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El autor del hombre Fountain, escultura cuya boca vomita agua, ha mostrado su malestar por el acto de vandalismo que ha sufrido a las puertas del IVAM de Valencia. Desde Nueva York, donde el pasado 10 de diciembre inauguró "Pierrot le fou is (not) dead" en Claire Oliver Gallery, el mallorquín Bernardí Roig sostiene: "El vandalismo no es un lugar de discusión, sino de exclusión." Poco después añade: "El lugar del debate es otro, y aunque en arte es habitual el vandalismo -recuerda el beso reciente a un cuadro de Cy Twombly o en los ochenta el vertido de pintura al Guernica-, estoy en contra de estos actos."

Perplejo de que el agresor, ya detenido por la policía, "no sea un salvaje, sino un licenciado en Bellas Artes que ha tenido su reacción frente al arte, y ha dicho la suya", no deja de inquietarle la poda a su exposición.

"La escultura se tendrá que restaurar, pero no quiero que hagan nada hasta que no regrese a España. Quiero supervisar todo el proceso. Es lástima porque era una pieza nueva que hice para la exposición en el IVAM", comenta.

Respecto a la seguridad de la escultura, Bernardí Roig se mostró "totalmente convencido de que las condiciones adoptadas por el museo eran las adecuadas, lo que ocurre es que la escultura en la vía pública es susceptible de ser atacada, es vulnerable a las agresiones y, desde luego, si alguien se quiere cargar una obra, lo consigue". Bromea en ese sentido acerca de una obra que ahora mismo se puede ver en Milán y que, "elevada a ocho metros del suelo, también podrían apedrearla, ¡pero no voy a dar ideas!".

Roig replica al agresor cuando éste esgrimió que centros como el IVAM son opacos a los artistas jóvenes: "Es mentira. Hay artistas jóvenes exponiendo en este centro de arte y, además ¡yo no soy viejo!"

El paroxismo le ha llegado de pleno a Bernardí Roig, un artista que siempre se ha aliado en propuestas al filo de la navaja, con la sentencia del agresor: "Me dan asco." Responde el mallorquín: "¡Hombre, mi obra siempre ha querido provocar emociones, y, ciertamente, el asco, el vómito lo son, pero no van por ahí los tiros."

Bernardí Roig inauguró en Valencia su "Shadows must dance" tras su paso en la última Bienal de Venecia donde él expuso en Ca Pesaro esta "mirada nueva" a la historia del arte. El mallorquín reinterpretaba clásicos del arte y los ponía en diálogo con sus obras. No podía imaginarse que otro clásico, la agresión al arte, le iba a dejar sin pies su Fountain, inspirada en "Self Portrait", de Bruce Nauman.

El autor de los daños está arrepentido

El licenciado en Bellas Artes acusado de dañar la obra de Bernardí Roig está arrepentido por lo sucedido y reconoció ante el juez los hechos. El acusado de un delito contra el patrimonio artístico pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 19 de Valencia el pasado lunes, después de ser detenido por la Policía Local de Valencia esa misma madrugada. Según alegó a este periódico, después de tirar la escultura al suelo y ver que se había roto, no huyó del lugar, sino que se esperó hasta que llegó la policía. El letrado de la defensa, Eduardo Ballester, aseguró que pedirá una reducción de la pena ya que hubo arrepentimiento espontáneo y además su cliente confesó los hechos ante el juez.