Raimundo Amador: "Camarón fue como mi hermano mayor; aprendí mucho gracias a él"

El artista sevillano, que aprendió a tocar "una Ramírez buena" durante las madrugadas en una chabola de Triana, es el precursor del flamenco punk. Creador de "La leyenda del tiempo" junto a Camarón de la Isla y Tomatito, esta noche regresa a la Sala Moon de València

Raimundo Amador (Sevilla, 1959) posa para la entrevista.

Raimundo Amador (Sevilla, 1959) posa para la entrevista. / Levante-EMV

Jaime Roch

Jaime Roch

Raimundo Amador (Sevilla, 1959) nació en una chabola cerca de Triana y pasó su juventud en las Tres Mil Viviendas, donde pulió el rubí puro de su voz. Allí, su única escudera era su «leona», tal y como él se refiere a la guitarra. Es con la única que tiene una intimidad inconfundible. Habla conforme con la vida que le ha correspondido y con el tiempo que le ha tocado en suerte: es el pionero del rock gitano y creador de La leyenda del tiempo junto a Camarón de la Isla y Tomatito. «Estoy atacaito de nervios por el concierto de València», manifiesta al otro lado del teléfono tras hacer la compra semanal. Esta noche regresa a València en la Sala Moon: «En cada bolo improviso, hago cosas nuevas para no aburrir ni aburrirme», asevera.

El artista sevillano sufre de insomnio, el asidero más fértil de los mejores artistas. Se acuesta tarde porque «no pillo el hilo del sueño» y se despierta casi a la hora del aperitivo después de emplear la noche en su estudio: «Le digo a mi hijo que me deje el ordenador abierto por si saltan las musas y así poder grabar porque no sé utilizar muy bien las máquinas». Durante ese trasnochar surge esa pulsión de duende sin fin que no es otra cosa que la inspiración. Su padre le enseñó a tocar «una Ramírez buena» y, a partir de ahí, dejó que la música le comiera la vida como un alacrán vivo hasta hoy en día, en la frontera de cumplir los 64 años.

¿Cómo plantea el concierto de esta noche en València?

Va a ser una antología de mi vida. Un homenaje a BB King, Eric Clapton, Miles Davis, John Coltrane, a la familia Montoya, al grupo Pata Negra y, por supuesto, a Camarón de la Isla. En el 90% de mis conciertos improviso, aunque respeto las melodías básicas. Es en los solos donde me suelto la melena y me dejo llevar. Por ejemplo, nunca le he escuchado a Paco de Lucía tocar el mismo Entre dos aguas durante un concierto porque siempre introducía algo diferente. Los artistas de hoy en día buscan mucho la perfección, pero creo que la perfección, en el mundo del arte, de la música, no es nada buena. Hay que ser valiente y mojarse en directo. Ahí nace verdaderamente el arte sin filtros. Y ahí es donde marca la diferencia un buen artista.

¿Cómo era Camarón de la Isla?

Fue como mi hermano mayor y me hizo mejor persona. Cada vez que venía a Sevilla a un concierto o a pasar unos días, me llamaba y absolutamente siempre pasábamos tiempo juntos. Para ser amigo de él había que estar callado y no quería ningún halago. De joven, yo era muy calladito y éramos buenos amigos. Con todo su poder como cantaor, era humilde, simple, sencillo. Todo eso lo aprendí de él.

Compuso con él «La leyenda del tiempo» en 1979.

Eso fue una revolución. Un trabajo experimental que marcó la historia. También era el primer disco que Camarón de la Isla grababa sin Paco de Lucía. Durante su creación, nos divertimos mucho en casa de Ricardo Pachón. De mi mente no se me borran las imágenes de Kiko Veneno, Tomatito o Camarón riéndose casi siempre. Tuve amigos que, nada más salir el disco, lo devolvieron para renegar de él y ahora dicen que fue una genialidad. Los flamencos más puros se pegaban golpes contra la pared. Incluso Tomatito dijo que era raro y feo. Me casé con 18 años y me fui de luna de miel a Umbrete para grabar ese disco.

Durante la grabación, Camarón de la Isla se enfadó con usted.

Sí, aunque es una mera anécdota. En esa época, yo era muy hippie, no tenía casi dinero y fumaba algún porro que otro. Así que vendía los casetes de las grabaciones a mis amigos, aunque tuvieran muy mala calidad, para poder comprarme la hierba. Camarón de la Isla hablaba poco, pero lo notaba raro conmigo así que fui yo el que le dije lo que estaba haciendo y, al final, me perdonó. Nos queríamos mucho, aunque él era nueve años mayor que yo.

Raimundo Amador

Raimundo Amador / Levante-EMV

¿Ha superado su muerte?

Sigo superándola hoy en día después de más de 30 años. Estuve un tiempo sin escucharlo porque lo pasé realmente mal, aunque lo tengo muy presente. Ahora, se me saltan las lágrimas cada vez que veo imágenes suyas pero ya me lo vuelvo a poner con mayor continuidad.

En los momentos de dolor, de tristeza ¿fluye más la creación?

Creo que en esos momentos tengo una necesidad más fuerte de componer. Me pasó con la muerte de mi hermano cuando, a la semana, le compuse un tema llamado «El Mecánico», que está en el disco Medio hombre, medio guitarra. Me salió corrido, como improvisado, como un pulsión y sin pinchar la guitarra eléctrica. Ese tema nunca lo he tocado en directo porque es un adagio y mi forma de hacer los conciertos es otra. A mi padre también le compuse una «Elegía a Don Luis Amador».

Paco de Lucía fue su maestro.

Sí, lo escuché mucho y mi toque, cuando era joven, era muy parecido al suyo. Con buen acierto, Manuel Molina, de Lole y Manuel, me dijo que yo trabajaba muy bien la guitarra y que no imitase a nadie. Así que dejé de escuchar al maestro para desconectarme de su concepto del toque y crear el mío. Mi padre también tenía un toque especial, muy flamenco, porque tocaba por Niño Ricardo. Era muy gitano.

¿Cuáles son sus otros referentes?

Por supuesto, mi padre y Paco de Lucía. Pero también he escuchado mucho a Manuel Morao, Diego del Gastor, Luis Maravilla o la familia Habichuela. También he escuchado mucho a Ramón Montoya.

Usted fue un precursor del rock gitano.

Camarón de la Isla también lo fue, aunque él no lo sabía. Igual que Manuel Molina. Me gusta llamarlo flamenco punk antes que rock gitano. Camarón lo tenía muy claro porque era un genio, un adelantado a su tiempo. Por eso empezó a fusionar el flamenco. Tenía una gran seguridad en sí mismo y le daba igual lo que pensara la gente en su momento, aunque la mayoría renegara de esa música.

Pero usted ha mezclado el flamenco con todo.

(Risas) Sobre todo con el rock, el blues o el reggae. Simplemente hace falta conocimiento para hacerlo. Amar mucho la música.

¿Pero el cante mezclado pierde su pureza?

Creo que no porque, como digo, se hace desde el conocimiento. Algunos lo han llegado a definir flamenco barriobajero y nos han criticado mucho. Pero si Camarón de la Isla lo hizo, ¿por qué no se puede hacer? Yo lo tengo claro: desde los tiempos de Veneno y Pata Negra hasta hoy en día, mezclo ese tipo de música porque es lo que me gusta.

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