El Alzira FS se queda sin entrenar por los daños en el Palau tras el nacional de halterofilia

El club lamenta que el ayuntamiento no tomase "las medidas necesarias" para evitar desperfectos

El Palau d'Esports acogió la Copa Federación de halterofilia.

El Palau d'Esports acogió la Copa Federación de halterofilia. / Toni Gordó

Óscar García

El Family Cash Alzira FS regresa este fin de semana a la competición tras el parón obligado por la disputa de la Copa de España de fútbol sala. Una vuelta que afrontará con menos preparación de la deseada ya que hoy se quedó sin entrenar porque los daños que la Copa Federación de halterofilia ha ocasionado sobre el parqué del Palau d’Esports le impidieron usar la pista, que se sometía a labores de mantenimiento.

El presidente del club, Vicente Fontana, manifestó públicamente su malestar por la gestión municipal de la instalación: «Pensábamos, que se pondrían todas las medidas necesarias para evitar que la superficie se dañara», lamentó el dirigente del Alzira FS, que milita en Segunda División.

Aunque para Fontana, este problema es uno más de una larga lista de agravios. «Habitualmente ya usamos pistas de otros municipios y la disponibilidad es muy limitada, al margen de que, en el caso del primer equipo, para ir cada miércoles a entrenar a La Llosa de Ranes (a 20 kilómetros), la logística en cuanto a desplazamiento es costosa, no es tirar un balón al suelo y ponerse a jugar, además de que aumenta el gasto», comentó, para añadir a continuación: «Estamos muy cansados de tener que convivir día a día con esta situación y de que nadie asuma responsabilidades en todo este tiempo. El deporte alzireño merece mucho más».

Al respecto, Fontana subrayó que la situación de muchos clubes «es insostenible», y más cuando el primer equipo «no ha podido entrenar, a cinco días de retomar la competición en un partido complicadísimo y vital para las aspiraciones de clasificarse para el Playoff de ascenso a Primera». «Recientemente, además, nos han informado de que el plazo para poner el Fontana a punto se vuelve a retrasar. Los equipos entrenan en colegios al aire libre, cuando llueve no hay entrenamiento, gestionar la programación de partidos cada semana es un suplicio, el primer equipo entrena cada miércoles en otra ciudad y así una larga lista de inconvenientes que arrastramos desde el cierre del Fontana hace ya cuatro años».