Tribuna abierta

Hablemos del aeropuerto

Cristina Mora Luján

Cristina Mora Luján

El clásico conflicto entre progreso e impacto ambiental o entre progreso y calidad de vida vuelve a estar sobre la mesa a cuenta de la ampliación del aeropuerto de Valencia. El gobierno del PP ha escogido un nuevo caballo de batalla al que le ha puesto unas alas de titanio, acero y aluminio. Quiere más espacio alrededor del actual aeropuerto para garantizar la llegada de más aviones y, por consiguiente, más viajeros y viajeras.

Estamos de acuerdo en que el aeropuerto valenciano ha aumentado un 11% el número de viajeros y casi un 7% el de vuelos. Unas cifras que todos y todas celebramos y que no se han conseguido en los últimos 6 meses, sino que son el resultado de años de buenas políticas en cuanto a turismo. La actual posición dominante de la Comunitat en esta materia viene determinada en gran medida por los planes de sostenibilidad que aprobó el anterior gobierno socialista, por las políticas de apoyo al sector hotelero como el Bono Viaje, que ha permitido aumentar los ingresos de un sector especialmente afectado por la pandemia y, sin duda, gracias al plan estratégico de Turismo 2020-2025 que se marcó como objetivos mejorar, diversificar y potenciar nuestra oferta turística. Porque, nuestros potenciales visitantes no se despiertan un día y se compran un billete a la Comunidad Valenciana. Nuestro atractivo turístico se trabaja con apoyo a los y las comerciantes, a la industria hotelera, poniendo recursos para mejorar la oferta y, sobre todo, cuidando de nuestro patrimonio medioambiental, arquitectónico, social y cultural, que es lo que nos diferencia del resto de destinos. Y sí, también pasa por tener unas infraestructuras apropiadas que recepcionen a todos esos viajeros y viajeras. Y por esto, definir este debate como turismofóbico es no haber entendido nada.

Si de lo que estamos hablando es de ampliar infraestructuras, no nos olvidemos de que los municipios vinculados al aeropuerto tenemos mucho que decir al respecto. No nos oponemos al progreso, pero no se puede salir al debate público y pedir la ampliación sin haber contado antes con los ayuntamientos afectados. Durante años los pueblos del área metropolitana hemos soportado las infraestructuras de desarrollo que las grandes urbes no querían, y el aeropuerto no es una excepción. Son nuestros vecinos y vecinas quienes padecen el incesante ruido de los aviones, los que lidian a diario con el tráfico rodado de miles de personas yendo y viniendo, y somos los ayuntamientos los que aguantamos las limitaciones de crecimiento que implica tener un aeropuerto cerca. Limitaciones que nos obligan a tener áreas de servidumbre inutilizadas y terrenos en ‘barbecho’, sin un uso viable que nos permita, en este caso a nosotros, progresar. Y un ejemplo de ello es el gran espacio de la antigua factoría ElCano, que cuenta con grandes proyectos aparcados por la afección de la huella acústica del aeropuerto. En nuestros municipios tenemos que medir cada movimiento al milímetro, puesto que la zona de afección dificulta la convivencia de zonas urbanas con zonas residenciales, e incluso industriales.

Al sr. Mazón y a la consellera Montes les ha debido parecer bien pedir la ampliación del aeropuerto sin contar con nosotros, los municipios vecinos…no nos invitan a la mesa pero pretenden que paguemos la factura. Quizás si estos ayuntamientos fuéramos de otro color político habrían tenido la deferencia de compartir con nosotros sus planes. Porque Quart de Poblet quiere saber qué plan tienen para el aeropuerto de Valencia, y queremos conocer el plan estratégico que ha motivado esa petición, si es que lo hay. Nuestros vecinos y vecinas no son ciudadanos de segunda y tenemos derecho a ser parte del proceso, algo que nuestro Presidente debería recordar la próxima vez que manifieste que «este Consell quiere dar mayor autonomía a los municipios para gestionar el modelo que quieren para sus barrios». Los barrios colindantes con el aeropuerto queremos los mismos derechos que el resto de la ciudadanía en cuanto a salud y al descanso.

Coincidimos en que tenemos grandes retos por delante en materia de turismo e infraestructuras, pero los municipios del área metropolitana no podemos ser los últimos invitados a la fiesta. Necesitamos mejor gestión y necesitamos soluciones que no pasen únicamente por asegurar que podamos recibir más viajeros, queremos una reflexión más profunda que no sacrifique la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas. Queremos que no asfixien nuestras posibilidades de crecimiento en nombre del turismo, y creemos que hay una alternativa viable que pasa por contar con nosotros y tener en cuenta también nuestros derechos. La prosperidad económica no puede ser la excusa que justifique las oportunidades y calidad de las vías de nuestros pueblos.