Estirpe fallera al horno

La falla de la alzireña Plaça del Forn conmemora el 60º aniversario del nombramiento de la ‘Cassolera’, la «embajadora» de la comisión

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20240318 145440 / J. Sánchez

La falla Plaça del Forn es una de las de mayor solera de Alzira. Este año ha cumplido 80 años. Es la sexta con mayor antigüedad de la capital de la Ribera Alta, una ciudad que presume de ser la segunda potencia mundial en Fallas. Su nacimiento surgió precisamente al calor del fuego. Un grupo de amigos que se calentaba ante la Foguera de Sant Antoni en la emblematica Placeta del Forn formateó la idea. Ocurrió en enero de 1944 y de ese empeño nació la comisión, que se unió a otras tan emblemáticas como las de Sant Joan, El Mercat o la Placa Major. 

Tanto la falla como la plaza tomaron el nombre del pequeño horno enclavado en ese recoleto entorno de la Vila, el barrio histórico que formaba parte de la antigua isla fluvial. No en balde, la pala de madera que usan los horneros se usa como símbolo de la comisión y su primer presidente fue el panadero Paco Tudela Murillo. Salvador Castells Comas y Jaime Lozano Romeu le acompaban al frente de la directiva y la hermana del delegado de Fiestas, Nieves Lozano, fue la primera fallera mayor de la comisión.

Falleros de la comisión al repartir ayer las cazuelas.

Falleros de la comisión al repartir ayer las cazuelas. / J. Sánchez

El primer monumento no se plantó hasta el ano siguiente,1945, y el primer artista fallero fue Ignacio Ríos Magraner. Dos anos más tarde, una de las personas más queridas y entrañables de la comision, Emilia Llavador, compuso el himno con la música del pasodoble ‘Islas Canarias’ Los primeros años fueron difíciles. España se recuperaba de una cruenta Guerra Civil y no se pudo plantar falla todos los años, ya que la concesión de ese derecho correspondía a la Guardia Civil. Poco tiempo después, en 1951, la falla ganó el primer premio.

Pala panadera como símbolo

Los éxitos se mantuvieron a lo largo de la decada de los años sesenta. La falla sumó galardones tanto por el monumento, como por el ‘llibret’ o el apartado de ingenio y gracia. En 1961, haciendo honor a sus origenes, se creó su maxima recompensa: la Pala d’Or. Un poco mas tarde, en 1964, tomó impulso la ‘cassolà’. Tradicionalmente, cada 18 de marzo, las mujeres de la falla preparaban arroz al horno para comer en el casal y se quiso institucionalizar la costumbre con la creación de un título femenino.

Cassola d'arròs al forn para celebrar la víspoera de Sant Josep

Cassola d'arròs al forn para celebrar la víspoera de Sant Josep / J. Sánchez

En aquella ocasion se invitó a autoridades y miembros de la Junta Local; además, de manera honorífica, se entregó una Pala d’Or a cada una de las falleras mayores de Alzira y a la alcaldesa consorte. Pero no fue hasta 1977 cuando el entonces presidente, Miguel Albarracín Mengual, y su equipo decidieron homenajear a una dama destacada: la Cassolera. La primera fue Empar Pelufo.

Así se ha creado la estirpe de las ‘cassoleras’, que ganó entidad y prestigio con el tiempo hasta el punto de convertir la elección en un acontecimiento social. Y la tradicional comida del 18 de marzo pasó a ser uno de los actos más destacados del día al que asisten las falleras mayores de la ciudad y las primeras autoridades locales. Siempre se sirve como plato principal el típico arroz al horno y al menú del día también se incorporan los discursos oficiales.

La mesa presidencial de la 'Cassolà' de este año

La mesa presidencial de la 'Cassolà' de este año / J. Sánchez

La comisión concibe el título de ‘cassolera’ como el nombramiento de una embajadora de la falla. «Un reto que han aceptado distinguidas señoras de la ciudad pero también de Barcelona, Madrid, Francia o Palma de Mallorca, que han aceptado el reto», destacan los dirigentes de la falla.

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