Asesinato en prisión

Los técnicos no estimaron crítica una agresión anterior del preso que mató a la cocinera de Mas d'Enric

El último test que evalúa el riesgo de violencia lo había pasado hacía ocho meses y estaba pendiente de practicarse

Pancarta en recuerdo de la cocinera que murió acuchillada en la cárcel, en los accesos a la prisión de Mas d'Enric.

Pancarta en recuerdo de la cocinera que murió acuchillada en la cárcel, en los accesos a la prisión de Mas d'Enric. / ACN

J. G. Albalat

Los técnicos de la cárcel de Mas d'Enric, en Tarragona, consideraron que el puñetazo que el 31 de octubre de 2023 dio a otro interno que le insultó el recluso, I. S. O, que el pasado mes de marzo asesinó a cuchilladas a la cocinera del centro, Nuria L., no fue un "incidente crítico", sino una respuesta al improperio que le lanzaron. Por esta razón, volvió poco después a trabajar en la cocina, sin haber cumplido la sanción, y no pasó el test de RisCanvi, que evalúa el riesgo de violencia. El preso, que después del crimen se suicidó, estaba pendiente de pasar ese test /el último fue en julio de 2023) cuando cometió el crimen. Llevaba ocho meses sin pasar por esta prueba, según ha avanzado el diario Ara. Estaba pendiente de programarse, pues se realiza a lo largo del semestre, según las fuentes de la Conselleria de Justícia consultadas por el Periódico, del mismo grupo editorial.

El Riscanvi es una de las herramientas de apoyo con algoritmo que usan los técnicos de las prisiones para determinar el grado de peligrosidad de los internos. No es una prueba automática, sino que se realiza cada seis meses y durante los seis meses siguientes. Las juntas de tratamiento de las prisiones, con el personal especializado en diferentes disciplinas, sin embargo, son las que toman las decisiones con base en diferentes factores y solo uno de ellos es el mencionado test, precisan desde el departamento de Justícia, que todavía está recopilando información sobre el asesinato de Nuria L., un crimen que provocó unas airadas protestas de los funcionarios de prisiones, que llevaron a cercar las cárceles, para reivindicar mejoras en la seguridad en los centros penitenciarios.

I. S. O. ingresó en prisión después de que en abril de 2016 matara, también con un cuchillo, a una prostituta con quien había tenido contactos ya se presentó voluntariamente a la comisaría de los Mossos d'Esquadra más próxima. Fue encarcelado en Mas d'Enric. El 2018 fue condenado a 11 años de prisión por asesinato con las atenuantes de confesión y embriaguez y fue clasificado en segundo grado, el régimen ordinario. Habría podido salir en libertad el abril del 2027.

Su paso por la cárcel

Hasta que mató a la cocinera, su paso por la prisión había estado correcto, sin relacionarse mucho con otros internos, pero sin ningún conflicto importante, con buena conducta. Según las 14 veces que pasó el RisCanvi, su riesgo de reincidencia y de violencia fue siempre bajo, excepto mayo del 2020, al inicio de la pandemia de covid, cuando fue medio. En todas las evaluaciones de comportamiento o de participación en talleres y el trabajo al CIRE (Centre d'Iniciatives per a la Reinserció) obtenía buena nota. La consejera de Justicia, Gemma Ubasart, en el Parlament una semana después del crimen de Nuria L. que el recluso había tenido una evolución “favorable” y nada hacía prever que tuviera una reacción como aquella.

Meses antes del asesinato, en octubre del 2023, I. S. O., profirió un puñetazo a la cara a un interno, de quien decía que lo insultaba. Reconoció los hechos y no se enfrentó a los funcionarios, que lo aislaron a su celda ese día. Posteriormente, fue sancionado a 11 días de aislamiento a su celda, pero en marzo la sanción todavía no se había cumplido. Los trabajadores de la prisión lo instaron a participar en actividades de intervención psicosocial, pero él no quiso. Esto hizo que no pudiera progresar de grado, pero no lo impedía seguir trabajando por el CIRE. Según él, no tenía apoyo social o familiar fuera del centro, y, por tanto, no tenía muchos incentivos para tener permisos de salida o el tercer grado. El 5 de enero del 2024, después del puñetazo, la junta de tratamiento de la cárcel de Mas d'Enric aprobó que I.S.O. volviera a trabajar a la cocina, lo aprobó con unos resultados del RisCanvi que no estaban actualizados y que todavía indicaban que el riesgo de reincidencia era bajo.