Las Fallas a través de los sentidos

Las Fallas son, sin duda, una de las fiestas más esperadas entre los valencianos y las valencianas. Durante estos días, València se vista de gala y se prepara para acoger a los miles de turistas que se acercan a la ciudad. 

La pólvora protagoniza las Fallas.

La pólvora protagoniza las Fallas. / URBAN

Saray Fajardo

Saray Fajardo

Con la llegada de los días grandes de Fallas, las calles de València -y de muchos municipios de la Comunitat Valenciana- se transforman. La música, la pólvora, los ninots, la crítica y el color inundan todos los rincones de la ciudad. Los cinco sentidos intentan captar la esencia de esta fiesta, que en 2016 fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 

Miles de vecinos y turistas -sean o no falleros- disfrutan de las decenas de actividades organizadas por las distintas comisiones y que están dirigidas a todos los públicos. 

Así, durante toda esta semana, los casales se convierten en los hogares de muchos falleros y falleras, que desde primera hora de la mañana -y vestidos con sus tradicionales pañuelos y blusones- despiertan a la ciudad con su tradicional «despertà». Posteriormente, los falleros disfrutan de un pequeño almuerzo compuesto por buñuelos y chocolate para recargar pilas y, así, hacer frente a una larga jornada. La pólvora sigue presente durante el resto del día, ya sea a través de la «mascletà» en la plaza del Ayuntamiento o mediante los fuegos artificiales que dan por finalizado un largo e intenso día. 

La música o la indumentaria son otros de los elementos más característicos de esta fiesta, en la que el arte efímero realizado por los artistas falleros durante todo el año se convierte en cenizas el 19 de marzo para dar paso a un nuevo ciclo fallero. 

Vista: Fuego e indumentaria

La belleza de los ninots y la indumentaria fallera llenan de color las calles de la ciudad, que se convierte, durante estos días, en una especie de exposición efímera de arte. Los artistas falleros trabajan durante todo el año para mostrar sus proyectos, los cuales el fuego devora durante la noche de la «Cremà» (19 de marzo) para empezar un nuevo ciclo fallero. Los ojos también se centran en la indumentaria, que se convierten en otro de los pilares fundamentales de esta fiesta. 

Algunos trajes.

Algunos trajes. / Francisco Calabuig

Olfato: Pirotecnia y flores

El olor de la pólvora, que inunda la plaza del Ayuntamiento todos los días, a las 14 horas, convierte la «mascletà» en uno de los actos más destacados dentro del calendario fallero, que se inicia el 1 de marzo. 

Además, la emoción inunda el centro de la ciudad durante los días 17 y 18 de marzo, en el que los falleros ofrendan su flores -y sus deseos- a la «Geperudeta». El dibujo final que compone el manto de la Virgen se convierte en un reclamos. 

La Ofrenda, en una imagen de archivo.

La Ofrenda, en una imagen de archivo. / URBAN

Tacto: Ninots

Durante estos días, las manos de los artistas falleros y miembros de las propias comisiones trabajan a contrarreloj para que las fallas -tanto grandes como infantiles- luzcan de la mejor manera posible con el objetivo de que los ninots se sitúen en lo más alto del podio en la entrega de premios, que se celebra los días 16 y 17 de marzo. Aunque al principio, la «plantà» se hacía al tombe -se monta la falla desde el propio suelo y se sube a mano por los integrantes de la comisión-, ahora son las grúas las que se encargan de colocar cada ninot en su sitio. 

Primeros ninots de la falla del Ayuntamiento

Primeros ninots de la falla del Ayuntamiento / Miguel Angel Montesinos

Oído: Verbenas y bandas de música

Las Fallas no serían lo mismo sin la música. Durante todo el día, las charangas y las agrupaciones musicales recorren las calles y acompañan a los falleros y falleras en los distintos actos celebrados. Al llegar la noche, la fiesta continúa. El cuerpo quiere seguir bailando, a pesar del cansancio acumulado. Por eso, las comisiones ofrecen todo tipo de música. Verbenas, remember o actuaciones de DJs son sólo una pequeña muestra de ello.   

Una banda de música.

Una banda de música. / Daniel Tortajada

Gusto: Buñuelos y paella

Entre tanta actividad fallera, el cuerpo necesita recargar energía. Por eso, no hay nada mejor para coger fuerzas que tomar un chocolate con buñuelos o churros sea la hora que sea. Así, durante estos días, se colocan más de cien establecimientos de venta ambulante a lo largo de la ciudad. Muchos de estos locales se han modernizado durante los últimos años y ofrecen a los clientes otros tipos de comida como perritos calientes o pizza.  

Paella en una falla.

Paella en una falla. / Francisco Calabuig

Sin embargo, no hay nada más valenciano durante estas fechas que una buena paella, ya sea en el propio casal o en algún restaurante de València.