El Arrebato: "He terminado el momento de conquista y ahora toca masticar cada éxito"

El Arrebato dio sus primeros pasos en el mundo de la música en 1985. Casi 40 años después y con diez discos a sus espaldas, el artista regresa con su nuevo álbum «Una tarde cualquiera», donde, en sus palabras, reivindica que «cualquier día puede ser maravilloso». El amor, que se ha convertido en su seña de identidad, vuelve a ser protagonista en la mayoría de sus temas, puesto que es un sentimiento que «está presente en nuestras vidas y en todo lo que hacemos». El público podrá disfrutar de su magia encima del escenario con una puesta en escena renovada el próximo 19 de julio en los Jardines de Viveros. 

El Arrebato.

El Arrebato. / URBAN

Saray Fajardo

Saray Fajardo

El Arrebato regresa con nuevo disco y con una puesta en escena renovada, en la que el público podrá seguir disfrutando de su esencia. València será una de las ciudades que podrá disfrutar de sus nuevos temas y de sus canciones más emblemáticas el próximo 19 de julio en los Jardines de Viveros. 

Presentas el disco Una tarde cualquiera. ¿Es un álbum hecho para escuchar una tarde cualquiera?

Lo que quiero decir es que siempre estamos esperando el momento perfecto para hacer las cosas y yo creo que podemos coger y manejarlo. Hacer que una tarde cualquiera sea perfecta, porque cualquier día puede ser maravilloso y no tenemos que estar esperando y esperando, sino ir a por ello. En una de las canciones del disco lo digo y me parecía un título genérico muy bonito porque quiere decir que construyamos nosotros nuestros momentos, no esperemos a que las cosas sucedan.

¿Qué te gusta hacer una tarde cualquiera?

Es muy difícil. Muchísimas cosas. No me podría quedar con una sola, pero me gustaría que me sorprendiera la tarde. Me gustaría estar con gente querida, con gente con la que me sienta a gusto y esperar que la tarde me sorprenda. Creo que eso es bonito, esperar que te sorprendan los días.

Uno de los temas del disco se titula «Gente luminosa». En estos tiempos tan difíciles es importante rodearse de gente que nos aporte luz.

Es imprescindible. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con alguien, aunque no lo conozcamos, cuando hemos ido a comprar el pan y, de repente, te sonríe, te dice dos cosas y te cambia la mañana? Yo creo que la gente luminosa hay que capturarla, hay que tenerla cerca. Desgraciadamente también existe la gente tóxica. Tenemos que armarnos de gente luminosa y trabajar nosotros mismos para serlo, intentar ir dando luz por la vida, que creo que lo necesitamos todos.

¿Y cómo se hace frente a esas críticas y a ese odio?

La verdad es que tengo suerte porque me siento bastante querido. La gente me suele respetar mucho. En las redes sociales, ya se sabe que hay gente que está ahí detrás anónimamente, a la que todo le parece mal... Yo tengo un amigo que dice que Twitter es darle el micrófono a un tonto. A ver quién le quita el micrófono al tonto ahora. Y es verdad. Yo creo que tenemos que intentar huir de eso y olvidarlo porque no tiene ningún valor. Cuando alguien lo hace por odio, sin un argumento, eso no tiene ningún valor. Intentamos no darle importancia.

Otro de los temas, «Súbete a mi guitarra», habla de algunos de los momentos más duros de tu vida. No sería fácil mostrar esos sentimientos.

No es fácil porque te remueve cosas y demás. Al final acaba siendo un tema, que acaba positivamente porque intento acabar con esto. Súbete a mi guitarra y vamos a cortarle las uñas a los monstruos. Es la historia es de una lucha. Es una pelea. Tuve una infancia un poco puñetera y me crié en un barrio bastante humilde, muy bonito, pero el diablo estaba en todas las esquinas y el peligro estaba en todos lados. Era difícil salir de allí, pero me subí a una guitarra y conseguí escapar. Es intentar dar un mensaje de esperanza para demostrar que se puede, que se consiguen las cosas y que cuando tienes una ilusión muy grande, no hay ningún mal que pueda con ella.

¿Crees que sin todas estas vivencias ahora serías diferente?

Claro, sería diferente seguro. Si no tuviera estas vivencias, sería otra persona. Igual mejor o igual peor, no sé, pero como soy, no. La vida fue así conmigo. Al principio no se portó muy bien y en muchos temas lo digo. La vida siempre vino buscando peleas, pero que yo siempre conseguí convencerlo. Al final lo que me ha enseñado es que siendo luminoso y con una sonrisa abres más puertas que con cualquier pistola. Creo que la sonrisa es la llave más grande que existe. Y creo que al final es lo más importante que hay. Sonreír y mirar a la vida con optimismo.

El disco es una declaración de amor. ¿Ese sentimiento ya es un sello de El Arrebato?

El amor está presente en nuestras vidas, en todo lo que hacemos. En nuestro trabajo, en nuestras inquietudes, en nuestra pareja, en nuestras familias... Y entonces, ¿a qué le canta? Si es que le cante a quien le cante, va a estar el amor relacionado. Hablo del amor a mi tierra, del amor a mi pareja, del amor a mi gente. Abro muchas puertecitas de mi corazón. Como decía, una tarde cualquiera puede ser perfecta para construir un día maravilloso.

Hablabas del amor a tu mujer, con la que llevas desde los 18 años. ¿Crees que ahora ha cambiado esa percepción del amor duradero?

Es verdad que tenemos todos esta sensación. Llevo desde los 18 años casado, pero yo llevo con ella desde los 15. Ahora hay esa percepción de que parece perfecto. Pero yo sigo creyendo en que elegimos muy rápido. Quizás es una sociedad un poco más egoísta, con más inquietudes. Lo que tenemos que hacer es elegir bien a la persona que nos complemente. Cuidarla, valorarla. Entender que nadie es perfecto. El amor no es perfecto. Queremos que el amor sea perfecto. Si no lo es, lo dejo y busco a otro. El amor también tiene sus cositas que, a veces, duelen. Hay que aprender y mejorarlo. Creo que es algo muy complicado. Aguantamos poco las parejas.

A veces es más fácil dejarlo, que solucionar los problemas.

Exactamente. En vez de afrontarlo, solucionarlo o hablar, rompemos. Cuando hay un problema grave, evidentemente hay que reaccionar. Estamos hablando de pequeñas discusiones, de pequeños problemas que tienen solución.

Tras veinte años de carrera musical, es cierto que tu música no suele sonar en la radio, pero atrae a mucho público. ¿Cuál crees que puede ser la fórmula?

Es complicado saberlo, porque, además, si lo sabes, puedes intentar exagerar y lo estropeas. Yo creo que tiene que ver mucho con la sinceridad, con la verdad... Ahora en el mundo de las redes sociales, donde hay tantos mundos de fantasía y donde todo el mundo expone lo mejor de sí, la gente al final acaba buscando algo auténtico. Algo que sea de verdad. Al final buscamos algo creíble, que sea verdad. Cada vez que voy a sacar un disco, no sé cómo no bajar el listón, cómo la gente me va a seguir diciendo que sí. Y, sin embargo, es bonito porque siguen diciéndote que sí y siguen siguiéndote. Y creo que es por la sinceridad y la credibilidad.

Con el auge de plataformas como Spotify, sacar un disco en físico no debe ser nada sencillo.

Es tan complicado… No tiene sentido, la verdad. A ver, sí que tiene sentido porque tú sacas un disco conceptual donde hay mucha gente que te sigue, que tiene una colección tuya y que la mantiene. Los discos son una parte muy pequeña que prácticamente no merece la pena, pero sí es verdad que hay un público que sí le gusta tenerlo y que te sigue. Es una obra conceptual para los seguidores, los fans y los ‘arrebateros’.

A día de hoy, es imposible alcanzar las cifras en ventas que se alcanzaban con los primeros discos.

Es imposible. Yo recuerdo que en el primer disco vendimos 700.000 discos, el segundo fueron también casi igual y en el tercer disco vendimos casi 2 millones de discos, que fue una barbaridad. Eso hoy en día es imposible. Hoy en día vender 20.000 discos es una proeza. Hoy los artistas que más venden físicamente venden eso, es decir, unos 15.000 o 20.000 discos. Imagínate la diferencia hasta los dos millones. Es una locura. Los tiempos van cambiando y ahora se vende más digitalmente, la gente escucha música de otra manera. Es renovarse o morir.

¿Sigue existiendo el miedo a ver cuál será la reacción de la gente?

Sí, mucho. Está ese miedo o preocupación por no defraudar porque sabes que la gente te espera con expectación y tú tienes que estar a la altura de todo ese cariño, de todo ese apoyo. Son momentos que lo paso mal, pero me hace esforzarme y dar lo mejor de mí.

Dos de tus temas más conocidos son «Búscate un hombre que te quiera» y el himno del Sevilla. ¿Cuál fue más difícil de crear?

Los dos fueron muy espontáneos. Salieron muy de adentro. El himno del Sevilla no era para mí ni para mi público, sino para una sociedad que era multiclasista, de todas las edades, de todos los gustos musicales, de todas las religiones... Y tenías que poner de acuerdo a todo el mundo. Era un himno. Es muy complicado. Al final pensé que el corazón era el mismo, el de todos.

El fútbol es un deporte de sentimiento.

Sí, muy traccional y muy radical. La gente en el fútbol es blanco o negro, no hay tinta ni media tinta. Es muy difícil. Poner de acuerdo a todo el mundo es muy difícil. Y el himno lo ha conseguido. Se ha quedado y ha perdurado. Un himno no es un himno hasta que no lo canta el pueblo. Sevilla lo ha hecho suyo, la gente lo canta, lo hace suyo. Ahí es cuando ha empezado a ser un himno. Antes simplemente era una canción.

¿Te consideras futbolero?

Soy muy futbolero, me gusta mucho el fútbol, soy muy sevillista. La verdad es que fue todo un privilegio para mí.

¿Y cómo ve El Arrebato su futuro?

Ahora mismo estoy disfrutando mucho. Estamos en un buen momento. Estoy disfrutándolo y no me planteo nada muy lejano. Yo estoy muy contento, muy feliz. Ahora mismo quiero trabajar y disfrutar. He terminado casi el momento de conquista. Y ahora es el momento de disfrutar, de masticar cada éxito... Y de ser consciente que muchas veces vas muy deprisa y no te das cuenta de lo bonita que es tu vida.

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