Xàbia toma el mando de su desaladora tras 20 años de concesión de Acciona

Lo que hoy se ha vivido en el pleno de Xàbia es histórico. En 2003 empezó a funcionar la planta desaladora. Construirla fue todo un desafío. El proyecto lo aprobó el ayuntamiento (unanimidad absoluta) en 1999. La inversión, nada menos que 24 millones de euros, la han pagado los vecinos. Fue un proyecto del pueblo. Era la única opción para acabar con la grave falta de agua potable. Quedaron atrás los veranos en los que se colocaban depósitos en la calle para que vecinos y turistas llenaran garrafas de agua potable.

Ahora, tras 20 años, ha terminado la concesión de Acciona. Xàbia toma el control de su planta desaladora. No se prorroga el contrato a la empresa. Eso sí, la mercantil seguirá gestionando la planta hasta que se apruebe una nueva concesión o sea la empresa municipal Amjasa la que asuma la gestión directa.

Hablar de la desaladora es hablar de agua. Ahora, en un momento de sequía extrema, hay negros nubarrones (ojalá fueran de verdad y lloviera). Pero Xàbia esquiva la incertidumbre. Así lo ha asegurado la alcaldesa, la popular Rosa Cardona. "Es verdad que el nivel de los pozos de Pedreguer (el otro recurso de abastecimiento del municipio) ha bajado, pero tenemos una desaladora que es un ejemplo en España y también a nivel internacional. A Xàbia no le va a faltar el agua", ha asegurado Cardona.

La alcaldesa y el concejal de Ciclo Hídrico, José Marcos Pons, de Vox, han aseverado que la desaladora está en perfecto estado. "Se ha realizado un mantenimiento escrupuloso", ha precisado la alcaldesa.

Ahora el arquitecto municipal y los expertos de Amjasa controlarán que la instalación continúe funcionando sin problemas. Se abre un lapso en el que Acciona seguirá gestionando la desaladora. El ayuntamiento tiene deberes. La interinidad no puede prolongarse mucho.

El portavoz del PSOE y exalcalde, José Chulvi, ya ha afirmado que su partido lo tiene claro. "Amjasa está preparada para asumir este reto", ha subrayado. Los socialistas apuestan por la gestión directa.

Esa es, de hecho, la opción que ahora mismo parece más válida. Xàbia ya hizo su travesía del desierto en aquellos años en los que salía del grifo agua que era pura sal y no era potable. El ayuntamiento y los vecinos se arremangaron. Sin subvenciones, Xàbia construyó una desaladora que hoy es un referente. El gran manantial es el Mediterráneo. La planta es un referente medioambiental (la salmuera se diluye antes de devolverse al mar). No obstante, también tiene un gran coste energético.

La desaladora, tras la proeza de construirla y estos 20 años de concesión, es netamente del pueblo.