Un proyecto faraónico. Esto es lo que viene a decir, en uno de sus apartados, el informe de viabilidad de la piscina cubierta de Tavernes de la Valldigna. El documento, al que ha tenido acceso Levante-EMV, pretende ser una guía para que los gestores públicos tomen decisiones respecto a su funcionamiento. Pero, además, también ofrece una visión realista de la instalación y en uno de sus apartados deja claro que se trata de un edificio que está sobredimensionado en relación a la población con la que cuenta el municipio.

Este hecho no hace sino complicar la rentabilidad económica del recinto deportivo, en tanto que viene a decir que necesita de músculo externo, es decir, de usuarios y usuarias llegados desde otras localidades, para tratar de llegar al equilibro porque no es suficiente con los usuarios potenciales empadronados en Tavernes.

En concreto, en el análisis DAFO (Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) se apunta como uno de sus principales puntos en contra el hecho de que "el número de habitantes de Tavernes es reducido en comparación de las localidades vecinas con este tipo de instalaciones, lo que puedo condicionar el llegar al punto de equilibrio indicado". Lo que viene a decir es que en casos de localidades vecinas que utiliza el estudio para comparar la situación como Cullera, Sueca o Alzira, cuentan con instalaciones que se adecúan al número de habitantes de la ciudad. Pero esto no ocurre, en cambio, en el caso de la capital de la Valldigna.

En ese sentido, cabe tener en cuenta, además, que los municipios inmediatamente más próximos que pueden aportar usuarios a Tavernes son Benifairó, Simat de la Valldigna o Favara. El estudio, en realidad, recoge una área de influencia de 20 kilómetros a la redonda, que incluye municipios como Xeresa, que tiene mucho más cerca Xeraco, que también tiene piscina pese a que se incluye en ese radio, o Gandia, que cuenta con dos cubiertas y otra convertible, además de Sueca, Cullera, Alzira o Algemesí, que también disponen de una instalación de este tipo. Otras localidades que están dentro de este alcance son Barx, cuyos vecinos podrían elegir entre Gandia o Tavernes o Corbera y Llaurí, que también tienen próxima la localidad de Alzira.

Otro de los aspectos que analiza el estudio de viabilidad es, precisamente, cómo puede el municipio gestionar la piscina de manera que no le cueste dinero a final de año. En ese sentido, el trabajo estima que, para que sea rentable, la piscina cubierta de Tavernes necesita más de 6.300 usuarios y usuarias al año. Estos, se dividirían en algo más de 1.800 abonados mensuales, es decir, personas que pagarían una cantidad fija al mes para poder hacer uso de las instalaciones en cualquier momento, y otros 4.500 que adquirirían un pase diario a lo largo de un año. En ambos casos se considera que habrá un incremento del 2,5% de personas usuarias cada año, siempre según las estimaciones que realiza el despacho que ha elaborado el estudio.

Con estas cifras, el informe apunta que ya el primer año de funcionamiento sería rentable y así se mantendría durante la primera década, con ingresos y gastos que rondarían entre los 800.000 y los 900.000 euros.

El estudio estima otro tipo de ingresos como los que se recibirían por cursillos concretos, por el alquiler de carriles o incluso del vaso entero e incluso por la cesión de espacios para la colocación de máquinas de vending.

Respecto al tipo de gestión, el ayuntamiento tiene claro desde hace tiempo que abrirá con la concesión del servicio a una empresa privada. Así funcionará durante los primeros cinco años, un tiempo durante el cual el consistorio pretende poner en marcha la maquinaria para asumir la gestión directa mediante una herramienta tipo fundación deportiva o similar.

En todo caso, el documento no es vinculante, sino una guía que puede ser utilizada por el Gobierno local para tomar decisiones en uno u otro sentido en el momento en que se abra la instalación,