Dos símbolos de Gandia, atascados en su declaración de Bien de Interés Cultural

El ayuntamiento alegará a la dirección de Patrimonio de la Generalitat, que estima que la «Visitatio Sepulchri» no alcanza la categoría por una falta de continuidad temporal

El templo de Sant Nicolau del Grau, símbolo del "aggiornamento" de la Iglesia, espera la resolución desde hace 3 años

La representación de la Visitatio Sepulchri en la Colegiata de Gandia en la Semana Santa de 2021

La representación de la Visitatio Sepulchri en la Colegiata de Gandia en la Semana Santa de 2021 / Natxo Francés

Sergi Sapena

La iglesia de Sant Nicolau del Grau de Gandia y la Visitatio Sepulchri, una represación sacrolírica originaria del siglo XVI sobre el entierro y resurrección de Cristo, son dos símbolos de Gandia, uno material y otro inmaterial, que siguen esperando que la Generalitat los declare Bien de Interés Cultural (BIC). Según ha podido saber este periódico por diversos motivos ambos expedientes han quedado atascados en la dirección de Patrimonio de la Generalitat, dependiente de la Conselleria de Cultura, para disgusto del Ayuntamiento de Gandia.

En cada uno de esos expedientes el argumento del atasco es diferente. Así, el de la Visitatio Sepulchri, que se inició hace más de un año, los técnicos de la Generalitat que han analizado el expediente han emitido una resolución, que acaba de llegar el Ayuntamiento de Gandia, rechazando la declaración de BIC, que es la máxima figura de protección cultural que expide la Admistración.

Para descartar su elevación a BIC, el informe de Patrimonio señala que la Visitatio no se ha celebrado de forma ininterrupida a lo largo de los siglos, sino que se produjo un parón de más de un siglo. Efectivamente así fue porque esta representación religiosa tuvo lugar cada Semana Santa de Gandia al menos desde 1550 hasta 1865, y después fue recuperada a partir de 1996, primero por la Junta Mayor de Hermandades de la Semana Santa y después asumida por el propio departamento de Cultura de Gandia. En esa recuperación tuvo un destacado papel el musicólogo alicantino José María Vives, el Orfeó Borja y Pluja Teatre.

Lo que la Generalitat obvia, y eso es lo que ha generado un cierto malestar en el ayuntamiento, es que esa interrupción temporal no fue voluntaria, sino fruto de una prohibición expresa de quien en 1865 era arzobispo de València, Mariano Barrio, cumpliendo directrices emanadas del Concilio de Trento para limitar las representaciones teatrales en el interior de los espacios sagrados.

Aquella prohibición hizo que la Visitatio cayera en el más absoluto de los olvidos hasta que en la década de los 90 del siglo pasado se produjo su redescubrimiento, lo que en poco tiempo, gracias a las partituras musicales y textos atribuidos directamente a San Francisco de Borja, pudo volver a celebrarse, primero en distintos formatos y, desde hace unos años, con una gran solemnidad y rigor en la Colegiata de Gandia.

Según señala el alcalde José Manuel Prieto, el ayuntamiento no solo no comparte que se haya rechazado la declaración de BIC, sino que sigue pensando que la Visitatio merece ese reconocimiento y por eso elevará un escrito de alegaciones para que sea tenido en cuenta. En esas alegaciones participará el profesor Santiago La Parra, quien en el primer informe presentado no dudó ni un segundo en señalar la importancia histórica y cultural de esta pieza, cuya categoría bien merece engrosar la lista de BIC de la Comunitat Valenciana.

La iglesia de Sant Nicolau, en el Grau de Gandia.

La iglesia de Sant Nicolau, en el Grau de Gandia. / Levante-EMV

«La iglesia del Vaticano II»

El otro elemento gandiense susceptible de ser BIC sí es material y sus valores están muy a la vista, aunque también tiene, por así decirlo, su aspecto espiritual. Se trata de la iglesia de Sant Nicolau del Grau, un monumento moderno, concebido en 1958 y construido en 1962, obra del arquitecto madrileño Eduardo Torroja, que no pudo verlo acabado porque falleció un año antes.

Sant Nicolau es un templo que, además de «flotar» sobre el puerto gandiense, supone la primera gran expresión del uso de enormes placas de hormigón en su estructura externa. Eso permitió que la gran nave de la iglesia quedara exenta de pilares, y el techo a una enorme altura, lo que, unido al claustro lateral, le confiere una estructura que los expertos consideran única y digna de ser elevada a BIC. Tan es así que el ayuntamiento está ejecutando un plan de mejora urbana en el entorno de la iglesia, precisamente diseñado para realzar el futuro BIC, como se anunció cuando este proceso comenzó, hace ya más de tres años.

En todo ese tiempo, y pese a que en junio de 2021 la Academia de San Carlos emitió un contundente informe a favor de la declaración de BIC, la dirección de Patrimonio de la Generalitat no ha emitido su resolución, pero hasta Gandia han llegado rumores de que los técnicos que lo analizan consideran que Sant Nicolau no alcanza tal categoría, algo que tampoco comparte el ayuntamiento, dispuesto, como en la Visitatio, a alegar para darle la vuelta a esa decisión.

A esos argumentos arquitectónicos se suman ahora los que destacó el sacerdote titular del tempo, Francisco Revert, quien dijo que el concepto de esa enorme estructura abierta hacia todos los lados constituye un símbolo de la Iglesia Católica de los años 60 porque representa el aperturismo hacia los fieles, hacia otras confesiones y hacia el mundo. Ese es el mensaje que se extendió y aplicó a partir del segundo Concilio Ecuménico del Vaticano, el que abrió el papa Juan XXIII y cerró su sucesor, Pablo VI, que supuso el «aggiornamento», la actualización del catolicismo.