València inicia el año abierta en canal por las obras en El Cabanyal, Orriols y la calle Alicante

Las reformas previstas en Nazaret, plaza del Ayuntamiento y Pérez Galdós son las asignaturas pendientes a corto plazo aunque tendrán un gran impacto en el día a día de los vecinos

La «Ciutat de Places» ultima dos nuevos incorporaciones: Roma y Forn d’Alcedo

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

No hay más clásico en el mapa de una ciudad que las señales de tráfico triangulares con un obrero con una pala en la mano junto a un montículo. Sinónimo de calle cortada o acortada. Ayer, la ciudad amaneció narcotizada por los efectos de la fiesta de la noche anterior y por el carácter de festivo del 1 de enero. Pero hoy mismo está previsto que hormigoneras y volquetes vuelvan al trabajo. Molesto por una parte, pero necesario en una ciudad en constante evolución. 

València amanece 2024 a la espera de meterse, nunca mejor dicho, manos a la obra. Porque son varios los trabajos de cierta entidad que hay en marcha, pero mucho mayores los que han de venir. Parc Central continúa su labor de preparar el soterramiento de las vías, pero ese trabajo pasa desapercibido porque es poco invasivo. Pero el centro mismo de la ciudad sigue sufriendo, y especialmente algunos comercios muy tensionados por ello, las obras que conecten a pie las estaciones de tren de Xàtiva y Alicante mantienen mortificada esta última calle y sus alrededores y, en el mejor de los casos, mantendrá interrumpido el vial hasta el verano. 

El "bosque de entrada" al Cabanyal

El otro gran foco de obra, por sus dimensiones, es la reorganización del final de Blasco Ibáñez a su llegada al Cabanyal y las obras que también se desarrollan en sus alrededores. El espectacular cambio que tendrá el paisaje de la zona no ha impedido, sin embargo, que el tráfico pueda seguir desarrollándose. Más allá de la polémica por los fondos Edusi, el «bosque urbano» que debe transformar la puerta de entrada al barrio debería estar finalizado dentro de tres meses. 

Cambio de cara a Orriols

La otra gran obra que hay en marcha tiene levantada la parte vieja del barrio de Orriols, donde se está llevando a cabo el final del proyecto de reurbanización. Está terminando la peatonalización de la calle Agustín Lara y uno de los callejones junto a Arquitecto Rodríguez -en una de las zonas más deprimidas del barrio- antes de acabar con el cambio integral de cara a esta zona. 

València Ciutat de Places -programa de peatonalizaciones heredado del anterior equipo de gobierno- tiene en plenas obras dos más: la de Roma -cuyos trabajos coinciden con la urbanización definitiva, y exasperantemente lenta, del polideportivo de Nou Moles- y la de la plaza de la iglesia del Forn d’Alcedo, que dará a ambas una cara más amable. Entre los carriles bici, Jesús ha finalizado el suyo, pero está pendiente el eje de la calle Cuenca, interminable en su ejecución. 

En cualquier caso, València ha amanecido 2024 con la enorme perspectiva por delante de Nazaret, Ayuntamiento y Pérez Galdós como grandes asignaturas pendientes y con los cambios que se lleven a cabo a los proyectos iniciales, que pueden retrasar el inicio de las mismas.