Opinión | Mirador

Europa es el camino

Pocas veces, en la historia de nuestra democracia hemos estado frente a un dilema tan importante como el que ahora está en juego, en menos de dos meses nos vamos a situar en la tesitura de elegir entre un camino que profundice en los logros alcanzados o dar un paso hacia atrás contribuyendo a una orquestada campaña de deslegitimación de los evidentes avances conquistados.

La pertenencia de nuestro país a Europa es una cuestión relativamente reciente, por tanto, aquellos que hemos tenido ocasión de comprobar las diferencias entre la forma de vida del tiempo anterior a la integración y lo que ha ocurrido con posterioridad, estamos bajo la responsabilidad de reflexionar y compartir dos panoramas tan alejados entre sí, tan distantes que la sola comparación produce un efecto inquietante.

Formar parte de la Unión nos ha otorgado logros evidentes, desde el pasaporte europeo hasta las ayudas para impulsar la economía fruto de la crisis originada por la Covid, todo un repertorio que ahora no resulta tan visible por que forman parte de nuestro paisaje o de la convivencia cotidiana, desde infraestructuras, hasta derechos alcanzados. En este tiempo, hemos ido comprobando como se ha construido una forma de organización que ha estabilizado la región como nunca había pasado a lo largo de la historia.

Es cierto que se han perdido oportunidades, que se han quedado en el cajón algunos de los objetivos que dieron origen a la unidad, entre otros la Europa social convertida en una pequeña parte de lo que se esperaba.

Ahora es el momento de reclamar todo aquello que falta por construir, evitar errores y elementos de desunión. La vida cotidiana de todos los ciudadanos europeos puede dar un traspiés si, como consecuencia de las elecciones de junio, se configura un parlamento con una importante representación de parlamentarios manifiestamente euroescéptico y populistas que utilizan estas elecciones como caballo de Troya para socavar el sistema desde dentro. El voto, en esta ocasión más que nunca, es una baza que debe servir para estabilizar y avanzar en los logros alcanzados, ese el camino, un paso hacia atrás nos devuelve a escenarios en blanco y negro atiborrados de fronteras y desencuentros.

La construcción de una Europa fuerte pasa por reforzar la organización entre los distintos países, mediante una formula federal que impida o al menos dificulte los cantos de sirena de aquellos que pretenden desandar el territorio que ya hemos conquistado. No podemos olvidar que unir no es una tarea sencilla, requiere de muchos esfuerzos para aunar intereses comunes, mientras que la segregación es un virus que una vez inoculado circula a gran velocidad.