio. Fuera de casa. Además de coser, se van de fin de semana a «la casa de Nàquera», lo que antiguamente fue otra pequeña victoria: las vacaciones pagadas para las trabajadoras.

La junta directiva actual de la Obra Social Femenina de Torrent

La junta directiva actual de la Obra Social Femenina de Torrent / V.P.

Organizan comidas, cenas y comparten su fe, pero también, en la actualidad, practican pilates y hacen teatro. Se auto reconocen, se auto cuidan y se refuerzan en una pequeña sociedad femenina que sigue activa, 150 años después, a escasos diez pasos de la Torre de Torrent.

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