El caqui entra en decadencia en la Ribera

La fruta llamada a discutir la primacía de la citricultura en la comarca da síntomas de retroceso tras tocar techo en 2019 con 15.922 ha en toda la C. Valenciana

Una retroexcavadora arranca una plantación de caquis en un campo de la Ribera en una imagen de archivo.

Una retroexcavadora arranca una plantación de caquis en un campo de la Ribera en una imagen de archivo. / VICENT M PASTOR

La escasa o nula rentabilidad del caqui en los últimos años como consecuencia de un incremento de los costes de producción, los bajos precios y la recolección de pocos kilos por parcela dada la gran cantidad de fruta que se rechaza como destrío, han reducido por tercer año consecutivo la superficie dedicada a este cultivo, según se desprende de la Encuesta sobre Superficie y Rendimientos de Cultivos (Esyrce) que cada año realiza el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 

Los productores valencianos de caqui arrancaron el último año 322 hectáreas de este frutal. Se trata de un descenso de poco más del 2 % con respecto del año anterior, pero de más del 9 % si se toman como referencia los datos de 2019. El cultivo del caqui tocó techo ese año alcanzar las 15.922 hectáreas en la Comunitat Valenciana -18.057 en el conjunto de España–. Desde entonces se han arrancado 1.492 hectáreas de cultivo en el ámbito autonómico.

El principal centro productor de España

La Comunitat Valenciana y la comarca de la Ribera en particular, cuna de la Denominación de Origen «Kaki Ribera del Xúquer», son el principal centro productor de esta fruta en España ya que generan cerca del 90 % de la cosecha. Los datos del Esyrce muestran una clara tendencia que ya se intuía por el goteo de agricultores que en los últimos años han tirado la toalla al finalizar cada campaña, pero no representa una fotografía exacta ya que todavía computa plantaciones que se han abandonado pero mantienen la cubierta vegetal. La reducción de hectáreas corresponde por tantos a campos arrancados que o bien se han dejado de cultivar o en los que se han introducido otros cultivos.

La pérdida de estas 322 hectáreas de caqui en el último año reduce la superficie de cultivo en la Comunitat Valenciana a 14.430 ha y, por tanto, a niveles del año 2015. Esyrce computaba en ese ejercicio 14.659 hectáreas en el conjunto de la Comunitat Valenciana.

El conocido hace unos años como «oro rojo» por los elevados rendimientos que generaba, una coyuntura que provocó que la superficie de cultivo aumentara de forma exponencial, alcanzó en 2019 su máxima extensión tanto en el conjunto de España como en la Comunitat Valenciana, si bien el año siguiente inició el declive con la pérdida de 282 hectáreas en base a la encuesta del ministerio, otras 888 ha desaparecieron entre 2020 y 2021 y 322 ha el último año.

La última campaña de caqui, a la espera de las liquidaciones, tampoco ha dejado un buen sabor de boca, debido a la merma de hasta el 70 % respecto del potencial productivo. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) no dudó en valorar la misma como histórica en escasez de cosecha y en elevados costes de producción, «que corrobora la crisis de rentabilidad del cultivo». En este caso, las sucesivas adversidades climáticas en primavera y los ataques de plagas y enfermedades, que siguen sin contar con herramientas de control eficaces, provocaron estas enormes mermas, al tiempo que disparaban los costes de producción. La falta de fruta ha propiciado un repunte de los precios, aunque esta mejora no llega a compensar la drástica reducción de cosecha comercializada.

La Encuesta sobre Superficies y Rendimientos que el ministerio realiza de forma anual desde 1990 abarca todo el territorio nacional. En el último año se realizó entre los meses de mayo y septiembre mediante observación directa de las parcelas que conforman la muestra. Los resultados son producto de una operación estadística por muestreo y se refieren a la cubierta del suelo en el momento de la investigación de campo. 

En el caso de las superficies de frutales cítricos, no cítricos y demás cultivos leñosos en secano incluyen las de plantaciones abandonadas. Esyre 2022 revela en el conjunto de España un ligero aumento (0,27 %) de cultivos leñosos, entre los que destacan el almendro y el pistacho seguidos en menor medida por el melocotonero-nectarina y el aguacate. Dentro del resto de frutales no cítricos desciende el caqui, el manzano, el kiwi y el mango entre los subtropicales y el avellano.