El Mare Nostrum Acero no entiende de términos medios

El club porteño encabeza su grupo de Primera Regional en la cuarta temporada desde su fundación, tiempo en el que ya ha vivido dos ascensos y un descenso

Jugadores del Mare Nostrum Acero.

Jugadores del Mare Nostrum Acero. / Levante-EMV

Albert Vidal

El CF Mare Nostrum Acero protagoniza otra temporada histórica. Esta «familia futbolística», como ellos se denominan, es líder incontestable de su grupo de Primera Regional con 20 victorias y dos empates en 22 jornadas en las que han anotado 63 goles y apenas han encajado 12, lo que le permite tener al segundo a 10 puntos.

Entre las características de este proyecto, que surgió en colaboración con el CD Acero después de años en el que el Mare Nostrum se había centrado en la base y el fútbol femenino, destaca que no conoce la tranquilidad. Y es que acumula dos ascensos y un descenso en tres temporadas de vida.

Esta trayectoria adquiere mayor relevancia al conocer la realidad de este equipo, que se beneficia de las instalaciones del Fornás, pero se caracteriza por su humildad y las «valiosas» contribuciones de pequeños comercios y empresas del Port de Sagunt. Dos aspectos claves en la idiosincrasia del club son su pasión por el fútbol y el compromiso con el cuerpo técnico

Meticulosidad

Sus entrenadores desarrollan un desempeño y meticulosidad en la preparación y el cuidado de los jugadores propios de un nivel profesional. La vocación, la cultura del esfuerzo y una búsqueda de la excelencia y la auto exigencia le están llevando a completar un año muy fructífero en resultados.

Este grupo no lo ha tenido fácil. Viene de superar un año duro en Preferente, descendieron a la Primera Regional. Más allá de ese resultado, el equipo sufrió la pérdida de Iván Górriz quien, con apenas 19 años, murió en un accidente de tráfico cuando regresaba de una sesión de entrenamiento con el Mare en el Fornás. Su recuerdo «nunca dejará de acompañarnos en cada uno de nuestros partidos». 

Multiculturalidad

Otro detalle es la multiculturalidad de la plantilla, que se nutre principalmente de jugadores locales pero se complementa con culturas como la hindú, la colombiana y la estadounidense, que se han integrado con una naturalidad aplastante.