Palma de Gandia gastará 100.000 euros para repartir garrafas de agua durante todo 2024

El pleno aprueba una partida municipal en previsión de que no se ejecute el año que viene la conexión con los pozos de Villalonga

Protesta de vecinos y concejales antes del pleno de la Diputación el pasado 21 de noviembre.

Protesta de vecinos y concejales antes del pleno de la Diputación el pasado 21 de noviembre. / Levante-EMV

Josep Camacho

El Gobierno de Palma de Gandia se ha puesto en el peor de los escenarios posibles, y ya asume que tendrá que seguir repartiendo agua embotellada a sus vecinos durante todo el año 2024. Así lo está haciendo desde octubre, cuando Salud Pública prohibió el consumo del agua del grifo, que procedía de un pozo de la localidad, por su alto nivel de nitratos.  

El lunes pasado se celebró un pleno extraordinario donde se aprobó por unanimidad de los grupos políticos (Compromís, PSPV-PSOE y PP) destinar 100.000 euros a comprar garrafas. 

El dinero procede del remanente de tesorería, es decir, de la hucha municipal. La alcaldesa, Paula Femenia, de Compromís, todavía no tiene constancia oficial de que la Diputación o la Generalitat le ayudarán con estos gastos, a pesar de que la Corporación provincial, en el pleno del 21 de noviembre, aprobó por unanimidad «prestar asistencia técnica, jurídica y económica al ayuntamiento» para resolver este problema. Afecta no sólo a los vecinos sino a algunas empresas de alimentación del polígono que necesitan el líquido elemento para elaborar sus productos. Femenia confía en que este mes o el que viene tengan alguna noticia de estas administraciones, enfrascadas estos días en sus presupuestos.

La cantidad se ha fijado haciendo una extrapolación de lo que lleva gastado el ayuntamiento desde octubre, que son 15.900 euros. Todos los concejales están unidos en que esta es la principal prioridad del pueblo, pero también entienden que el ayuntamiento hará aguas si continúa esta sangría económica.

Las garrafas de 5 litros (a partir de ahora serán de 6,5 litros) se reparten dos días a la semana, a razón de dos litros y medio por vecino. El proveedor es La Serreta, una empresa con manantial en la Font de la Figuera. Por ahora se está funcionando con contratos menores, y esa es la intención para el año que viene, ir poco a poco. La cantidad podría ser menor si se produce el milagro de que las obras necesarias para que el agua vuelva a ser potable estén listas en 2024, pero esto es poco probable. La clave es construir una canalización que enganche con unos pozos en Villalonga gestionados por la Mancomunitat de Municipis de la Safor, si bien la conexión se haría más cerca, desde Potries. 

El plazo de ejecución de estas obras es relativamente corto, unos seis meses, y el proyecto ya está redactado y presentado en la Generalitat y en la Diputación. La inversión es muy elevada, más de un millón de euros. Por eso el Gobierno local insiste en que necesita la ayuda de las otras administraciones, y mientras no haya compromisos firmados el ayuntamiento no se atreve a emprender unas obras de tal magnitud.  

Sí se ha avanzado en las gestiones con la Confederación Hidrográfica del Júcar y con la Mancomunitat de la Safor para tener los permisos necesarios para adherirse a la red. El pasado día 11 se celebró un pleno en la Mancomunitat donde esta propuesta salió adelante por unanimidad.