La reforma otorga a los juzgados de la Ribera un 81 % más de casos de violencia machista

Alzira y Sueca concentran desde el año pasado los expedientes de otras sedes judiciales

Entre ambas superan los 2.500, cuando en 2022 excedían por poco los mil

Siete de cada diez delitos contra las mujeres se deben a lesiones o malos tratos

Una persona, frente a una de las sedes judiciales de Alzira, en una imagen de archivo.

Una persona, frente a una de las sedes judiciales de Alzira, en una imagen de archivo. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Los delitos machistas tramitados en las sedes judiciales de la Ribera en 2023 crecieron un 81 % con respecto al año anterior. Un dato que resultaría extremadamente preocupante de no ser porque tiene una justificación de tipo administrativo: la reordenación de los juzgados de violencia de género en la Comunitat Valenciana, que se aplica desde el pasado ejercicio. Los juzgados de Alzira y Sueca adquirían competencias específicas y asumieron los casos de otras demarcaciones. Una situación que ha contribuido a agravar el colapso judicial en la comarca, del que ya informó ayer Levante-EMV.

No obstante, no todo el incremento se debe a una cuestión meramente administrativa. Durante los últimos años, el número de delitos contra las mujeres no ha parado de crecer. Un hecho que podría entenderse como un aumento de la violencia, aunque resulta más razonable atribuirlo a la mayor concienciación de la sociedad frente una serie de conductas machistas normalizadas durante demasiado tiempo y cómo esto hace aflorar situaciones que antes no se denunciaban (en parte, también, por el miedo de la víctima).

La estadística publicada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana cifra en 2.753 los delitos contra la mujer tramitados en las sedes judiciales de la Ribera: 1.367 en Alzira, 1.340 en Sueca y 46 en Carlet. Esta última localidad perdió el año pasado estas competencias, que recayeron, junto a las del partido judicial de Xàtiva, en la capital ribereña. De ahí la cifra tan reducida si se compara con los 358 de 2022. En cambio, Alzira ha pasado de 168 a 1.367 al concentrar los casos de más pueblos. Unos datos que contribuyen a agravar la situación de colapso de los juzgados de la Ribera, que como ya informó este periódico, cerraron el pasado año con un 30 % más de casos pendientes de resolución que el ejercicio anterior.

Quebrantamientos de penas

Los delitos registrados en los juzgados de la comarca en el año 2022 ascendieron a 1.519, mil doscientos menos que en 2023. De los 2.753 ilícitos del pasado ejercicio, el 70 % tenían como origen un caso de lesiones y/o malos tratos, la causa más común de violencia machista (1.961 en total). Con todo, en 2023, los magistrados de Alzira tuvieron que juzgar dos casos de homicidio: uno se produjo en Antella en julio y el segundo, un mes después, en la propia capital ribereña.

A estos delitos hay que añadir doscientos contra la libertad, el honor, la indemnidad sexual, la integridad moral, los derechos y deberes familiares o el derecho a la propia imagen de la víctima. Además de 568 quebrantamientos de penas o medidas de protección de las víctimas.

Según el balance anual del TSJ, más del 90 % de las personas enjuiciadas el pasado año por un posible delito de violencia machista fue condenada. Un dato que en el conjunto de la Comunitat es algo menor, aunque la presidenta del Observatorio contra la violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona, ha destacado su relevancia: «Que haya un mayor porcentaje de fallos condenatorios implica que no hay impunidad en estos delitos y que la credibilidad de la víctima en su declaración se valora siguiendo el criterio establecido por la jurisprudencia del Tribunal Supremo».

Relaciones acabadas

Además, la estadística permite establecer un perfil de agresor muy determinado: un hombre machista muy posesivo. En los más de mil casos abordados en Alzira, el 75 % de los condenados era un exmarido o una expareja. Es decir, una persona que se creía con la potestad de someter a la mujer e incapaz de asimilar la ruptura de forma civilizada.

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